Robert Fico, el líder prorruso encargado de encabezar el gobierno de coalición de Eslovaquia que preocupa a la UE

El ex primer ministro populista de Eslovaquia, Robert Fico, quien hizo campaña con la promesa de poner fin a la ayuda militar a Ucrania, fue encargado por la Presidenta, Zuzana Caputova, para que forme gobierno. Esto, luego de que su partido, Smer se impusiera en las elecciones parlamentarias del sábado, aunque necesitará lograr el apoyo de otras colectividades para ser investido nuevamente.

El partido Dirección-Socialdemocracia (Smer), obtuvo el 22,9% de los votos el sábado y tendrá 42 de los 150 escaños del Parlamento. Si tiene éxito, Fico, de 59 años, se convertirá en primer ministro por cuarta ocasión.

La plataforma de Fico se opone a las sanciones de la Unión Europea a Moscú, busca poner fin a la ayuda militar de Eslovaquia a Ucrania e impedir que Kiev se una a la OTAN, e impulsa un acuerdo de paz que permitiría al Presidente ruso, Vladimir Putin, conservar los territorios ocupados.

Un exministro de Defensa lo ha llamado una suerte de “caballo de Troya” para el Kremlin. Otros sugieren que Viktor Orbán lo está ayudando en la vecina Hungría, y que Fico ha sido fuertemente promocionado en los medios estatales allí, que son seguidos por la considerable minoría húngara de Eslovaquia.

A muchos eslovacos les preocupa que el líder de Smer pueda seguir el mismo camino que Orbán.

En un discurso televisado a la nación el lunes, la Presidenta Caputova subrayó que el nuevo gobierno tendrá que ser “un gobierno al servicio de todos los ciudadanos”.

Fico ha atacado repetidamente a la presidenta liberal, acusándola de ser una agente estadounidense y servir a intereses extranjeros. Caputova lo ha demandado por tales afirmaciones.

Además, el ex premier hizo campaña con un mensaje prorruso y antiestadounidense. La presidenta ha explicado que su tarea constitucional pasa por “respetar” el resultado y garantizar el funcionamiento de todos los órganos, por lo que antes incluso de recibir a Fico ya ha adelantado que le encomendaría la tarea de tejer alianzas con vistas a la formación de un nuevo gabinete.

Las elecciones pusieron a prueba el apoyo Eslovaqia con su vecina Ucrania en la guerra con Rusia. Fico prometió retirar el apoyo militar de Eslovaquia a Ucrania, y su victoria podría tensar aún más la frágil unidad en la Unión Europea y la OTAN.

Fico necesita encontrar socios de coalición para gobernar con mayoría parlamentaria. El partido de izquierda Hlas (Voz), liderado por el antiguo diputado de Fico en Smer, Peter Pellegrini, quedó tercero con el 14,7% (27 escaños). Pellegrini se separó de Fico después que el Smer, salpicado de escándalos, perdiera las anteriores elecciones de 2020, pero su potencial reencuentro aumentaría las posibilidades de Fico de formar un gobierno.

Otros posibles socios de coalición son el ultranacionalista Partido Nacional Eslovaco, claramente prorruso, que obtuvo 10 escaños, y el partido Demócratas Cristianos Conservadores, con 12 escaños.

Un recién llegado liberal y pro-Occidente, el partido Eslovaquia Progresista, obtuvo el segundo lugar en las elecciones, con el 18% de los votos, o 32 escaños. Su líder, Michal Simecka, dijo que le gustaría intentar formar una coalición de gobierno si Fico no lo logra.

Proveniente de una familia de clase trabajadora, estudió leyes y comenzó su carrera política en el Partido Comunista poco antes de la Revolución de Terciopelo de 1989 que condujo a la desintegración de la antigua Checoslovaquia.

Fue representante de Eslovaquia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de 1994 a 2000 y creó su partido de centroizquierda Smer-SD en 1999 después de haber sido rechazado para un puesto ministerial por la Izquierda Democrática (SDL).

Smer obtuvo una victoria aplastante en 2006, ascendiendo a Fico al puesto de primer ministro dos años después de que Eslovaquia se uniera a la Unión Europea. En 2009, llevó a su país a la eurozona, pero no pudo formar una coalición al año siguiente a pesar de ganar las elecciones.

Tres años después, consiguió otra victoria aplastante tras la caída de una coalición de centro-derecha por acusaciones de corrupción, y volvió a ganar en 2016, pero tuvo que dimitir dos años después en medio de protestas masivas por el asesinato de un periodista de investigación y su prometida.

Según el diarioThe Guardian, Fico es “atrevido y franco, con predilección por el culturismo, el fútbol y los autos rápidos”. Ha llamado a los periodistas eslovacos “sucias prostitutas antieslovacas”, y a Caputova, “una marioneta de Estados Unidos”.

Admira a Vladimir Putin y dijo que no permitiría el arresto del presidente ruso bajo una orden internacional si visitara Eslovaquia. También siente admiración por el líder antiliberal de Hungría, Viktor Orbán, “que defiende los intereses de su país y su pueblo”.

También se opone ferozmente a la inmigración –un factor clave en su victoria electoral de 2016– y rechaza “una comunidad musulmana distinta en Eslovaquia”. Más recientemente, criticó el matrimonio entre personas del mismo sexo y describió la adopción por parejas del mismo sexo como una “perversión”.

Se convirtió en la voz más destacada del país contra las mascarillas, los confinamientos y la vacunación durante la pandemia de Covid, y ha explotado los altos niveles de sentimiento prorruso en Eslovaquia para socavar el rumbo prooccidental del gobierno.

El triunfo de Fico se produce en medio de una creciente incertidumbre sobre la firmeza del respaldo de Occidente a Ucrania. Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reunieron el lunes en Kiev para su primer encuentro fuera del bloque.

En cuanto a la victoria electoral del ex primer ministro eslovaco prorruso, Robert Fico, el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, afirmó que era “demasiado pronto para juzgar” el impacto en la política allí, señalando que un nuevo líder todavía tendría que formar una coalición.

A lo anterior se suma la decisión del Congreso de Estados Unidos de dejar la ayuda de guerra a Ucrania fuera de su programa de presupuesto. “No sentimos que el apoyo de Estados Unidos haya sido destrozado... porque Estados Unidos entiende que lo que está en juego en Ucrania es mucho más grande que sólo Ucrania”, dijo Kuleba, a los periodistas mientras saludaba al jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell.

Borrell calificó la reunión del lunes en Kiev como una primicia histórica, pero llega en un momento incómodo para la alianza occidental que ha apoyado al gobierno de Volodymyr Zelensky.

El verano está terminando después de una contraofensiva militar ucraniana más lenta de lo esperado, sin el gran éxito que los líderes occidentales esperaban ver antes de que el barro del otoño obstruya las bandas de rodadura de sus tanques donados.

Asimismo, Polonia anunció el mes pasado que dejará de suministrar armas a Ucrania en medio de una creciente disputa entre los dos países sobre una prohibición temporal de las importaciones de grano ucraniano. “Ya no transferimos armas a Ucrania porque ahora estamos armando a Polonia”, dijo el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, en redes sociales.

CNN recordó que Varsovia había tomado la delantera entre los aliados de la OTAN en el suministro de armamento pesado a Kiev. En primavera, Polonia se convirtió en el primer país de la OTAN en enviar aviones de combate a Ucrania, meses antes que Estados Unidos, que no aprobó sino hasta agosto la transferencia de cazas F-16, a la espera de que las fuerzas ucranianas completaran su entrenamiento.

Pese a ello, en Kiev no pierden la fe. “Estoy seguro de que Ucrania y todo el mundo libre son capaces de ganar esta confrontación. Pero nuestra victoria depende directamente de nuestra cooperación con ustedes”, dijo Zelensky a los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea de visita en la capital ucraniana, según su sitio web.