No todos los países sacan cuentas amargas este 2020 marcado por la pandemia. Tres naciones lograron mantener un bajo promedio de muertes diarias por Covid-19, mientras implementaban algunas de las medidas más relajadas de Europa. Se trata de Dinamarca, Noruega y Finlandia. Un análisis realizado por CNN con datos de la Universidad de Oxford y la Universidad Johns Hopkins, destacó los enfoques de estas tres naciones, que lograron mantener las muertes diarias por debajo de una por millón, entre el 1 de septiembre y el 30 de noviembre.
Su estrategia resalta porque, en ese trimestre, el resto de las naciones europeas atravesó una brutal segunda ola de casos y fallecidos. Además, la vecina Suecia ha registrado un creciente aumento en los muertos diarios.
El informe destaca que Dinamarca, Finlandia y Noruega respondieron rápidamente al menor aumento de contagios, lo que les permitió casi erradicar el virus durante el verano y afrontar el otoño desde una posición más fuerte. Además, según los expertos consultados por CNN, la orientación clara y la disposición de los residentes a seguirla también fueron factores clave, al igual que aumentar las capacidades de testeo y rastreo de contactos y proporcionar licencias pagadas por la enfermedad. Esto último ayudó a mantener localizados los brotes.
Para el análisis se examinó la relación entre las restricciones gubernamentales y las muertes durante esos meses, cuando muchos países se encontraban en medio de un nuevo brote. Para ello, se analizaron datos de la U. Johns Hopkins para calcular las nuevas muertes diarias por millón de residentes en 31 países europeos. Se utilizaron las muertes en lugar de los casos diarios, porque los criterios de notificación de las muertes son más consistentes entre los países en comparación con los casos. Se utilizó la puntuación de rigurosidad de cada país, del índice de rigurosidad de la U. de Oxford, que califica las medidas de respuesta Covid-19 de los países en una escala de uno a 100.
El resultado dio que Finlandia, Noruega y Dinamarca fueron los únicos países de Europa que mantuvieron consistentemente bajas tasas de mortalidad y puntajes de rigurosidad por debajo de 60. Otros países también mantuvieron bajas tasas de mortalidad, pero implementaron estrictos bloqueos, como Irlanda.
De todas formas, el éxito de Dinamarca en el combate al virus tendría los días contados, puesto que desde fines de noviembre las tasas de mortalidad han superado el uno por millón por primera vez desde mayo, según muestran los datos de Johns Hopkins. El peak de fallecidos durante la primera ola en Dinamarca fue el 4 de abril, con 22 muertos. No obstante, el miércoles pasado alcanzó los 26. Por otro lado, el 18 de diciembre, la nación registró un peak en el número de casos nuevos, superando los 4.500. Ante esto, las autoridades extendieron a todo el país las restricciones, que incluyen el cierre de restaurantes, bares, gimnasios y piscinas. La educación, en su mayor parte, y los empleos deberán realizarse de manera remota. Las restricciones permanecerán hasta el 3 de enero.
Pero la estrategia danesa demostró que fue el país con mayor confianza en el gobierno durante la pandemia en el verano (julio-agosto), con el 95% de la población satisfecha con las medidas. El mensaje claro y coherente del gobierno sobre los riesgos y la necesidad de cambios en el comportamiento de la gente y su historia de confianza mutua entre los residentes y el gobierno fueron clave.
Finlandia y Noruega
En Finlandia se ha registrado el promedio más bajo de Europa de infecciones y muertes por Covid-19 per cápita en los últimos meses. “Se las arregló para contener los brotes locales mientras se apegaba a algunas de las restricciones más relajadas del continente”, dijo CNN. Las restricciones no incluían los movimientos internos en el país, quienes necesitaban podían asistir al colegio y al trabajo presencial, y el uso de mascarilla no era obligatorio.
Al mismo tiempo, los factores culturales, políticos y geográficos, como la baja densidad de población y una alta confianza en el gobierno, fueron fundamentales, además del trabajo de las agencias de salud. El volumen promedio de pruebas diarias casi se cuadruplicó, de 2.900 muestras en mayo a 11.300 en agosto. A fines de noviembre, los laboratorios locales realizaron hasta 23.000 pruebas al día.
Si bien en diciembre se ha visto un aumento en los contagios, durante octubre y noviembre el promedio de casos se mantuvo estable en los 200. Durante el verano, Finlandia aprovechó para prepararse para la segunda ola con medidas preventivas en vez de un bloqueo, como restringir los viajes internacionales. Además, el gobierno brindó apoyo económico para que las personas se queden en casa.
En Noruega, en tanto, el gobierno se concentró más en atender a los más vulnerables. A fines del verano, cerca del 40% de los casos notificados estaban entre la población extranjera. Para ajustar su estrategia de comunicación, el gobierno financió una campaña de concientización sobre Covid-19 para la población inmigrante. Estas intervenciones dirigidas contribuyeron a una caída en las tasas de infección entre esas comunidades. Además, al inicio de la pandemia se destacó el consenso político, ya que el gobierno y la oposición celebraron una conferencia de prensa conjunta para apoyar la política nacional contra la pandemia, y la primera ministra, Erna Solberg, realizaba conferencias de prensa televisadas para niños, en las que respondía preguntas sobre la pandemia.
Los estrictos controles fronterizos, cuarentenas, rastreo de contactos y la alta confianza de la ciudadanía en los gobiernos fueron la fórmula de los nórdicos que mostró dar resultados concretos.