Un retorno a la “normalidad” y a la vida pública esperan ansiosos los europeos, tras el anuncio de algunos países de reabrir en los próximos días la sociedad, aunque de manera gradual, tras la crisis que ha dejado la pandemia de coronavirus. Tras semanas de encierro y de estrictas medidas de aislamiento, algunos países del Viejo Continente, como Austria y Dinamarca, han celebrado la desaceleración en las cifras de contagios y fallecidos y han decidido relajar la cuarentena y permitir que las personas regresen a sus actividades. Eso sí, no todos están de acuerdo con ello, por lo que algunos expertos indican que todavía se podría producir una importante ola de nuevo contagios. Es por eso que países como Francia y España han preferido alargar sus medidas de confinamiento.
China, el primer epicentro de la enfermedad, ya ha estado intentando gradualmente levantar su estricto bloqueo en las últimas semanas, reabriendo tiendas, bares y cines después de meses de cierre.
España, Italia y Francia registraron esta semana una baja en el número de fallecidos con respecto a los niveles cercanos a los mil muertos cada 24 horas que contabilizaban hace unos días. Aquello fue visto como una señal de esperanza y optimismo para muchos. Así, por ejemplo, el ministro de Salud español, Salvador Illa, señaló que el gobierno se está preparando para la “desescalada o transición” del aislamiento, incluso si quedan “días de esfuerzo” antes de eso. Ambos países suman hasta ahora, en conjunto, más de 33 mil fallecidos.
Lo que ha observado Europa en las últimas semanas es que las restricciones al movimiento están teniendo un devastador impacto en sus economías, y los políticos están bajo presión para relajarlas lo más rápido posible. Por eso, como una suerte de triunfo frente a los otros países, Austria fue el primero de la Unión Europea en anunciar que el martes se realizará la primera apertura, con las tiendas de menos de 400 m2. “Hasta ahora, hemos resistido la crisis mejor que otros países. Nuestro objetivo es salir más rápido que los demás”, señaló el canciller austríaco de 33 años, Sebastian Kurz, al presentar su plan el lunes pasado. Así, luego de cuatro semanas de aislamiento, el gobierno pretende que las otras empresas abran desde el 1 de mayo, con la excepción de la industria hotelera y de restaurantes, que reabrirán “en etapas”, a partir del 15 de mayo. Sin embargo, usar una mascarilla será obligatorio en todas partes.
“Reaccionamos más rápido y más drásticamente, pudimos evitar lo peor”, defendió el canciller, tras sumar 13.244 casos y 295 fallecidos en su país.
Dinamarca también había adelantado que planea reabrir el país próximamente. “Si durante las próximas dos semanas, a lo largo de la Pascua, permanecemos juntos manteniéndonos separados, y si los números permanecen estables durante las próximas dos semanas, entonces el gobierno comenzará nuevamente una apertura gradual, tranquila y controlada de nuestra sociedad”, había indicado la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen.
El gobierno danés proclamó la reapertura “prudente y controlada” de jardines infantiles y escuelas primarias, a partir del 16 de abril, y luego de las escuelas secundarias el 10 de mayo. Las reuniones grandes permanecerán prohibidas hasta agosto.
Otro país que relajará gradualmente sus restricciones es Noruega, que lo hará a partir del 20 de abril. “Juntos hemos tomado el control del virus y así podemos abrir la sociedad poco a poco”, dijo la primera ministra, Erna Solberg, el martes.
República Checa, por su parte, anunció que las tiendas que venden algunos productos no esenciales reabrirían a partir del jueves pasado. El país había declarado estado de emergencia el 12 de marzo, y cuatro días después cerró sus fronteras. “Ahora podemos manejar la pandemia relativamente bien desde aquí. No es la pandemia la que nos está manejando ”, indicó el ministro de Salud checo, Adam Vojtech, en una conferencia de prensa.
En Alemania, en tanto, economistas, abogados y expertos médicos recomiendan una recuperación gradual de la economía que permitiría a industrias y trabajadores específicos reanudar sus actividades mientras se toman medidas para evitar el resurgimiento del virus.
Riesgo de resurgimiento
El problema está en que los expertos no comparten la flexibilización de las medidas de confinamiento antes de que se encuentre una vacuna, y advierten sobre el riesgo que aquello podría conllevar. Un estudio de la revista médica The Lancet, basado en el brote de China y publicado el miércoles, muestra que el levantamiento prematuro de medidas podría provocar una segunda ola de infección. “Si bien estas medidas de control parecen haber reducido el número de infecciones a niveles muy bajos, sin inmunidad colectiva contra Covid-19, los casos podrían resurgir fácilmente a medida que las empresas, las operaciones de fábrica y las escuelas se reanuden gradualmente y aumenten la mezcla social, particularmente dado el riesgo creciente de casos importados del extranjero”, apuntó el profesor Joseph T. Wu de la U. de Hong Kong, quien codirigió la investigación, en un comunicado de prensa.
Ciertamente, el ejemplo de China ha inspirado a algunas naciones, puesto que las estrictas medidas para evitar el movimiento de personas en China, que se tomaron el 23 de enero, se han ido relajando progresivamente con la reapertura gradual de fábricas y oficinas.
Los expertos en Europa piensan igual que los investigadores de The Lancet. “Siempre debemos recordar que, independientemente de la disminución en el número de casos nuevos, este virus permanecerá entre la población”, advirtió Giovanni Rezza, epidemiólogo jefe del Instituto Nacional de Salud de Italia, a The Wall Street Journal. “Esta es solo una primera batalla que enfrentamos con cierto grado de éxito”, agregó.
“La segunda ola puede pasar en cualquier caso, porque la población que se ha estimado afectada en España sería en torno al 15%. Son los posibles infectados que tendrían un cierto grado de inmunidad. Por tanto, la mayoría de la población no está protegida y si el virus sigue circulando se darán brotes epidémicos de mayor o menor tamaño”, advierte a La Tercera Joan Caylà, exjefe del servicio de Epidemiología de la agencia de Salud Pública de Barcelona. Para el experto, la apertura se debería dar “cuando se llegue a un número de casos y de contactos que ya sea asumible por la infraestructura sanitaria del país, debe ser gradual. Los últimos en dejar el confinamiento sería la gente muy mayor y la que tenga problemas de salud importantes”.
Escuchando estas recomendaciones, algunos países han preferido ir en la dirección contraria a la de Austria y Dinamarca, y han anunciado que extenderán el período de cuarentena obligatoria.
El jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, obtuvo el jueves el respaldo del Parlamento para extender el estado de emergencia hasta el 26 de abril. Su homólogo italiano, Giuseppe Conte, también se estaría preparando para prolongar el cierre por otras dos semanas, desde el 13 de abril, según consigna Bloomberg. De todas formas, durante la semana, el diario Corriere della Sera indicaba que algunas empresas podrían reabrir a mediados de abril, y que el levantamiento de algunas restricciones de viajes podría ocurrir en mayo. Angelo Borrelli, jefe de la Agencia de Protección Civil de Italia, sugirió que la “fase dos” del cierre del país podría comenzar el próximo mes.
Al mismo tiempo, en Italia el gobierno italiano prolongó el viernes hasta el 3 de mayo, el confinamiento y la desaceleración de la actividad económica impuesta hace un mes para intentar atajar la pandemia del coronavirus. “Es una decisión difícil pero necesaria, cuya responsabilidad política asumo totalmente”, declaró el primer ministro, Giuseppe Conte, en un discurso oficial.
El bloqueo que entró en vigencia en Francia el 17 de marzo y que se ha extendido una vez, ahora se prolongará por una segunda vez, más allá del 15 de abril. En Alemania, por otra parte, donde se espera que la economía se reduzca en casi un 10% en el trimestre actual, la canciller, Angela Merkel, consultará con los primeros ministros regionales sobre qué tan pronto y en qué medida se pueden aliviar las restricciones actuales.
Mientras el continente se divide entre la reapertura y la cuarentena, el mundo supera ya los 1,6 millones de contagiados.