El anuncio de adelantar las vacaciones escolares de invierno le ha provocado más de un dolor de cabeza al gobierno de Gabriel Boric. Y es que, internamente, según cuentan desde el propio Ejecutivo, se ha visto con preocupación cómo las informaciones que desde Educación y Salud se han dado a la ciudadanía se pisan entre sí. Las mismas carteras se traspasan la responsabilidad mutuamente y lo que dice una luego es desdicho o clarificado por la otra. Y la inquietud ya se ha manifestado incluso en ministros del comité político.
Si el día del anuncio el titular del Mineduc, Marco Antonio Ávila, informaba que “como gobierno hemos decidido modificar el calendario de vacaciones de invierno en los establecimientos educacionales, adelantándolas y sumando una semana” y que la medida era “obligatoria para todos los establecimientos, tanto públicos como privados, y los únicos eximidos son aquellos organizados en trimestres”, al día siguiente, su par del Minsal, María Begoña Yarza, lo relativizaba en Radio Cooperativa: “Los colegios no van a estar cerrados y, por lo tanto, en aquellas familias en que la red familiar no sea capaz, porque esta semana que se anticipa no estaba planificada, los colegios van a estar abiertos (...) Les hemos llamado colegios abiertos, allí va a haber actividades extracurriculares”, señaló. Las dudas se instalaron de inmediato.
Así, entonces, el anuncio que un día tenía carácter de “obligatorio” para todo tipo de establecimientos al ser una medida sanitaria instruida en contexto de pandemia, a la jornada siguiente sumaba matices y ya no era tal.
Pero no ha sido lo único, puesto que si Ávila dijo el mismo día del anuncio que los establecimientos de educación parvularia que se tenían que sumar a la medida eran solamente los “centros Integra, Junji y Vía Transferencia de Fondos (VTF)”, horas más tarde la subsecretaria de Educación Parvularia, María Isabel Díaz, precisó que, además de estos, también se incluía a jardines infantiles y salas cunas privados.
Las informaciones cruzadas, en todo caso, no quedan ahí, porque si la mañana de este jueves la ministra Yarza señalaba en Chilevisión que “lo que conversamos con el Mineduc es que los niños adelanten sus vacaciones”, una hora más tarde, en el matinal de Mega, Ávila aseguraba que estos cinco días hábiles extras “no son vacaciones” y lo que se busca es que los menores eviten compartir con otros pares. “La invitación es a que los niños no circulen”, expuso.
Esto llevó a una nueva aclaratoria. Y es que si el miércoles la ministra Yarza había dicho que se mantendrían abiertos aquellos colegios donde los padres “no puedan tener una red” para sostener el cuidado de los niños durante esa semana, un día después Ávila especificó que dicha medida de apertura no corre para instituciones públicas y privadas por igual. “Vamos a tener abiertos los establecimientos que ofrecen servicio de alimentación; municipales, Servicios Locales de Educación Pública y particulares subvencionados. A aquellos con servicio Junaeb vamos a pedir que los equipos directivos organicen turnos”, detalló, agregando que esos colegios que no tienen el servicio de alimentación “puedan dialogar con sus comunidades respecto de cómo se está llevando esta resolución”.
Incluso, el ministro Ávila tuvo que desdecirse la mañana de este jueves en el matinal de Mega, luego de asegurar que “todos los alcaldes y alcaldesas fueron convocados (para conversar la decisión de las vacaciones) y a veces no toda la información llega con sus jefes de gabinete. Esto no está sucediendo de un viernes para un domingo, estamos hablando de casi 10 días de preparación. Pediría que no hiciéramos un punto político de esto. Sin salud no hay educación”.
Momentos más tarde, Germán Codina (RN), alcalde de Puente Alto y quien estaba de panelista en el programa, fue tajante y le retrucó: “Quiero desmentir que se convocó a todos los alcaldes (…); se siembra la idea y yo por lo menos no fui citado”. Ávila, de inmediato, se excusó: “Lamento que la invitación no haya llegado a todos los municipios. Nos quedan algunos días para buscar soluciones”.
En el entorno del Mineduc y del Minsal aseguran que la descoordinación “se puede haber debido a que cuando se hizo el anuncio el detalle del mismo no estaba del todo claro para todos los involucrados” y que dejaba varios flancos abiertos que con los días se han intentado cerrar. Y que el hecho de que sean dos los ministerios a los que envuelve la decisión lo ha hecho todo más difícil. Puertas adentro y hacia afuera.
La inquietud de La Moneda con Yarza
Efectivamente, puertas adentro, en Palacio, la forma en que se comunicó la determinación no fue bien evaluada. El martes, la Secretaría de Comunicaciones pidió expresamente al Minsal y Mineduc que se aclararan los alcances del anuncio del día lunes tras las dudas que surgieron ante la medida.
Según fuentes del gobierno, la repartición liderada por Pablo Paredes no fue alertada previamente por parte de las carteras de que vendría un anuncio de esa magnitud. El diseño, dicen las mismas fuentes, habría sido afinado desde los equipos respectivos de cada ministerio.
Internamente, además, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, alertó sobre cómo la medida podía afectar a las madres trabajadoras y organizó una reunión de emergencia -la que se realizó esa noche por Zoom- con parlamentarias de la bancada Julieta Kirkwood (que agrupa principalmente a diputadas de izquierda), el subsecretario de Salud, Cristóbal Cuadrado, y el ministro de Educación, Marco Ávila, donde se detallaron los alcances de la decisión y sus fundamentos.
Las descoordinaciones y la improvisación que dejó en evidencia la puesta en escena del anuncio, sin embargo, golpearon particularmente la figura de la ministra Yarza. Los cuestionamientos ante una escasa comunicación de riesgo de parte de su cartera y las señales contradictorias respecto de los cuidados frente a la pandemia se hicieron más notorios.
El episodio se suma a a otros flancos que se ha abierto la propia secretaria de Estado en las últimas semanas, lo que ya ha generado inquietud en La Moneda. Este miércoles se dio a conocer la decisión del Colegio Médico de pasar a Yarza a la Comisión de Ética del gremio tras haber interpuesto una querella por torturas en contra del Hospital Psiquiátrico del Salvador de Valparaíso.
Pese a que la ministra tuvo que disculparse con la entidad, en el gobierno inquieta el convulsionado pie en el que queda el Ejecutivo frente al gremio. Quienes han conversado con ella en los últimos días aseguran que entiende que quedó cuestionada y que ha admitido que cometió un error al apresurarse con una acción legal de esa naturaleza.
El disgusto con Yarza -y en particular con la medida impuesta desde Minsal y Mineduc- tiene también otra arista: la negativa de la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica (CNRP) a la decisión que finalmente fue anunciada por el gobierno.
“El consejo considera, mayoritariamente, que existe incertidumbre en el impacto que puede generar el adelantar las vacaciones dentro de la saturación de la red asistencial pediátrica. Dado aquello, no existe una posición uniforme para recomendar la medida”, replicaron desde la instancia cuando se les consultó, hace casi una semana.
El miércoles por la noche, la ministra respondió que “el 95% de las recomendaciones que nos ha hecho el consejo de expertos la hemos tomado (…). No podríamos delegar en una comisión externa la toma de decisiones final, ellos nos recomiendan y nosotros, como presidimos, tomamos la decisión”.
Más allá del quiebre con el Colmed y la tensión interna en sus equipos, personeros de la administración del Presidente Boric apuntan a que la falta de experiencia política de la titular de Salud le está pasando la cuenta. “Se la ve en una situación muy complicada. Hay una dificultad en torno a lo que es la mirada política de la gestión de la ministra, pese a su capacidad técnica”, dice un representante del gobierno.