Erdogan gana la segunda vuelta presidencial y extiende su gobierno en Turquía hasta 2028
El presidente turco derrotó al opositor Kemal Kilicdaroglu, prolongando así su control del poder a la tercera década. Crece el temor por un mayor autoritarismo en el país.
Ni la crisis económica con su fuerte inflación, ni la gestión del desastroso terremoto que le costó miles de muertos a Turquía, ni la deriva autoritaria del régimen bastó para desbancarlo del poder. A los 69 años, Recep Tayyip Erdogan derrotó al socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu en la segunda vuelta presidencial de este domingo, asegurando su cargo hasta 2028 y extendiendo su control del poder hasta una tercera década.
Luego de una tensa jornada de balotaje, con denuncias de graves irregularidades por parte de la oposición, Erdogan se aseguró otros cinco años a los 20 que ya lleva gobernando el país, primero como primer ministro (2003-2014) y luego como presidente.
Con el 99,8% de los votos escrutados, Erdogan se impuso con un 52,14%, contra el 47,86% de Kilicdaroglu. En la primera vuelta del 14 de mayo, el mandatario obtuvo un 49,52% de los sufragios, versus el 44,88% del líder opositor. El tercer candidato, el ultranacionalista Sinan Ogan, consiguió entonces un 5,17%.
A medida que se fue conociendo la victoria de Erdogan, autoridades extranjeras empezaron a felicitarlo. El primero en hacerlo fue el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, a quien luego siguió el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. “Felicitaciones al Presidente Recep Tayyip Erdogan en su incuestionable victoria electoral”, señaló Orbán en su cuenta de Twitter.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, y su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, cuyos países están en guerra en Ucrania, también saludaron el triunfo de Erdogan. Putin aseguró que su victoria era una “evidencia clara” de que el pueblo turco apoya sus esfuerzos para “fortalecer la soberanía estatal y seguir una política exterior independiente”. Zelensky dijo que contaba con construir una asociación entre los dos países y fortalecer la cooperación “para la seguridad y la estabilidad de Europa”.
Ya a las 8 de la noche, cuando los resultados estaban claros, Erdogan se proclamó ganador de las elecciones fuera de su residencia en Estambul: “Quisiera agradecer a los ciudadanos que fueron a las urnas y emitieron sus votos. Quiero agradecer a nuestro pueblo por privilegiarnos con la responsabilidad de gobernar el país durante los próximos cinco años”.
Se burló de la derrota de su rival, Kemal Kilicdaroglu, diciendo “bye, bye, bye, Kemal”, ante los abucheos de sus partidarios. “El único ganador este día es Turquía”, declaró Erdogan. “Estas elecciones se celebraron en circunstancias muy difíciles, hubo toda clase de calumnias y difamaciones”, dijo a la prensa Kilicdaroglu, de 74 años, después de votar.
Respecto a la participación en el balotaje, contó con menos votantes que la primera vuelta: mientras que hace dos semanas asistió el 87,04% de los votantes a los locales, este domingo bajó a un 84,25%, lo que de todos modos es un número alto en relación a comicios en otras partes del mundo.
Durante el día, el vicepresidente del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), Ozgur Ozel, acusó que habían ocurrido ataques a los observadores de las elecciones en locales de votación. A través de Twitter, el político que pertenece a la tienda de Kilicdaroglu, señaló que algunas personas habían sido golpeadas en la provincia de Sanliurfa.
Según el opositor, los teléfonos celulares de los observadores habrían sido rotos, después de que estos objetaran irregularidades en los votos. Por esto mismo, ya advirtieron que un abogado del partido estaba en el lugar.
Las elecciones de hace dos semanas no fueron solo presidenciales: se eligieron los 600 escaños del Parlamento turco, donde el partido de Erdogan resultó vencedor, y el de Kilicdaroglu quedó en segundo lugar.
La alianza liderada por el conservador Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) obtuvo 323 escaños, por lo que no enfrentará muchos obstáculos al hacer avanzar su agenda. De todos modos, fue un retroceso en comparación con la elección de 2018. Por su parte, la Alianza Nacional, que lidera el partido CHP, consiguió 212 parlamentarios. La izquierda, por su parte, con la Alianza Trabajo y Libertad se quedaron con el resto de los escaños: 65.
A pesar de que Turquía pasó a un sistema presidencialista luego de un referéndum en 2017, el Parlamento sigue teniendo enormes poderes, desde la ratificación de tratados hasta la posibilidad de hacer enmiendas a la Constitución. Con tantos representantes a su favor, Erdogan no verá muchos problemas en los próximos cinco años que se espera, esté en el poder.
Durante la guerra en Ucrania, el gobierno de Erdogan ha intentado proponerse como un mediador entre Moscú y Kiev. En tanto país de la OTAN, pero sin estar completamente alineado con Estados Unidos y la Unión Europea, Turquía ha jugado un papel de contradictor importante en el seno del bloque trasatlántico: durante los procesos de ingreso a la OTAN por parte de Finlandia y Suecia, es Estambul que ha tenido “la última palabra”, aceptando al primer país, y aún hoy, rechazando al segundo.
A la luz de los resultados de este domingo, Erdogan ha conservado el apoyo de los votantes conservadores, que le siguen siendo fieles porque aumentó la importancia del islam en Turquía, un país fundado sobre principios seculares, y porque el país ha ganado influencia en la política internacional.
Erdogan fue puesto a prueba como nunca antes en lo que se consideraron las elecciones más importantes de los 100 años de historia del país como república post-otomana. Kilicdaroglu formó una poderosa coalición que agrupaba a antiguos aliados de Erdogan, desencantados, con nacionalistas laicos y conservadores religiosos.
Los partidarios de la oposición consideraron que era la oportunidad de salvar a Turquía de la autocracia de un hombre cuya consolidación del poder rivaliza con la de los sultanes otomanos. “Mi verdadera tristeza es por las dificultades que esperan al país”, se lamentó Kilicdaroglu este domingo tras el triunfo de su rival.
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