Diciembre: Un virus con síntomas de neumonía
Diciembre fue el mes en que se inició la propagación de un virus desconocido en China, pero que en Occidente parecía una enfermedad muy lejana y sin mucha claridad sobre sus consecuencias. Con el paso de las semanas, la información fue siendo más certera y llevó a que el 31 de diciembre las autoridades chinas informaran a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la posibilidad de un nuevo virus con síntomas de neumonía, pero de etimología desconocida. Se había detectado en Wuhan, en la provincia de Hubei, y la mayoría de los casos estaban relacionados con un mercado de mariscos. Fue el primer mensaje público sobre una enfermedad que se convertiría posteriormente en pandemia. Según lo reportado, el 1 de diciembre comenzaron los síntomas del paciente cero, y hacia el 16 de ese mismo mes se comenzaron a reportar las primeras admisiones hospitalarias por el virus no identificado. Las autoridades sanitarias y científicas comenzaron a investigar el virus, y detectaron que se trataba de una nuevo tipo de coronavirus. El laboratorio Vision Medicals informó el 27 de diciembre al Hospital Central de Wuhan que el análisis solicitado de una muestra de líquido de lavado broncoalveolar contenía “un nuevo coronavirus similar al coronavirus del SARS de murciélago”.
Enero: Comienza la cuarentena en Wuhan
Con la información en todos los medios de comunicación, la incertidumbre crecía aunque todavía parecía una enfermedad muy lejana para las naciones fuera de Asia. El 1 de enero se ordenó el cierre del mercado en Wuhan vinculado al contagio de los casos por “limpieza y desinfección”, y ocho días después ocurrió la primera muerte vinculada al virus. Se trataba de un hombre de 61 años que era cliente habitual del mercado. Con la noticia, las alertas se encendieron. Por ello, el 23 de enero Wuhan decretó una estricta cuarentena que afectó a 11 millones de personas. China cortó los enlaces de transporte dentro y fuera de la ciudad y ordenó el cierre de cines y cafés. Además, se le pidió a los residentes que reportaran su temperatura corporal a diario. En ese momento la OMS dijo que aislar una ciudad tan grande como Wuhan “no tiene precedentes en la historia de la salud pública” y que no estaba segura de que la estrategia funcionaría. Si las personas salían a la calle con sus mascotas les ponían una mascarilla, puesto que no había ninguna evidencia del comportamiento del virus. Luego, se comenzaron a reportar los primeros casos en Europa. El 31 de enero la OMS decretó una “emergencia de salud pública de importancia internacional”.
Febrero: Crucero en cuarentena y muerte de médico chino
Ya en febrero el virus se extendía por el mundo y a principios de mes se produjo la primera muerte por Covid-19 fuera de China, en Filipinas. Al mismo tiempo, la OMS denominó a la nueva enfermedad con el nombre de Covid-19, aunque el virus se llama SARS-CoV-2. Durante este mes una serie de noticias impactaron al mundo. La primera tuvo lugar el 4 de febrero, cuando el crucero Diamond Princess, que estaba en aguas japonesas, reportó 10 pasajeros con Covid-19. El barco fue puesto en cuarentena en el puerto de Yokohama, en Japón. Luego, la muerte del médico chino, Li Wenliang, de 34 años, por coronavirus generó aún más temor e incertidumbre, puesto que hasta ese momento se creía que la población vulnerable era la tercera edad o personas con enfermedades subyacentes. El médico fue uno de los primeros que alertó sobre el virus y fue silenciado por las autoridades. Al 9 de febrero el número de muertos en China aumentó a 811, superando a las víctimas del SARS (2002-2003). Para esa fecha aún no existía claridad sobre la efectividad de la mascarilla y la Organización Panamericana de la Salud sostenía que “los estudios no han demostrado un beneficio claro del uso de mascarillas para personas que no están enfermas”.
Marzo: La OMS declara la pandemia
La veloz expansión del virus era cada vez más real y, de hecho, los primeros casos comenzaron a llegar en marzo a América Latina. El 11 de ese mes la OMS declaró al Covid-19 como una pandemia, luego de críticas de que la respuesta del organismo había sido débil e inapropiadamente favorable a China. La incertidumbre del virus creció cuando el epidemiólogo de Harvard, Marc Lipsitch, sugirió que hasta el 70% del mundo podría estar infectado si no se tomaban medidas de salud pública en ese momento. En Europa, en tanto, Italia decretó confinamiento para sus 60 millones de habitantes y Francia y España también decretaron cierres a medida que comenzaban a atravesar por la primera ola del virus. En Estados Unidos, Nueva York se convirtió en el epicentro con 21.000 casos. A esta altura, más de 100 países habían decretado algún tipo de confinamiento. En América Latina, Argentina y Perú impusieron medidas para restringir la circulación de personas. El primer fallecido en Sudamérica tuvo lugar el 7 de marzo y se trató de un ciudadano argentino de 64 años que había viajado a París.
Abril: Las mascarillas se masifican
Cuando el virus ya sumaba más de un millón de contagiados a nivel global y las muertes más de 100.000, las organizaciones mundiales de salud cambiaron su discurso en relación con las mascarillas. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) recomendaba en ese momento la utilización de mascarillas en espacios cerrados para toda la comunidad, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos sostenían que se “debe usar una máscara, incluso si no se siente mal”, ante el riesgo de los asintomáticos. Ante la falta de estudios aún sobre tratamientos o medicamentos que podrían tratar la enfermedad, el Presidente Donald Trump causó polémica al recomendar el uso de hidroxicloroquina, utilizado para el tratamiento de la artritis reumatoide y del lupus. “Está teniendo muy buenos resultados, les diré”, dijo Trump en una sesión informativa en la Casa Blanca el 13 de abril. Según informó The New York Times, tras los dichos de Trump las recetas por hidroxicloroquina aumentaron seis veces durante la segunda semana de abril.