“El general israelí retirado que agarró su pistola y se enfrentó a Hamas”, tituló el diario The New York Times un artículo publicado este jueves dedicado a Israel Ziv, un condecorado paracaidista, quien a sus 66 años de edad no dudó en volver a tomar las armas, cuando el sábado milicianos de Hamas en Gaza se agruparon en varios puntos de la frontera para penetrar una zona que se creía impenetrable, perpetrando “el peor ataque contra Israel desde la guerra de Yom Kippur en 1973″, como lo calificó el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
Ziv estaba dando un paseo en bicicleta el sábado por la mañana cuando empezó a llegarle una avalancha de llamadas alarmantes. Desde Gaza se había disparado una enorme andanada de cohetes. Hombres armados de Hamas, el grupo islámico radical que controla el enclave palestino, estaban cruzando la frontera. Pronto se enteraría de que el hijo de un amigo estaba atrapado en un kibutz. Corrió a casa, se puso el uniforme y tomó su arma, una pistola nueve milímetros, detalla el periódico estadounidense.
El exjefe de la Dirección de Operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel salió de su casa cerca de Tel Aviv, volando por una carretera desierta en su nuevo Audi blanco. Llegó a la zona de batalla alrededor de las 10 a.m. A medida que se acercaba a la frontera de Gaza, columnas de humo negro se elevaban frente a él y el Ejército israelí, al menos al principio, no estaba a la vista, señala el Times. Los atacantes de Hamas corrían por la zona, premunidos de ametralladoras pesadas y lanzagranadas propulsados por cohetes, disparándole. “Todos ellos estaban encima”, relató. “Cientos de ellos”.
Viajaba con un amigo cercano, Noam Tibon, un general retirado de 62 años, cuyo hijo quedó atrapado en el kibutz de Nahal Oz. Amir Tibon, un destacado periodista del diario Haaretz, había llamado a su padre profundamente angustiado y le había dicho que hombres armados se estaban acercando a él y a su familia. En entrevistas recientes con los medios, Noam reveló el diálogo que tuvo con su hijo: “Créame, iré. Esta es mi profesión. Nadie puede pararme”.
Ziv dijo que mientras se acercaban a Gaza, los incendios ardían por todas partes y los hombres armados de Hamas disparaban contra edificios y automóviles que pasaban. Al principio, aseguró, no vio ningún soldado israelí. Pero a medida que avanzaban hacia las aldeas sitiadas, se encontraron con pequeños grupos de soldados israelíes que intentaban contraatacar, pero claramente superados en número. “Las cosas no estaban organizadas”, reconoció.
Él y Tibon se unieron a un pelotón de jóvenes soldados, amontonaron a varios de ellos en el Audi y comenzaron a atacar a los pistoleros de Hamas en la carretera, dijo Ziv. Fue difícil enfrentarlos solo con una pistola, reconoce, pero después de que un soldado en su automóvil resultó herido, el general retirado agarró su M16 y comenzó a disparar por la ventana.
La peor sensación, sin embargo, fue saber que, aunque eran algunos de los primeros en responder, ya era demasiado tarde. Los cadáveres estaban esparcidos en la carretera, a lo largo de los senderos de los kibutz. “Nadie podía imaginar que harían lo que hicieron”, comentó Ziv al Times. “Es una brutalidad que no hemos presenciado desde el establecimiento de Israel”.
Ziv y Tibon se separaron cerca del kibutz donde vivía el hijo de este último. Mientras Tibon se unió a un grupo de soldados israelíes que luchaban contra miembros de Hamas allí y finalmente rescató a Amir, Ziv corrió hacia otros puntos conflictivos. Dijo que pasó casi 24 horas seguidas recorriendo los kibutz y las aldeas atacadas, disparando su propia arma, organizando evacuaciones de civiles y coordinándose con el Ejército para enviar unidades de respaldo lo más rápido posible.
Lo peor que encontró fue el sitio donde el viernes por la noche varios miles de jóvenes, israelíes y muchos extranjeros, acudieron en masa a una fiesta cerca del Kibbutz Re’im, a unos pocos kilómetros de la frontera de Gaza. Hamas disparó los primeros cohetes contra los asistentes el sábado por la mañana. Testigos presenciales dijeron que los cohetes fueron seguidos rápidamente por disparos contra la multitud, cuando cientos intentaban huir. Según reportes recientes, se hallaron 250 cuerpos en el lugar de la rave.
Cuando Ziv llegó allí el sábado por la noche, dijo, ya no quedaba nada por hacer. Había cadáveres por todas partes. Corrió hacia un joven que se había desplomado de un automóvil y le palpó el cuello. No tenía pulso. “Creo que el desencadenante de todo este ataque fue este evento (…) Hamas planeó esto durante mucho tiempo. Pero sabían que una masa crítica estaría aquí este fin de semana”, comentó el general israelí. “Todavía puedo escucharlos gritar”, señaló en alusión a las víctimas de la fiesta.
Noam Tibon, en tanto, se desvió varias veces de su objetivo para ayudar en otros kibutz hasta llegar al de su hijo, acompañado de un soldado al que había convencido para que lo acompañara. Al entrar en Nahal Oz, se unieron a un comando de las fuerzas especiales paracaidistas, que iban casa por casa enfrentándose a los terroristas. Mataron a los seis milicianos que estaban alrededor de la casa de Amir. “Cuando llegué al área de la casa de mi hijo había al menos cinco cadáveres de terroristas y soldados israelíes asesinados”, relató, según consigna el New York Post.
Fue una de las hijas de Amir Tibon quien reconoció por primera vez la voz del general retirado al otro lado de la ventana blindada, alertándoles de que finalmente había llegado. Después de pasar horas en el refugio antiaéreo con terroristas armados al otro lado del muro, a las 16.00 oyeron un golpe en la ventana. “‘El abuelo está aquí'”, dijo que gritó su hija. “Y ahí es cuando todos empezamos a llorar. Y fue entonces cuando supimos que estábamos a salvo”, escribió el periodista en una crónica publicada el domingo en Haaretz, titulada “Mi papá, de 62 años, luchó contra los terroristas de Hamas para liberar a mi familia. El Estado israelí nos falló”.
“Pero los momentos de alegría duraron poco. A medida que más y más familias llegaban a nuestra casa, nos enteramos de las atrocidades que sucedieron ese día”, relató Amir, antes de cerrar la crónica donde es protagonista con una demoledora crítica al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
“Algo salió mal en esta guerra. Los términos del acuerdo entre nosotros y el Estado siempre han sido claros: nosotros protegemos la frontera y el Estado nos protege a nosotros. Cumplimos heroicamente nuestra parte del trato. El Estado de Israel no hizo su parte por muchos de nuestros queridos amigos y vecinos en este oscuro día del 7 de octubre”, concluyó Amir Tibon.