Once años, cinco meses y 25 días. Ese es el tiempo que ha transcurrido entre hoy y el 27 de febrero de 2010, día en que el terremoto que afectó a la zona centro-sur de Chile dejara, dentro de cientos de otras construcciones, inutilizable el hospital de Curicó. Según calculan las autoridades, a este lapso habrá que sumarle al menos un par de meses, pues proyectan que el nuevo recinto esté operativo a fines de octubre.

Son 11 años y tengo la sensación de que nuestros pacientes no pueden seguir esperando. Esto que se veía tan lejano ya es mucho más concreto”, indica Mauro Salinas, director del recinto.

Y es que además de los hospitales San Antonio de Putaendo, Talca interno, Talca externo, Hualañé, Parral, Cauquenes, Félix Bulnes y Herminda Martín de Chillán, el de Curicó es uno de los nueve en que, según se analizó posterremoto, se edificaron hospitales de construcción acelerada para dar respuesta a la ciudadanía, pues no era posible que esas zonas quedaran sin asistencia médica.

Para el futuro, sin embargo, había un compromiso de reposición de un recinto que tuviera condiciones similares al que resultó damnificado, que en el caso del establecimiento maulino está próximo a ver la luz.

Será, eso sí, con nuevas bases, pabellones y unidades, con una superficie superior a los 100 mil metros cuadrados, que quintuplicarán el tamaño del actual hospital, que aportará un total de 400 camas, que beneficiará a casi 300 mil personas de la región y que tiene una superficie construida de 109 mil 152 metros cuadrados.

El subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, explicó que la inversión es parte del ambicioso Plan Nacional de Inversiones en Salud “que compromete la construcción de 22 nuevos hospitales y 110 centros de atención primaria al término de esta administración; de los cuales 11 y 96, respectivamente, ya culminaron su etapa de obra. Todos fueron diseñados con altos estándares de calidad, eficiencia energética, tecnología de última generación y construcciones seguras y amigables”.

De hecho, las autoridades explican que se tratará de un edificio con Certificación de Edificio Sustentable (CES) de alta complejidad, antisísmico, de nueve niveles, 54 camas críticas, 12 pabellones, cinco salas de parto, 17 sillones de hemodiálisis, helipuerto, sala de máquinas, guardería y 800 estacionamientos. En concreto, un moderno recinto de arriba abajo, que tiene una larga historia que contar desde que se decidió su edificación.

Pero, ¿por qué demoró tanto? “Son muchas decisiones políticas que involucran estudios. En salud pública siempre las necesidades son múltiples y los recursos escasos. Tenemos un déficit fuerte en salud pública y pasaban unos hospitales antes que otros”, señala el director del hospital curicano. Y añade que “las decisiones son complejas, pero me quiero quedar con la sensación de que después de harto tiempo estemos ad portas de abrir un nuevo hospital”.

Gisela Alarcón, subsecretaria de Redes Asistenciales del segundo gobierno de Michelle Bachelet y quien coincidió con el inicio de la licitación y luego construcción del recinto, señala que esto ocurre por “una serie de factores” y que construcciones transitorias, como lo era originalmente el hospital modular de Curicó, “tienden a quedarse por muchos años por situaciones varias”. Por eso, asegura, “hay que tener una política de Estado muy clara para definir cómo, cuándo, dónde y con qué recursos se tiene que modernizar la red hospitalaria y que ahí no haya otro tipo de decisiones”.

El proceso

Yo ya estaba designado como ministro de Salud y al día siguiente del terremoto comencé un recorrido por todas las zonas donde hubo daños en hospitales. A Curicó llegué el 1 de marzo…”. Así comienza Jaime Mañalich, extitular de Salud en dos oportunidades, su relato. Así comenzó también a gestarse la construcción del nuevo recinto.

Según recuerda el nefrólogo, dicho hospital fue uno de los más dañados con el movimiento telúrico. “En la práctica sufrió una destrucción completa”, dice. Añade que en las semanas posteriores “se hizo una evaluación a través del Departamento de Ingeniería y Gestión de la Construcción UC, quienes confirmaron que el hospital era irrecuperable, que no bastaba con hacer mejorías, que el mero hecho de entrar a él era una situación de mucho peligro”. Lo anterior fue ratificado luego por expertos canadienses.

Cerrado el hospital hasta nuevo aviso, los días que siguieron al terremoto fueron caóticos y los primeros seis meses se sobrellevaron con un hospital de campaña facilitado por Argentina. Pero había que tener una solución más concreta: inspirados en modelos alemanes, se ordenó la construcción de los llamados ‘hospitales de construcción acelerada’. Fueron 18 en todo el país y uno de ellos fue el de Curicó. “Fue el más grande, con una estructura metálica de tres pisos, que demoraba tres meses en habilitarse y hasta aquí ha soportado estoicamente todo lo que ha demorado en edificarse el definitivo”, recuerda Mañalich.

En efecto, el terremoto significó trasladar algunos servicios clínicos y administrativos a dependencias del Centro Referencial de Salud, la ex Casa de Ejercicios y otras instalaciones, además de la habilitación de nuevos espacios que incluyó un Módulo de Atención de Emergencia con la participación de públicos y privados; un Módulo de Hospitalización de 100 camas y el Módulo de Construcción Acelerada, que recibe al Servicio de Urgencia en el primer piso, Medicina en el segundo y Pediatría y Cirugía Hombres en el tercero.

Eso hasta que en julio de 2015 se iniciara formalmente el proceso de licitación para la construcción del nuevo Hospital de Curicó, el que comenzó a mediados en 2016 y que estaba proyectado para estar listo durante el primer semestre de 2020.

Alarcón, la exsubsecretaria de Redes Asistenciales, detalla que para que esto fuera posible debieron pasar muchas etapas. “Se tienen que realizar estudios, licitaciones, se revisa por Contraloría y, en este caso, en la licitación, las empresas presentaron ofertas más caras que el presupuesto, entonces hubo que ir a reevaluación, es decir, pasar nuevamente por los ministerios de Desarrollo Social, Hacienda y Salud”. Eso hasta que se logró poner la primera piedra, a fines de diciembre de 2016, dando inicio al proceso de construcción como tal.

Otro freno

La llegada del Covid-19 también generó impacto y se convirtió en un nuevo factor de demora. “La infraestructura que estaba avanzando en el país se enlenteció producto de la pandemia, porque hubo que redirigir recursos, llegaron las cuarentenas y trabajar era complejo”, dice el exministro de Salud, quien señala que el recinto debería haber estado funcionando en julio del año pasado, “y va a partir con más de un año de retraso”.

“Hubo algunos días en que se detuvo por algunos brotes dentro de la construcción, pero una vez que se contuvo se siguió. Sí hubo retrasos en cuanto a llegada de materiales y de equipamientos, que por la pandemia no podían ser entregados a tiempo”, señala Luis Jaime, director del Servicio de Salud del Maule (SSM).

Mañalich, en tanto, recuerda que cuando llegó la pandemia “había algunos hospitales que iban a ser entregados a fines de 2020 y los aceleramos, entre ellos el Félix Bulnes y el Padre Las Casas, pero el de Curicó en ese momento estaba cerca de un 70%, y para el manejo de la pandemia no tuvimos posibilidades de acelerarlo”.

Más de 15 mil camionadas de tierra después, el recinto está cercano a abrir sus puertas para la atención de pacientes. “El hospital debiera comenzar a funcionar en los próximos tres o cuatro meses en forma escalonada, en algunas áreas, primero lo ambulatorio, porque hay que verificar que funcionen todos los sistemas”, asevera el director del SSM.

Salinas, el jefe del hospital, señala que como equipo están “ansiosos; es un proyecto que hemos esperado hace varios años, después de haber sufrido un terremoto, que estemos ad portas de iniciar este proceso hacia un nuevo recinto es un tema que nos tiene muy esperanzados, lo deseamos hace mucho tiempo”. Y agrega: “El hospital que teníamos era de emergencia posterremoto y este es uno que quintuplica en capacidad, con siete pisos, que pasará de 270 a 400 camas, con aumento de Cuidados Medios, de camas críticas, de pabellones, de boxes de atención, con helipuerto”. Por eso, dice, “desde el punto de vista sanitario es un salto considerable y las brechas van a ir subsanándose”.

Además, explica cómo se darán los cambios, que dentro de otras cosas incluye contratación de personal, porque el nuevo recinto es cinco veces más grande: “Es un proceso que estamos trabajando hace harto tiempo, con comisiones. Vamos a hacer un par de simulacros como para ir avanzando y ver los factores críticos”, dice Salinas, antes de contar que muchos pacientes críticos van a ir momentáneamente al Hospital de Talca mientras se haga el cambio y que incluso Carabineros mantendrá algunas calles cerradas para mover a los pacientes de forma segura.

¿Y el recinto antiguo? “Hay áreas que no vamos a poder ocupar y para otras se están ideando proyectos de bien social apuntados a la salud en conjunto con la municipalidad. Y nosotros también necesitamos lugares para mover el Samu, para el jardín infantil de los hijos de nuestros funcionarios, que seguirá funcionando ahí, y la terminación de la calle Membrillar nos quitará espacios”, cierra Salinas.