El Psoe de Sánchez se impone en las urnas y el auge de la extrema derecha hunde al PP

En una de las elecciones más disputadas tras el retorno a la democracia en España y que se transformaron en un reflejo del auge del populismo en Europa, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se impuso en los comicios por un amplio margen, aunque el presidente Pedro Sánchez deberá forjar alianzas para poder formar gobierno. Al mismo tiempo, el derechista Partido Popular (PP) quedó en segundo lugar, pero con el peor resultado de su historia, mientras que Ciudadanos (liberal) fue el otro gran triunfador de la jornada al consolidarse como la tercera fuerza política del país luego de obtener 57 diputados. Más atrás quedó el izquierdista Unidas Podemos, de Pablo Iglesias, que perdió 29 asientos en el Congreso, mientras que el ultraderechista Vox irrumpió con 24 escaños gracias al 10,2%. En los anteriores comicios, este partido había conseguido apenas un 0,2%.

Aunque la votación obtenida por VOX (2,6 millones de sufragios) bien pudiese entusiasmar a la extrema derecha europea -que ha vivido un auge en países como Italia, Francia, Austria, Hungría y Polonia- los electores españoles se decantaron, en su gran mayoría, por respaldar a la socialdemocracia, que sufre un momento crítico no sólo en el Viejo Continente, sino que también en América Latina.

Sánchez, cuya apuesta era conseguir escaños suficientes para gobernar en solitario, deberá conseguir aliados, ya que obtuvo 123 diputados. En ese sentido, Unidas Podemos -que tendrá 42 asientos- aparecía como el más probable socio. "Seré el Presidente de todos los españoles", dijo Sánchez, que también podría forjar un pacto con los nacionalistas vascos (6 diputados) y otros partidos de izquierda.

De todos modos, los analistas no descartan que el mandatario socialista intente gobernar en solitario. "El PSOE queda al borde de gobernar sin los separatistas ante la debacle del PP", señaló el diario El Mundo.

Eso sí, los partidarios del PSOE enviaron un claro mensaje a Sánchez: "¡Con Rivera no!, ¡Con Rivera no!", gritaron en contra de una eventual alianza con Ciudadanos, que hace meses giró a la derecha. "Haremos oposición y vigilaremos a este gobierno", dijo Rivera.

Aunque por primera vez los españoles pudieron optar por cinco partidos de alcance nacional, el país terminó dividido en sus dos bloques históricos, la izquierda contra la derecha o viceversa. La suma de los escaños del PSOE y Unidas Podemos es de 165, mientras que el bloque de derecha (PP, C's y Vox) sumó 147 asientos. Para la mayoría absoluta en el Congreso se necesitan 176 escaños.

La otra gran "sorpresa" fue que el PSOE prácticamente dobló en número de diputados al PP, que sufrió una debacle electoral al conseguir apenas 66 escaños, es decir, 71 menos respecto de la anterior legislatura (137).

"Ha sido un muy mal resultado", admitió Pablo Casado, que llevó al PP de tener 7,9 millones de votos con Mariano Rajoy, a sólo 4,3 millones. "Esto es una catástrofe", reconoció una fuente del PP, citada por el diario El País.

Según los comentaristas españoles, Casado debería haber renunciado al liderazgo del partido en vez de seguir insistiendo en una eventual alianza con la derecha. El líder del PP atribuyó la derrota a la división de su sector. Lo cierto es que las elecciones demostraron que el PP ya no aglutina todo el voto conservador como ocurría hasta hace pocos años.

En la cara opuesta, Vox, liderado por Santiago Abascal, sacaba cuentas alegres, pese a que sus expectativas eran más altas. Ello, porque no sólo obtuvo 2,6 millones de votos, sino que tendrá representación parlamentaria. Según algunos analistas, Vox le quitó apoyo precisamente al PP. Así, Vox se transformó en una pésima noticia para el PP.

"Para un partido extraparlamentario, irrumpir en el Congreso con dos decenas largas de diputados y multiplicar por más de 50 sus votos debería ser motivo de júbilo", escribió El País.

En cuanto a la participación, ésta llegó a un 75,7%, una de las más altas desde el retorno a la democracia tras las elecciones de 1977.

Fustigando por igual a los "traidores de España" y a la "derechita cobarde", Santiago Abascal consiguió al frente de Vox, que ganó 24 diputados en las legislativas españolas, resucitar a una extrema derecha marginal desde el fin de la dictadura franquista en 1975.

"Bienvenidos a la resistencia", lanzó ante sus militantes el barbudo personaje de mirada penetrante, fundador hace cinco años de Vox junto a otros desencantados del Partido Popular (PP).

Su formación se convirtió en la quinta fuerza política de España al conseguir 24 escaños de 350 de la Cámara Baja, que había tenido hasta ahora un solo diputado de extrema derecha en 40 años de democracia.

Desde su primer éxito electoral en Andalucía en diciembre con un 11%, Vox ha dominado el terreno mediático y las redes sociales en España, suscitando polémica tras polémica con propuestas ultraconservadoras.

Prohibir partidos independentistas, abolir la ley contra la violencia sexista, defensa de la familia tradicional... pese a que los cuatro hijos de Abascal son fruto de dos matrimonios diferentes. Criado en Amurrio, localidad vasca donde su abuelo fue alcalde durante la dictadura de Franco, Abascal, de 43 años, gusta contar que su padre, dirigente local del PP, escapó a tres intentos de asesinato de ETA.

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