Isabel II reaparece tras muerte de su marido para presentar programa político de primer ministro Boris Johnson
Como dicta la tradición, la reina, de 95 años, leerá ante la Cámara de los Lores un discurso escrito por el ejecutivo durante una ceremonia en la que suele aparecer ataviada con el atuendo tradicional, que incluye la capa de armiño, una gruesa cadena de oro y una pequeña corona. Viuda desde el 9 de abril, la monarca, a quien el fallecimiento del hombre con quien estuvo casada 73 años dejó un “enorme vacío” según su familia, estará acompañada por su hijo mayor y heredero al trono, el príncipe Carlos, de 72 años. El discurso de la monarca expondrá los planes del gobierno británico para el próximo año.
La reina Isabel II hará este martes su primera aparición pública desde el funeral de su marido, el príncipe Felipe, para inaugurar una nueva sesión parlamentaria y presentar la agenda legislativa pospandemia de un Boris Johnson reforzado por las elecciones locales.
La última vez que la monarca llevó a cabo esta pomposa ceremonia, retrasada y recortada ahora debido al coronavirus, fue en diciembre de 2019, cuando Johnson acababa de lograr una aplastante mayoría absoluta arrebatando bastiones a la izquierda gracias a la promesa de atajar la creciente brecha entre la riquísima Londres y el resto del país.
Poco después estallaba una pandemia global que se ha cobrado 127.000 vidas en el Reino Unido y obligó al controvertido primer ministro conservador a gastar ingentes cantidades de dinero para mitigar sus efectos en lugar de construir las escuelas e infraestructuras que había prometido.
Aún así, y pese a verse rodeado por varios escándalos de amiguismo y posible corrupción, el triunfo de su Partido Conservador en las elecciones municipales de la semana pasada demostró que no ha perdido al electorado.
Ahora es el momento de “mirar hacia adelante y seguir cumpliendo las promesas que le hicimos al pueblo británico”, afirmó antes de la ceremonia un Johnson respaldado ante la opinión pública por la buena situación sanitaria tras casi cuatro meses de duro confinamiento y una exitosa campaña de vacunación.
“No sólo nos ocuparemos de las consecuencias de la pandemia, sino que iremos más allá para unir y nivelar el país, luchar contra la delincuencia y crear oportunidades en todo el país para que las empresas y las familias construyan un futuro mejor”, subrayó.
Ecología y migración
Como dicta la tradición, la reina, de 95 años, leerá ante la Cámara de los Lores un discurso escrito por el ejecutivo durante una ceremonia en la que suele aparecer ataviada con el atuendo tradicional, que incluye la capa de armiño, una gruesa cadena de oro y una pequeña corona.
Viuda desde el 9 de abril, la monarca, a quien la muerte del hombre con quien estuvo casada 73 años dejó un “enorme vacío” según su familia, estará acompañada por su hijo mayor y heredero al trono, el príncipe Carlos, de 72 años.
Será la primera vez que se la vea en público desde el funeral del príncipe Felipe el 17 de abril en el castillo de Windsor.
Debido a la pandemia, la fastuosa ceremonia verá reducida su procesión real por los pasillos del parlamento, con la presencia de un número menor de diputados y senadores.
El discurso de la reina expondrá los planes del gobierno para el próximo año, incluida la finalización de un proyecto de ley de medio ambiente para establecer objetivos legalmente vinculantes de emisiones de gases con efecto invernadero.
El Reino Unido se prepara para acoger la conferencia de Naciones Unidas sobre el clima COP26 en Glasgow en noviembre y quiere predicar con el ejemplo comprometiéndose a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.
Johnson pretende también endurecer su política migratoria, una de las promesas claves del referéndum de 2016 sobre el Brexit, que logró llevar plenamente a cabo el pasado 1 de enero pese a la pandemia.
Y se enfrenta al reto de mantener unido al Reino Unido, tras la victoria en las elecciones del jueves al Parlamento regional de Escocia de las fuerzas independentistas que reclaman un nuevo referéndum de autodeterminación, al que Londres se opone firmemente.
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