Ebrahim Raisi, ultraconservador y firme defensor del orden islámico, desafió a Hassan Rouhani en la elección presidencial de 2017. El gobernante en ejercicio triunfó entonces y fue reelegido con el 57% de los votos en la primera vuelta celebrada en mayo de ese año. Su rival obtuvo el 38,3% de los votos. En esa oportunidad, el resultado de Rouhani fue incluso mejor que el de 2013, cuando obtuvo 18,6 millones de votos (50,7%) de un total de 36 millones de votantes.
Con apoyo conservador, Raisi fue en esa elección el candidato del líder supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei. En esos días ya había voces que lo señalaban como una de las figuras para suceder a Jamenei, idea que tomó fuerza cuando el líder supremo lo nombró rector del Mausoleo del Imam Reza, el centro más importante centro de peregrinación chiita, ubicado en la ciudad santa de Mashad.
Si el ayatola muere o queda incapacitado para seguir ejerciendo su cargo, los expertos piensan que Raisi, que es su hombre de confianza desde hace mucho tiempo, debería prepararse para asumir su rol como líder supremo de Irán.
Carrera judicial
Raisi nació en diciembre de 1960 en Nogham, distrito de esa ciudad santa. Su abuelo y su padre eran clérigos. Estudió en las escuelas religiosas de su ciudad natal, pero a los 15 años se mudó a Qom para ingresar al seminario. Allí fue alumno de Jamenei. Pero Raisi luego amplió sus estudios y obtuvo un máster en Derecho Privado y un doctorado en Jurisprudencia y Derecho Privado. A partir de entonces entró en el sistema judicial como fiscal en Karaj, Hamedan y luego como fiscal adjunto en Teherán. En esa época fue miembro del comité que supervisó las ejecuciones de presos políticos en 1988.
Con los años dio forma a una reputada carrera de funcionario en el sistema judicial y en los órganos de control islámicos. Entre 1989 y 1994 fue fiscal de Teherán, entre 1994 y 2004 fue jefe de la Organización General de Inspección, y en la década siguiente fue jefe adjunto del Poder Judicial. Luego fue fiscal general del país y fiscal general especial para el clero, mando al que se accede por orden directa del líder supremo. También fue responsable de la organización a cargo de controlar que la población cumpla lo principios islámicos y jefe del consejo de control de televisión.
Ebrahim Raisi es yerno del clérigo ultraconservador Ahmad Alamolhoda, que ganó notoriedad por prohibir en 2005 en Mashad los conciertos, al asegurar que debido a su condición de ciudad santa no era lugar para “orgías” ni para escuchar música en directo.
El 2019 fue designado jefe judicial de la República Islámica de Irán.
Elección 2021 y gobierno
En medio de la pandemia de coronavirus, con una participación menor, el clérigo triunfó en su apuesta presidencial con la promesa de luchar contra la corrupción y apoyo del poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria.
Su candidatura enfrentó críticas al estar afectado por las sanciones estadounidenses por su presunta participación en ejecuciones de presos políticos décadas atrás.
Cientos de iraníes, incluidos familiares de disidentes asesinados desde la revolución islámica de 1979 y presos políticos, pidieron un boicot electoral.
Tres de los siete candidatos que habían sido aprobados para competir en las cuestionadas elecciones se retiraron, fortaleciendo con ello la aspiración del religioso.
El hoyatoleslam -rango inferior al de ayatola en el clero chiita- se presentó como un religioso austero, defensor de los más pobres y paladín anticorrupción.
Raisi, finalmente, obtuvo casi 18 millones de votos, cerca del 62% del total, según reportó la agencia estatal iraní IRNA y juró el 5 de agosto de 2021. La participación fue del 48%.
En septiembre de 2022 enfrentó una serie de protestas por la muerte de muerte de Mahsa Amini, joven detenida por no usar su velo según las imposiciones del régimen. Raisi respondió que los “actos de caos” no son aceptables, en una advertencia a los manifestantes que se tomaron las calles de todo el país para descargar su furia por la muerte de la mujer bajo custodia de la policía moral.
Tras un presunto ataque israelí contra una misión diplomática iraní en Siria que mató a altos oficiales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica el 1 de abril, Irán lanzó un gran ataque aéreo contra Israel y el territorio que controla, disparando al menos 300 drones y misiles. En lo que fue el primer ataque directo de este tipo lanzado desde territorio iraní después de décadas de guerra en la sombra entre los dos países.
Teherán advirtió a Israel y a Estados Unidos de una “respuesta mucho mayor” si existía alguna represalia.