Hoteles, antiguas instalaciones militares e incluso un gran campamento improvisado en un puerto han sido los lugares de acogida que las autoridades de las Islas Canarias, en España, han tenido que disponer, sin demasiada preparación, ante el explosivo aumento de migrantes que llegan a la costa europea.

Los medios ya han comenzados a catalogar a este archipiélago español como la “nueva Lesbos”, en referencia a la emblemática isla griega y puerta de entrada a la Unión Europea (UE) para los migrantes africanos, en donde los campamentos están desbordados y con condiciones de vida inhumanas que han sido denunciadas por organizaciones internacionales. “No vamos a transformar Canarias en una nueva Lesbos”, respondió el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska.

Más de 17.000 personas han llegado a las costas de las islas españolas durante este año, una cifra 10 veces mayor a las registradas en 2019. Además, se estima que más de 500 personas han muerto en el camino.

Migrantes descansan tras ser rescatados por los guardacostas o llegar a la isla por sus propios medios, en el puerto de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, España 20 de noviembre de 2020. REUTERS / Borja Suarez

La travesía hacia las Islas Canarias, pese a encontrarse a solo 100 kilómetros de la costa norafricana, “es la más peligrosa, es en la que más riesgos corren (los migrantes) y por lo tanto hay más muertos”, dijo a France Presse el prefecto del archipiélago, Anselmo Pestana. El viaje puede llegar a tardar hasta una semana por el viento y el fuerte oleaje. Las embarcaciones suelen ser botes o lanchas de madera, frágiles y usualmente sobrecargadas, con hasta 60 personas en cada embarcación. La Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, un organismo público español, logró salvar a 630 migrantes en operaciones en el mar entre el 18 y 19 de noviembre.

La situación se ha vuelto un dolor de cabeza para las autoridades españolas, que han recibido una fuerte presión para tomar cartas en el asunto. El ministro del Interior, Grande-Marlaska, se dirigió este viernes a Rabat, Marruecos, para evaluar la situación y se reunió con su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit, para tratar de reactivar las repatriaciones de nacionales que se detuvieron a raíz de pandemia, y reforzar el control de la frontera sur. También, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González, viajó este viernes a Ginebra, donde pidió “apoyo” a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y al Alto Comisionado de Naciones Unidas para gestionar las repatriaciones de inmigrantes “irregulares”. Y mañana González viajará a Senegal, donde buscará trabajar sobre el tema migratorio “desde la corresponsabilidad, que es lo que caracteriza las relaciones entre España y sus vecinos de África del norte y del oeste”.

Migrantes llegan a bordo de un barco de rescate marítimo en el puerto de Arguineguín en la isla de Gran Canaria, España, después de ser rescatados en el Océano Atlántico el martes 17 de octubre de 2020. (AP Photo/Javier Bauluz)

Rutas alternativas

Es en el pequeño puerto de la isla Gran Canaria, Arguineguín, donde se concentra la crisis. Durante varios días, este puerto ha albergado a alrededor de 2.000 migrantes, en carpas donde se les toman exámenes de Covid-19.

Hoy, los migrantes africanos están optando por la ruta de las Islas Canarias en vez de las del Mediterráneo, debido a las restricciones y controles fronterizos que se han decretado gracias a los acuerdos celebrados entre la Unión Europea y Libia, así como con Turquía. En 2019 también se reforzó la cooperación entre España y Marruecos en la vigilancia del Estrecho de Gibraltar.

Migrantes descansan tras ser rescatados por los guardacostas o llegar a la isla por sus propios medios, en el puerto de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, España 20 de noviembre de 2020. REUTERS / Borja Suarez

La preocupante aceleración del número de cruces recuerda lo ocurrido en 2006, cuando 30.000 migrantes llegaron a Islas Canarias en pocos meses, según la estimación de un portavoz de Cruz Roja a France Presse.

Las razones siguen siendo las mismas, aunque en este momento intensificadas por la pandemia de Covid-19: conflictos, inseguridad alimentaria y cambio climático, entre otros. “Muchos huyen de la persecución y la violencia en la región del Sahel o en Costa de Marfil, mientras que otros se van debido a la pobreza extrema”, dijeron la OIM y la ACNUR en un comunicado de prensa conjunto el 16 de noviembre.

El diario español La Vanguardia asegura que desde Islas Canarias se denuncia que a la falta de una política migratoria clara se suma la descoordinación entre los ministros encargados de solventar la crisis migratoria. Es que la situación ha escalado a tal punto que el jefe de gobierno, Pedro Sánchez, sabe que tiene que actuar pronto para evitar que esta crisis le estalle en las manos. Así, España estaría apostando a establecer sólidos convenios de cooperación con los países de origen y de tránsito, como una manera de aliviar la presión migratoria.