El 1 de mayo, en el cementerio Canaán de Pudahuel, un camposanto del tipo parque emplazado a la salida de Santiago, en la Ruta 68, fue enterrado Franco Vargas con presencia de oficiales del Ejército. Esa jornada, en un discurso junto al ataúd de su hijo y con los militares tras ella, Romy Vargas, la madre del conscripto fallecido en un ejercicio de instrucción en el extremo norte pidió a la institución justicia.
Este jueves, el mismo cementerio fue escenario de otro episodio en la indagatoria que realiza la Fiscalía Regional de Arica y Parinacota para esclarecer los hechos que culminaron con el deceso del joven de 19 años que ingresó como voluntario a cumplir con el Servicio Militar.
Franco Vargas falleció el 27 de abril en una marcha a 4.600 metros sobre el nivel del mar de los conscriptos de la Brigada Motorizada N°23 Huamachuco, de la IV División de Putre del Ejército. En la instancia, otros 45 jóvenes presentaron un cuadro infeccioso de origen respiratorio y otros problemas de salud.
Ante testimonios de participantes que relataron una serie de malos tratos que enfrentaron los conscriptos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó una querella por apremios ilegítimos.
Luego que se zanjara la contienda de competencia entre las justicias civil y militar, el pasado 11 de julio, el Juzgado de Garantía de Arica autorizó la exhumación del cuerpo solicitada por la Fiscalía Regional de Arica.
El fiscal regional de Arica y Parinacota, Mario Carrera Guerrero, dirigió la diligencia que se desarrolló participación de profesionales de la Unidad de Víctimas, detectives de las brigadas de Homicidios de Arica y Metropolitana y el Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones, además de peritos del Servicio Médico Legal.
Los restos serán trasladados hasta el SML para realizar una nueva autopsia para establecer la causa de muerte, ahora bajo el Protocolo de Minnesota.