Saridewi Djamani, la primera mujer que será ejecutada por tráfico drogas en casi 20 años en Singapur
Organismos de DD.HH. han llamado a las autoridades de ese país a detener la ejecución de la mujer de 45 años, programada para este viernes.
Singapur ejecutó a un hombre el miércoles por tráfico de drogas y se dispone a ahorcar a una mujer este viernes, la primera en 19 años.
Mohammed Aziz Hussain, de 56 años, murió en la horca en la cárcel de Changi y fue enterrado, dijo la activista Kirsten Han, del grupo Transformative Justice Collective, que hace campaña por la abolición de la pena de muerte. Hussain fue condenado a muerte en 2018 por traficar 50 gramos de heroína.
La ejecución en la horca de Saridewi Djamani, de 45 años, está dispuesta para este viernes. Fue condenada y sentenciada en 2018 por el tráfico de unos 30 gramos de heroína, dijeron el grupo y organizaciones defensoras de los derechos humanos. Según Han, la última mujer ahorcada en Singapur fue Yen May Woen, una estilista de 36 años, en 2004, también por tráfico de drogas.
“Las autoridades singapurenses deben poner fin inmediatamente a estas violaciones flagrantes del derecho de vivir en su aplicación obsesiva de estas políticas antidrogas equivocadas” dijo Adilur Rahman Khan, secretario general de la Federación Internacional de Derechos Humanos, en un comunicado.
“Han pasado casi 20 años desde que Singapur ejecutó por última vez a una mujer. Si estas ejecuciones se llevan a cabo, Singapur habrá ejecutado a 15 personas por delitos de drogas desde el 30 de marzo de 2022. Un promedio de una ejecución cada mes”, informó Transformative Justice Collective.
La entidad advirtió que, al momento de su declaración, Djamani estaba experimentando síntomas de abstinencia, lo que la dejaba en una situación desfavorable para testificar ante las autoridades. La Corte no compartió la opinión.
Si bien no negó vender drogas como heroína y metanfetamina en su departamento, minimizó la escala de esas actividades, señaló el juez See Kee Oon.
Las autoridades argumentan que las leyes estrictas sobre drogas ayudan a mantener a Singapur como uno de los lugares más seguros del mundo y que la pena capital por delitos de drogas goza de un amplio apoyo público.
Pero los defensores de la pena de muerte lo refutan.
“Es inconcebible que las autoridades de Singapur continúen cruelmente con estas ejecuciones en nombre del control de tráfico de drogas”, denunció en un comunicado Chiara Sangiorgio, experta en pena de muerte de Amnistía Internacional. “No hay evidencia de que la pena de muerte tenga un efecto disuasorio único o que tenga algún impacto en el uso y la disponibilidad de drogas”, agregó.
Y continuó: “El único mensaje que envían estas ejecuciones es que el gobierno de Singapur está dispuesto a desafiar una vez más las salvaguardias internacionales sobre el uso de la pena de muerte”, dijo.
El multimillonario británico Sir Richard Branson también criticó a Singapur por sus ejecuciones y señaló que la pena de muerte no disuade del delito. “Los traficantes de drogas a pequeña escala necesitan ayuda, ya que la mayoría son intimidados debido a sus circunstancias”, dijo Branson en Twitter, y agregó que no era demasiado tarde para detener la ejecución de Saridewi Djamani.
En Singapur se aplica la pena capital por algunos delitos como el asesinato y algunas formas de secuestro. El país tiene una de las legislaciones antidrogas más estrictas del mundo: traficar con más de 500 gramos de cannabis y con más de 15 gramos de heroína puede acarrear la pena de muerte.
El gobierno sostiene que la pena de muerte es un disuasivo eficaz contra los delitos relacionados con las drogas, que mantiene segura a la ciudad estado y cuenta con el apoyo generalizado del público. También dice que sus procesos judiciales son justos.
Una investigación de Amnistía Internacional descubrió que Singapur fue uno de los pocos países que ejecutaron a personas por delitos relacionados con las drogas el año pasado, junto con China, Arabia Saudita e Irán. Es probable que Vietnam también lo haya hecho, dijo, aunque se desconoce el número de asesinatos.
La imposición de la pena de muerte por drogas en Singapur varía drásticamente de los países vecinos. En Tailandia, el cannabis se legalizó esencialmente y Malasia eliminó la pena de muerte obligatoria para delitos graves.
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