Pocas comunas del país pueden decir que en las salas de clases de sus establecimientos públicos hay alumnos que nacieron en países tan diversos como Holanda, Pakistán, Nicaragua, China, España, Haití o Venezuela. Muchos menos municipios pueden asegurar que los estudiantes no nacidos en Chile superan los 10.000 en sus recintos, o que más de la mitad de sus escuelas y liceos bordean el 50% de matrícula extranjera.
Pero en un abrir y cerrar de ojos, o más bien en apenas un decenio, Santiago pasó a estar en condiciones de señalar que cumple todo lo antes expuesto, graficando el fenómeno migratorio que se ve en diversas latitudes y actividades del país. Según los registros de la Dirección de Educación Municipal (DEM) de esa comuna, en 2014 un 8,92% de los estudiantes de las escuelas y liceos públicos eran extranjeros. Si en 2023 esa proporción llegó a 38,6%, hoy, en pleno 2024, alcanza un 42,8%.
En otras palabras, los alumnos foráneos pasaron de 3.015 hace una década en Santiago, a 12.004 actualmente, cuadruplicándose en 10 años y transformándose en la comuna del país con mayor población estudiantil migrante.
El fenómeno es más evidente en algunos establecimientos que en otros. La DEM tiene a su cargo un total de 44 recintos (una escuela de párvulos, 21 escuelas básicas, tres escuelas especiales, 16 liceos de jóvenes y tres liceos de adultos, dos de los cuales operan en contexto de encierro), y en 26 de ellos (seis liceos, 18 escuelas y el Centro de Capacitación Laboral) los estudiantes provenientes de manera reciente de otros países se acercan al 50% del total de la matrícula.
Uno de ellos es el Liceo Gabriel González Videla -los alumnos migrantes superan el 80%-, establecimiento público de la comuna que desde hace ya un par de años exhibe ser uno con los mayores porcentaje de extranjeros en relación a su matrícula, y uno de los mayores a nivel de la Región Metropolitana.
“Advertimos que la presencia migrante plantea un desafío de financiamiento en el sistema actual de subvención escolar, desafío que es necesario abordar ya que el crecimiento de la población estudiantil migrante plantea un serio problema de financiamiento, puesto que los estudiantes migrantes de primera generación pueden tardar varios años en regularizar su situación y muchas veces sus posibilidades de una alta asistencia son bajas, debido a diferentes factores”, señala al respecto Rodrigo Roco, director de la DEM.
De acuerdo con los datos con que cuenta la Dirección de Educación, al menos el 42% de los estudiantes migrantes se encuentran en esa frágil situación, lo que implica poco más de 5.000 estudiantes, lo que auguran les generará un “serio problema de desfinanciamiento crónico”. Ocurre que el arribo ha sido sostenido. Y al parecer lo seguirá siendo.
Hoy Santiago tiene en sus salas de clases estudiantes de 25 nacionalidades, además de la chilena. Hay venezolanos, peruanos, colombianos, ecuatorianos, bolivianos, dominicanos, haitianos, argentinos, cubanos, brasileños, uruguayos, afganos, españoles, mexicanos, rusos, panameños, paraguayos, chinos, además de un estadounidense, un nicaragüense, un turco, un ucraniano, un pakistaní, un salvadoreño y un holandés.
Según reseñan desde la DEM, las mayores fluctuaciones de extranjeros se produjeron en 2018 y 2019, cuando se acumularon alzas de 45% y 22% en relación con los años anteriores. Esto significó un aumento de 3.749 estudiantes migrantes en dos años, representando un incremento total del 53,5%, con una población estudiantil mayoritariamente de origen venezolano. Pero independiente de dónde provienen los estudiantes, los desafíos del aumento de menores que no tienen base escolar en Chile son evidentes. Para sostenedores, comunidades, profesores, padres y alumnos.
“Hay problemáticas asociadas a la migración por parte de las familias, como la dificultad para encontrar hogar definitivo, que conlleva cambios de domicilio, y también problemáticas de un sistema educativo que no está preparado para recibir estudiantes que han visto sus trayectorias escolares interrumpidas, pues está diseñado para una trayectoria educativa lineal”, dice sobre el fenómeno Ingrid Olea, directora ejecutiva de Educación 2020, que plantea que una vez que los extranjeros superan las dificultades propias de su situación migratoria, dentro del aula se enfrentan a problemáticas de rezago de aprendizajes y adaptación, “que impactan también el aspecto socioemocional”.
Como si abordar el fenómeno de la migración no fuera poco, los responsables de los colegios además miran de reojo que no todos los estudiantes extranjeros viven en la comuna: mientras 79% sí lo hace, hay otro 7% que habita en Estación Central, 3% en Independencia, 3% en Quinta Normal, 1% en Renca, mismo porcentaje que en Recoleta, San Miguel y San Joaquín. Otro 4% vive repartido en territorios diferentes.
Retrasos de aprendizaje
El fenómeno santiaguino, en todo caso, va de la mano con lo que ocurre en el resto de Chile. Los datos del INE de 2022 dicen que la población migrante es de 1.625.000 personas aproximadamente, un aumento de casi 4% en el último tiempo. Con eso como contexto, Andrea Figueroa, decana de la Facultad de Educación de la U. Central, dice que es un reto “el proceso migratorio en sí y la instalación de niños y jóvenes en los sistemas educativos, fundamentalmente el chileno (...). Ello impacta y enfrenta al sistema, a las escuelas y al profesorado a varios desafíos importantes”.
Pero, además, pone su mirada en los retrasos de aprendizaje aparejados. “Efectivamente muchos estudiantes, niños y niñas en situación de migración y llegados recientemente al país, pueden haber experimentado interrupciones en la educación en su proceso migratorio debido a las temporalidades en las que se desarrollan los años escolares y las condicionantes de admisión y de ingreso que tiene Chile en particular para cada uno de los cursos. Estos retrasos sin duda también van configurando un desafío importante”.
Con eso a la vista va ocurriendo que en las salas de clases se comienzan a instalar niños de mayor edad y con mayor madurez, o con métodos a los que no están acostumbrado. “Los procesos de enseñanza, los procesos didácticos, los enfoques pedagógicos y, lo más importante, el marco curricular de cada uno de los países pueden tener diferencias importantes con los marcos establecidos en nuestro país”, dice Figueroa, que apunta a que los menores también deben lidiar con dejar una vida atrás.
Esto no ha sido ajeno a la DEM, donde señalan que todo lo anteriormente descrito incide tanto en aspectos administrativos como de nivelación de aprendizajes y convalidaciones de estudio. Las dificultades son mayores en educación básica, donde se concentran los estudiantes migrantes en Santiago. En la dirección educativa dicen que esto históricamente ha sido así, pero que los liceos, los que llegan a enseñanza media, han experimentado un aumento constante en ese tipo de matrícula.
Al respecto, Figueroa asevera que en general el abordaje del fenómeno migratorio desde la óptica educativa en Chile es incipiente. “Aún está en una definición inicial que todavía no alcanza a abordar la complejidad del fenómeno educativo de la población migrante”. Mientras, Pedro Larraín, director ejecutivo de Fundación Belén Educa, celebra que el actual Sistema de Admisión Escolar (SAE) haya incluido en su campaña información específica para las familias en contexto de movilidad humana.
“Como sociedad y en el ámbito escolar hemos ido avanzando para acompañar a las familias en estos procesos; sin embargo, para quienes se ven obligados a transitar por pasos no autorizados y no están en los registros oficiales es importante reforzar la información para evitar resistencia e inseguridad de realizar trámites presenciales por temor a ser deportados, aunque no exista riesgo en ello”, añade.
En Santiago, por ejemplo, con la finalidad de abordar la diversidad cultural presente en sus comunidades educativas, en 2023 se creó la mesa de trabajo Creando Interculturalidad, en la que participan actores de los 44 establecimientos educacionales. Su finalidad es construir un diagnóstico para visibilizar la diversidad presente en la comuna y que se releven experiencias pedagógicas en interculturalidad, y se avance en la reflexión y formación de los profesionales que allí trabajan.
Asimismo, durante este año se incorporó al área de Transversalidad Educativa la Educación Intercultural, con la que se han desplegado áreas tendientes a formación y acompañamiento, así como se han realizado operativos masivos de regularización migratoria en los establecimientos de la comuna junto al Servicio Nacional de Migraciones, instancia denominada ‘Voces Migrantes’, con la que se posibilita orientar y acompañar a las familias en el proceso de regularización migratoria de sus hijos e hijas. Esta herramienta, aseguran en Santiago, permite acceder a beneficios y derechos sociales, así como ser reconocidos para efectos de las diferentes subvenciones escolares.
“El abordaje a esta situación se realiza desde un enfoque integral e intercultural, ya que no se trata solo de ‘recibir’ a estudiantes de diferentes orígenes, sino de incorporar sus experiencias, conocimientos y perspectivas en el proceso educativo”, concluye Roco.