La unidad entre los países miembros de la Unión Europa se ha visto desafiada a lo largo de la historia del bloque, como con la crisis de la deuda en los países del Mediterráneo en 2010, el masivo flujo de refugiados en 2015, y el Brexit. Sin embargo, tanto los líderes de la UE y como expertos sugieren que esta vez hay un verdadero peligro para la alianza. La crisis por el coronavirus, que ha impactado severamente a Italia, España y Francia, ha abierto viejas heridas, y la búsqueda de una solución económica en conjunto parece fragmentar cada vez más al bloque europeo.
Los países del sur de Europa, liderados por Francia, España e Italia, y otras seis naciones, piden una respuesta europea común al desafío del Covid-19, como una especie de eurobonos o, en este caso, “corona bonos”, para aliviar la presión del golpe económico en estos países. Se trata de la emisión de una deuda conjunta.
Sin embargo, las naciones del norte, como Alemania, los Países Bajos, Austria y Finlandia, se oponen a la idea de un eurobono, y sugieren que otras herramientas existentes podrían funcionar mejor, sin tener que recurrir a otros países que consideran menos preparados para tiempos difíciles. El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), una especie de póliza de seguro conjunta, tiene más de 400 mil millones de euros disponibles para ayudar a los países en crisis. Los holandeses lo ven incluso como un último recurso.
“El germen ha vuelto”, advirtió Jacques Delors, expresidente de la Comisión Europea, quien habla de un “peligro mortal" para el proyecto europeo si los países miembros demuestran ser incapaces de evidenciar solidaridad.
“Los países del sur (una vez más afectados por una crisis) exigen un instrumento de deuda colectiva (corona bonos) para proporcionar fondos para la recuperación sin aumentar sus deudas nacionales. Los países del norte se resisten a cualquier medida que convierta a la UE en una unión de ‘transferencia’. Prefieren proporcionar créditos baratos del MEDE. Este es el problema más agudo en este momento. Pero también es cierto que en la actual emergencia, el estado nacional y el interés nacional se destacan y la solidaridad de la UE sufre”, explica a La Tercera el analista del Carnegie Europe, Stefan Lehne.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, detalló que él y la canciller alemana, Angela Merkel, tuvieron “no solo un desacuerdo sino una confrontación dura y franca” durante una videoconferencia el jueves pasado. “Si Europa no se enfrenta a este desafío sin precedentes, toda la estructura europea pierde su razón de ser para el pueblo”, dijo Conte al diario Il Sole 24 Ore.
El Presidente francés, Emmanuel Macron, también ha expuesto su punto: “Si no mostramos solidaridad, Italia, España u otros podrían decir a sus socios europeos: ¿Dónde han estado cuando estábamos en la línea del frente? No quiero esta Europa egoísta y dividida”.
Por su parte, el premier holandés, Mark Rutte, ha indicado que “estamos en contra, pero no somos solo nosotros, y no puedo prever ninguna circunstancia en la que cambiaríamos esa posición”. “Significaría que cruzaras la línea en una zona euro que es más una unión de transferencia”, dijo, sugiriendo que implicaría que los países mesurados o “frugales” subsidien el déficit de otros.
“Nuevamente las divisiones Norte-Sur están presentes, pero a diferencia de 2010 todos están afectados por la crisis. Ahora, la existencia de la UE no está realmente en riesgo, pero un debilitamiento de la integración europea es sin duda un posible resultado”, recalca Lehne.
Por ahora, la discusión y búsqueda de consenso está a cargo de los ministros de Finanzas de los países miembros, que se “reunirán” por videoconferencia el 7 de abril.