Disconforme, pero “feliz que ya haya una lucecita de justicia”. Son las impresiones de Fabiola Campillai, la mujer que perdió sus ojos tras recibir el impacto de una bomba lacrimógena en su rostro en noviembre de 2019, frente a la noticia de que dos capitanes de carabineros fueron dados de baja de la institución debido al procedimiento.
Pese a la medida la mujer, que recibió el impacto mientras esperaba locomoción para ir a su trabajo, señaló que “No estamos conformes”. Pero reconoció que era un primer paso. “Feliz sí de que ya haya una lucecita de justicia delante de nosotros y esperando que esto se resuelva luego”, le dijo a CNN Chile.
“Justicia sería que los culpables de lo que me pasó estuvieran en la cárcel, hicieran una pena efectiva, no en su casa ni firmas ni arresto domiciliario, porque ellos me arruinaron mi vida y la de mi familia -agregó-. No hay forma de reparar esto, pero sí estando presos ellos nos vamos a asegurar que ellos no vuelvan a hacer lo que hicieron, porque ellos son un peligro para la sociedad”.
Campillai agregó que los dos oficiales sancionados por no prestarle ayuda, no son los únicos que deben responder por los daños que le provocó el impacto.
“Los dos (capitanes dados de baja) supieron siempre lo que había pasado, que yo estaba en el suelo. En las grabaciones, hay uno, el capitán Fernández, que dice ‘el Matu se la piteó’. Él tampoco ha dicho la verdad, él dice que nunca se dio cuenta y, en realidad, el piquete entero jamás me prestó ayuda. No eran solamente estos dos, el capitán Fernández y el capitán Maturana, sino que es un piquete entero -rememoró sobre la noche en que ocurrió el disparo que la cegó-. Ninguno prestó ayuda y, al contrario, cuando mi hermana se las solicitó, le tiraron una lacrimógena de mano y empezaron a tirar muchas lacrimógenas. Hicieron una bomba de humo y se fueron, jamás prestaron ayuda”.
“Queremos creer en la justicia -agregó-. No creíamos, pero ahora queremos creer, queremos pensar que sí la habrá (...) Lograr las responsabilidades de la persona que me disparó, tanto así como las responsabilidades de un piquete completo y de la persona que venía a cargo de ellos también, y de sus mandos más grandes porque ellos tampoco actúan solos. También tienen un protocolo que no respetaron. Logrando justicia nos devolverían un poco de tranquilidad”.
Campillai además señaló que nadie de la institución, ni algunos de sus abogados, se ha comunicado con ella. “Nunca se han comunicado con nosotros, ni ayer ni hoy”. Lo mismo dijo sobre el gobierno, pese a la intención del vocero de gobierno de contactarla. “En estos momentos ya no los necesitamos, lo único que le pedimos es que nos ayuden con la justicia”.
Por el contrario, la mujer reiteró sus críticas al proceder de los uniformados en esa jornada. “Se siente rabia, pena, porque ellos no tuvieron corazón, no me ayudaron. Yo pude haber fallecido ahí mismo de no ser por mis vecinos que me ayudaron y me llevaron al médico. Si fuese por ellos (los carabineros), yo hubiese estado botada y hubiese muerto ahí mismo”.
“No hay manera de reparar lo que pasó -agregó- no me van a devolver mis ojos, no me van a devolver ni mi gusto ni olfato porque que también los perdí, no van a borrar mis cicatrices que tengo en mi cara y en mi cabeza. Reparación no hay”.