Crematorios colapsados funcionando a máxima capacidad, hasta 11 páginas de obituarios en los diarios locales y un personal médico exhausto con un sistema sanitario debilitado. Así se vivieron los primeros meses de la pandemia en Italia, cuando al 27 de marzo el país promediaba 5.769 contagios diarios. Luego de un confinamiento y una importante baja en los casos, la segunda ola ha vuelto a pegar fuerte en este país, convirtiéndolo nuevamente en el epicentro del virus en Europa.
Así lo sugieren las cifras. El 3 de diciembre el país superó el récord de muertes diarias del 27 de marzo (921) y registró 993, es decir, la mayor cantidad de fallecimientos desde el inicio de la pandemia.
Actualmente, pese a que otros países como Francia y España han atravesado por una tormentosa segunda ola, las cifras de Italia superan las de cualquier otra nación europea, a excepción de Rusia. El promedio de casos diarios en Italia es de 22.140 en la última semana, mientras que durante marzo y abril esta cifra no superó los 5.600 infectados. En total, el país ya suma 1.709.991 casos y 59.514 muertos.
Los pacientes hospitalizados con Covid-19 se ubicaron en 31.200 el viernes pasado, 572 menos que el día anterior y hubo 201 nuevos ingresos en unidades de cuidados intensivos.
Para la primera ola, la ciudad de Bérgamo, en la región de Lombardía, resultó ser la más afectada. En esa ciudad colapsaron las morgues y los cuerpos debieron ser trasladados para ser cremados en otras zonas del país. Una vez cremados, las cenizas eran devueltas a Bérgamo. La lista de espera para entierros o cremación era interminable.
Colapso hospitalario
Y hoy, con un importante aumento de los contagiados, los hospitales están colapsados y han respondido reorganizando las salas en un intento por evitar el cierre de la atención ordinaria, como sucedió durante la primavera. Aun así, los hospitales en Lombardía, que sigue siendo el epicentro de la pandemia en el país, y Piamonte, ambas designadas como zonas rojas a principios de febrero, han cerrado salas quirúrgicas, pediátricas y geriátricas para dejar espacio a los pacientes con Covid-19.
La situación de la ciudad de Milán también fue alertada en noviembre. El aumento exponencial de infecciones, hospitalizaciones y muertes en esa ciudad, generó que los hospitales de Milán se estén quedando sin camas y las ambulancias tengan que esperar horas para dejar a los pacientes en los hospitales, en donde muchas veces los mantienen en camillas en plenos pasillos.
Por eso, a principios de noviembre el gobierno de Giuseppe Conte cerró Milán y la región circundante de Lombardía, junto con tres de las otras 20 regiones de Italia, en un intento de frenar la propagación del virus.
De todas formas, los expertos han señalado que la tendencia general observada en las últimas semanas indica que la curva de contagio se está desacelerando. El número de nuevas infecciones está disminuyendo en la mayor parte del país. El sábado se registraron 21.052 nuevos casos, en comparación con los 40.902 del 13 de noviembre.
De hecho, la semana pasada el Ministerio de Salud anunció que una serie de regiones pasarán de ser rojas a naranjas, y otras naranjas se volverán amarillas.
Estos datos “son alentadores y confirman los efectos de las medidas”, indicó un informe del viernes pasado del Instituto Superior de Salud (ISS), sin embargo, señaló que “la presión sobre los servicios hospitalarios sigue siendo muy alta”. Según el reporte, el 1 de diciembre, 18 regiones informaron haber superado los umbrales críticos en hospitales o unidades de cuidados intensivos.
En un reciente intento por contener la segunda ola de la pandemia, el gobierno italiano adoptó medidas más estrictas para el período navideño, con el objetivo de que las personas festejen con sus más cercanos y así evitar una posible tercera ola de contagios para el próximo año.
Un decreto especial aprobado la semana pasada confirmó las nuevas restricciones que comenzaron a regir desde el viernes, y que incluyen una prohibición casi total de los movimientos internacionales y entre las regiones italianas desde el 21 de diciembre al 6 de enero. Eso sí, para los días 25 y 26 de diciembre y el 1 de enero, la restricción será aún más estricta, puesto que no se permitirá el viaje entre ciudades.
Además, se mantendrá el toque de queda en todo el país a las 22.00 para Navidad y la víspera de Año Nuevo. Con respecto a los viajes, el gobierno italiano exigirá a los ciudadanos de la UE que se sometan a una prueba PCR antes de viajar a Italia entre el 10 y el 20 de diciembre.
Con todo, a medida que el país intenta mantener a raya los contagios en esta segunda ola, con un preocupante aumento en la cantidad de muertes, la atención está puesta en las festividades de fin de año, puesto que de esta estrategia -y del acceso a una vacuna- dependerá la amenaza de una tercera ola.