Un acuerdo revolucionario, según el diario Le Monde. Ayer, el Presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, presentaron un plan para relanzar a Europa que incluye un fondo de ayuda de 500.000 millones de euros para los países más golpeados por la crisis del Covid-19.
El acuerdo, al que llegaron tras semanas de discusiones entre sus equipos y numerosas videoconferencias, se basa en cuatro pilares: la estrategia sanitaria, un fondo de reconstrucción para la solidaridad y el crecimiento, aceleración de la transición ecológica y digital y un fortalecimiento de la capacidad y soberanía industrial europea.
Para Macron representa un gran paso adelante y “lo que la eurozona necesita para permanecer unida”. Sin embargo, para Merkel se trata de un gran giro en su postura hacia la Unión Europea. A fines de marzo, Berlín estaba en contra de cualquier medida que, de una u otra forma, significara unir la deuda de los europeos. En cambio, ahora la canciller detalló que la Comisión Europea recaudaría dinero para el fondo dirigido a los sectores y regiones más afectadas mediante préstamos en los mercados, que se pagarían gradualmente del presupuesto general de la UE.
La deuda sería luego pagada por los Estados miembros, aunque ayer no quedó claro cuánto contribuirían los principales beneficiarios como España e Italia.
Así, el Mandatario francés explicó que los 500.000 millones de euros “tienen vocación de ser reembolsados”, una declaración que pareció ir dirigida a los países más reticentes a compartir la deuda con los más afectados, como los Países Bajos y otras naciones ricas del norte de Europa.
El acuerdo anunciado ayer todavía debe ser ratificado por los 27 miembros del bloque. Las discusiones sobre cómo debiera materializarse la ayuda a los países más afectados por la crisis amenazó con romper los lazos dentro de la Unión Europea.
“Europa ha cometido, sin duda alguna, errores al comienzo de la crisis, porque la competencia sanitaria no es una competencia europea y, también, porque ha habido reflejos nacionalistas. Tenemos que sacar conclusiones de ello”, señaló Macron.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio una suerte de beneplácito a la propuesta y señaló que “reconoce el alcance y el tamaño del desafío económico que enfrenta Europa”. En la misma línea, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo que el plan era “ambicioso, específico y bienvenido”. En el equipo del primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dieron la bienvenida a “un paso en la dirección correcta, que Italia había esperado desde el principio”.
Pero como era de esperar, no todos están de acuerdo con el plan anunciado. El canciller austriaco, Sebastian Kurz, insistió en que su país respalda la concesión de préstamos a los países miembros afectados por la pandemia, en lugar de subvenciones.
“Consideraremos propuestas e ideas como lo hicieron los franceses y los alemanes. Eventualmente debe haber una propuesta de la Comisión Europea y ese será el punto de partida para las discusiones”, dijo, por su parte, Stephan Schrover, portavoz del primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte.