“Es el momento de una preparación, no de una celebración”, advirtió esta semana el director de la OMS para Europa, Hans Kluge, en una entrevista con el diario The Telegraph. Kluge hizo así referencia a los países que ya comenzaron una flexibilización de las medidas de confinamiento, como España, Italia, Francia y Alemania. El experto advierte que el hecho de que el número de casos de Covid-19 esté disminuyendo en esas zonas no significa que la pandemia ha llegado a su fin. De hecho, la posibilidad de una segunda ola está a la vuelta de la esquina, un regreso del virus que podría ser incluso más mortífero.

Países como China, Corea del Sur y Alemania relajaron sus restricciones tras haber logrado controlar la propagación del virus, permitiendo una especie de rápida vuelta a la normalidad.

Sin embargo, la confirmación de nuevos seis casos transmitidos a nivel nacional en China encendió las alarmas y Wuhan comenzó una campaña masiva el miércoles para evaluar a sus más de 11 millones de personas.

Después de aliviar algunas restricciones, Alemania también registró un aumento en la tasa de reproducción del virus por encima de 1, lo que significa que una persona infectada puede transmitir el virus a más de otra persona. Luego de reabrir escuelas y jardines infantiles, Dinamarca también registró un aumento en la tasa.

En Corea del Sur, en tanto, se debieron cerrar rápidamente el fin de semana pasado más de 2.000 bares y restaurantes en Seúl después de que surgieran más de 100 casos en el popular distrito de Itaewon. Surcorea fue uno de los países elogiados en su lucha contra el Covid-19 por su modelo para realizar pruebas masivas.

“Este virus puede convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades”, indicó el miércoles en una conferencia de prensa el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Dr. Mike Ryan. “Es posible que este virus nunca desaparezca”, sentenció.

Entre los expertos existe cada vez más consenso de que el virus no desaparecerá como lo hizo el SARS, que en 2003 infectó a unas 8.000 personas en Asia. Así, se teme que una segunda ola pueda ser aún más grave, tal como ocurrió con la gripe española en 1918, que registró varias olas hasta 1920. Cuando apareció la gripe española parecía una típica enfermedad estacional, pero al otoño siguiente regresó en una forma aún más virulenta y mortal, y terminó matando a unas 50 millones de personas.

Ryan, de la OMS, señaló que hay otros virus que tampoco han desaparecido, como el VIH, pero que se han desarrollado medicamentos para mitigar sus efectos. Según el experto, solo se ha erradicado la menor cantidad de virus mortales, como la viruela, pero que el resto vive en la comunidad. “Si la enfermedad persiste en países sin la capacidad de investigar e identificar grupos, siempre existe el riesgo de que la enfermedad vuelva a aparecer, particularmente donde tenemos grandes grupos de personas juntas en las principales ciudades”, indicó.

“La fuerza de una ‘segunda ola’ dependerá de la inmunidad de la población y las intervenciones que se estén tomando, con niveles más altos de inmunidad de la población e intervenciones más estrictas que sirvan para frenar la propagación de la enfermedad”, explica a La Tercera Christine Tedijanto, coautora del estudio de Harvard “Proyectando la dinámica de transmisión del SARS-CoV-2 durante el período posterior a la pandemia”.

Ali Mokdad, profesor del Instituto de Mediciones y Evaluaciones Médicas de la Universidad de Washington, coincide con Tedijanto y explica a La Tercera que “la gravedad de una segunda ola depende de la cantidad de circulación del virus presente al final de la primera ola. Los principales impulsores de transmisión que utilizamos en nuestro modelo son la movilidad, las pruebas, la temperatura y la densidad de población. A medida que obtengamos más información, por ejemplo, si las personas usan mascarillas y continúan manteniendo la distancia, entenderemos mejor cómo sería una segunda ola”. “La gravedad dependerá en gran medida del comportamiento de las personas y de si existen buenas protecciones para retrasar la transmisión”, agrega.

Mientras más de un centenar de vacunas está en desarrollo a nivel mundial, los expertos dicen que podría tomar al menos un año para que estén listas.

Un problema que surge con los nuevos casos es el intento de rastreo. En China, por ejemplo, aún es un misterio cómo una trabajadora de una lavandería de 45 años se infectó a inicios de este mes en la ciudad de Shulan, desencadenando más de 20 infecciones. Además, en Europa preocupa la temporada de verano en las próximas semanas que podría acelerar la cantidad de viajes.

Tres escenarios

Si bien no se sabe cómo se daría esta segunda ola, el Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas (Cidrap) de la U. de Minnesota hizo un primer acercamiento a lo que podría ocurrir con tres posibles escenarios. El primero supone que la primera ola de Covid-19 es seguida por una serie de olas repetitivas más pequeñas que ocurren durante el verano y luego consistentemente durante un período de 1 a 2 años, disminuyendo gradualmente en algún momento en 2021. Dependiendo de la gravedad de los peak de las olas, este escenario podría requerir la reimplementación periódica de medidas y una posterior relajación en los próximos 1 a 2 años.

Un segundo escenario supone que la primera ola es seguida por una más grande en el otoño o invierno de 2020 y una o más olas subsiguientes más pequeñas en 2021. Este patrón es similar a lo que se vio con la pandemia de la gripe española.

El tercer escenario sería que la primera ola es seguida por una “combustión lenta” de transmisión en curso y ocurrencia de casos, pero sin un patrón de onda claro. Este tercer escenario probablemente no requeriría la reinstitución de las medidas de mitigación. La Cidrap concluye que cualquiera sea el escenario “debemos estar preparados para al menos otros 18 a 24 meses de actividad significativa de Covid-19”.

“Si todas las condiciones fueran iguales, una segunda ola puede comportarse de manera similar a la primera. Sin embargo, nos preocupa que la segunda ola pueda ocurrir con la temporada regular de gripe”, indica Mokdad. “Esto ejercerá más presión sobre nuestros sistemas de salud. Por lo tanto, es crucial prepararse para la segunda ola y tener nuestro sistema médico y la salud pública listos para hacer un diagnóstico temprano, pruebas, rastreo y aislamiento”, advierte el experto.