Trump de alta y sin mascarilla

El Presidente Donald Trump en el Balcón Truman de la Casa Blanca, la tarde del lunes tras ser dado de alta. FOTO: REUTERS/Erin Scott


Luego de tres noches hospitalizado en el Centro Médico Walter Reed, Donald Trump fue dado de alta a las 19:30 del lunes. Y lo primero que hizo al llegar a la Casa Blanca fue posar para los fotógrafos desde el Balcón Truman mientras se sacaba la mascarilla. Desde que fue internado el viernes luego de dar positivo al coronavirus, el Presidente republicano ha intentado transmitir la imagen de que todo se trató de un mero traspié e incluso se aventuró a decir que no hay que tenerle miedo al Covid-19. “No dejes que domine tu vida”, afirmó.

El contagio de Trump ha remecido la campaña presidencial, cuando falta apenas un mes para las elecciones del 3 de noviembre en las que se juega su reelección. Pero las consecuencias de la enfermedad del Presidente, que desde el inicio de la pandemia ha intentado bajarle el perfil a pesar de los más de los 7,6 millones de contagios y 214 mil muertos que hay en Estados Unidos, aún están por verse.

Si ya antes de ser hospitalizado Trump no respetó la distancia social y se probó muy pocas veces la mascarilla, incluso mientras estuvo internado porfió con el virus. Ocurre que Trump, de 74 años, no tolera la imagen de un “Presidente débil”. Por eso el domingo dejó el hospital por unos minutos y salió a saludar a sus partidarios desde una camioneta. Los miembros del Servicio Secreto observaron atónitos la acción y se quejaron en privado por la irresponsabilidad del paciente Trump. Ahora tendrán que guardar cuarentena.

Una treintena de funcionarios del Ejecutivo estadounidense contrajo el virus, entre estos la jefa de prensa de la Casa Blanca, pero Trump ha seguido en la suya. Sin embargo, aunque ha intentado mostrarse “ajeno” al Covid-19, su imagen podría verse afectada entre los indecisos y sus propios partidarios. Por ejemplo, ya hay críticas sobre por qué el Presidente recibió una antención que no está disponible para la mayoría de los ciudadanos, incluido un tratamiento de anticuerpos experimental que aún se está probando en ensayos clínicos y se ha administrado solo a unos pocos cientos de personas. Esto es completamente diferente a lo que ocurrió con el primer ministro británico Boris Johnson, que se internó en un hospital público cuando contrajo el coronavirus.

También hay dudas sobre la transparencia de todo el procedimiento. Así, no se sabe si Trump dio positivo en un test anterior al que informó en su momento la Casa Blanca. A su vez, el propio médico del Presidente, el doctor Sean Conley, reconoció que su paciente “áun no está fuera de peligro”. Todo esto pone al tope de la agenda un tema que Trump detesta: el coronavirus.

La lógica indicaría que el mandatario pasará los próximos días “encuarentenado” en la Casa Blanca, sin posibilidad de actos presenciales de campaña. Pero con el Presidente republicano no se sabe hasta que él mismo sorprende con lo contrario.