Colegio y apoderados deben pagar $ 6 millones por agresión a alumno
Tribunal de justicia civil de Santiago condenó al establecimiento y a la familia del alumno agresor a indemnizar a la víctima.
Uno de los mayores temores que enfrenta cualquier padre o madre es que sus hijos se involucren en peleas escolares o episodios de bullying, ya sea en el papel de víctimas o de victimarios. Bien lo saben dos familias que en 2016 eran parte del Colegio San Juan Evangelista y se vieron envueltas en una agresión cuyas consecuencias se arrastran hasta hoy.
Allí, en marzo de ese año, en una clase de Matemáticas, un escolar golpeó a otro en la cabeza, dejándolo con un traumatismo (TEC cerrado) y una inflamación mandibular. El padre de la víctima acusa que el niño quedó tan conmocionado que cuando lo fue a buscar al colegio para retirarlo, no lo reconoció. Estuvo internado dos días en una clínica y luego ha debido recibir apoyo psicológico, por lo cual abandonó el recinto, ligado a la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús.
Como contrapartida, la madre del niño agresor afirma que el otro escolar estuvo molestando a su hijo durante 45 minutos, con insultos y garabatos, y que, incluso, pidió ayuda a la profesora para frenar la situación, antes de golpear al compañero. Si bien rechaza la reacción que tuvo el niño, advierte que su hijo ha recibido hostigamientos desde ese momento, por lo que también está con tratamiento psicológico.
Los padres del niño agredido acudieron a la justicia para demandar a la otra familia y al colegio, en un juicio que ganaron en septiembre pasado y que determinó que los acusados deberán pagar una indemnización de $ 6 millones, en una decisión inédita para el sistema escolar. Sin embargo, la madre del niño agresor dice que no pudo asistir al juicio ni defenderse.
En el fallo del 21 Juzgado Civil de Santiago, se acreditó que el día del hecho, el escolar de la familia demandante llegó a la enfermería "golpeado en la cara y sangrando", y que, incluso, no podía hablar. Pero también se confirma que, estando en clases, él "comenzó a molestar a su compañero (el agresor) diciéndole cosas sobre su mamá".
La Tercera conversó con ambas familias, las que muestran distintas versiones sobre la golpiza, pero coinciden en una sola cosa: que la profesora no hizo nada por evitar la pelea y que el colegio tampoco actuó de forma correcta. De hecho, el fallo afirma que los niños le pidieron a la docente "que interviniera para frenar la situación, sin embargo ella no hizo nada al respecto y sólo les indicó que siguieran trabajando".
Consultado por los hechos, el Colegio San Juan Evangelista se negó a hablar.
Solución integral
Más allá de la judicialización del caso, las situaciones de agresión escolar en Chile han ido en aumento. Según cifras de la Superintendencia de Educación, en el primer semestre se registraron 858 denuncias de agresión física entre alumnos y 567 acusaciones de maltrato psicológico. Esto es un alza de 24% y 21%, respectivamente, en comparación a igual período del año pasado, lo que mantiene en alerta a los expertos.
El decano de Educación de la Universidad de Concepción y experto en convivencia escolar, Óscar Nail, dice que la mejor forma de abordar la violencia escolar es buscando una solución integral en los colegios, "con una coordinación entre la gestión directiva, la gestión de aula y la gestión comunicacional con los padres". Agrega que "hay que hacer una escuela nueva, en gestión coordinada con padres, docentes, directivos, psicólogos, para que los distintos actores se anticipen a estos problemas, porque la escuela tiene que enfrentar incidentes críticos, como la violencia verbal y física, la discriminación y la homofobia".
Mientras, la psicóloga experta en bullying escolar, Gabriela Piña, resalta que las familias deben cumplir un rol más activo en la educación de sus hijos: "Si bien los profesores tienen cierta responsabilidad, el asunto también se tiene que ver en la casa". Además, coincide en que el problema se debe abordar de forma global, no solo ayudando al niño agredido, sino también al agresor. "A él también hay que apoyarlo. Cuando este niño es vulnerado, se generan mecanismos de defensa que hacen que ellos vulneren", dice.
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