Se desvanecen esperanzas de hallar más sobrevivientes tras terremotos en Turquía y Siria
El número de víctimas mortales en ambos países ha superado ya a los de 1999, cuando un movimiento de similar intensidad dejó más de 17.000 fallecidos en Turquía.
Un desolador panorama viven los habitantes de Turquía y Siria tras el devastador terremoto que se registró el pasado lunes, y que ha provocado numerosas réplicas, dejando ciudades enteras destruidas, más de 20 mil fallecidos en ambos países, mientras que factores como el frío, el hambre y la desesperación se han extendido sobre cientos de miles de personas que han perdido sus hogares.
El número de víctimas mortales en ambos países ha superado ya a los de 1999, cuando un movimiento de similar intensidad causó más de 17.000 muertos en Turquía.
El rescate de un niño de dos años tras pasar 79 horas atrapado entre los escombros de un edificio derrumbado en la ciudad turca de Hatay, y de varias personas más, ha levantado el ánimo entre los cansados equipos de búsqueda, pero las esperanzas de encontrar a muchos otros más con vida entre las ruinas de pueblos y ciudades se ha ido desvaneciendo con el pasar de los días.
Autoridades turcas señalaron que la catástrofe plantea “dificultades muy serias” para la celebración de unas elecciones previstas para el 14 de mayo, en las que se espera que el presidente Tayyip Erdogan se enfrente al reto más difícil de sus dos décadas en el poder.
Con la ira latente por la lentitud en la entrega de la ayuda y los retrasos en la puesta en marcha de las labores de rescate, se estima que la catástrofe esté destinada a influir en la votación en caso de que se realice.
Cientos de miles de personas de ambos países se han quedado sin hogar en pleno invierno. Muchos han acampado en refugios improvisados en aparcamientos de supermercados, mezquitas, bordes de carreteras o entre las ruinas, a menudo desesperados por conseguir comida, agua y calor.
Alrededor del 40% de los edificios de la ciudad turca de Kahramanmaras, epicentro del temblor, están dañados, según un informe preliminar de la Universidad turca de Bogazici.
Siria desbordada
En Siria, los esfuerzos de ayuda se ven complicados por un conflicto que ha dividido el país y ha destrozado sus infraestructuras.
Un convoy de ayuda de la ONU entró este miércoles a Siria por el paso fronterizo de Bab Al Hawa, una vía vital para acceder a las zonas controladas por los rebeldes, donde unas cuatro millones de personas, muchas de ellas desplazadas por la guerra, ya dependían de la ayuda humanitaria.
El secretario general del organismo, António Guterres, abogó por un mayor acceso de la ayuda humanitaria al noroeste de Siria y afirmó que estaría “muy contento” si las Naciones Unidas pudieran utilizar más de un paso fronterizo para entregar la ayuda.
El gobierno sirio consideró como una violación de su soberanía e integridad territorial la entrega de ayuda desde Turquía al noroeste, controlado por los rebeldes. Asimismo, la defensa civil del país declaró que al menos 2.030 personas han perdido la vida en el noroeste del país, en manos de los rebeldes.
Finalmente, el embajador de Siria ante las Naciones Unidas admitió ayer que el gobierno carecía de capacidad y equipamiento, culpando a más de una década de guerra civil y a las sanciones occidentales.
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