Isidro Solís, exministro de Justicia: “Yo no habría decidido el emplazamiento de una cárcel de máxima seguridad en Santiago”

Isidro Solís
Isidro Solís, exministro de Justicia: “Yo no habría decidido el emplazamiento de una cárcel de máxima seguridad en Santiago”. Foto: Mario Téllez, La Tercera

El abogado y exautoridad del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet afirma que este tipo de recintos deben estar “en un lugar lo suficientemente grande para que los sectores de reclusión tengan total distancia respecto de cualquier emplazamiento humano”.


El anuncio de una nueva cárcel, que esta vez hizo el Presidente Gabriel Boric, no es algo ajeno para el exministro de Justicia Isidro Solís, quien encabezó durante el primer gobierno de Michelle Bachelet los procesos de Santiago Uno y el Recinto Penitenciario Especial de Alta Seguridad (Repas) en 2007. Solís, quien además fue director de Gendarmería, considera que el anuncio de la cárcel de máxima seguridad “va en la línea correcta”, aunque cuestiona su ubicación.

En las construcciones anteriores, ¿qué desafíos encontraron?

Santiago 1 fue una cárcel que se construyó en el marco de la reforma procesal penal. En el caso de la Cárcel de Máxima Seguridad es otro momento político. Se decide su construcción cuando Chile enfrentaba un problema de delincuencia terrorista que en esos momentos era peligroso. El Estado necesitaba en esos momentos un penal de máxima seguridad que pudiera cortar el desarrollo de este tipo de delincuencia.

¿En esos proyectos enfrentaron, por ejemplo, problemas de ubicación o temas políticos?

No, porque cuando hicimos la evaluación del fenómeno terrorista era un fenómeno peligroso, pero acotado. Y se construyó una cárcel con una cantidad de plazas que daban perfectamente respuesta a las necesidades.

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Isidro Solís, exministro de Justicia. Foto: Mario Téllez, La Tercera

Pero se encontraron con la oposición de los vecinos…

Cada vez que uno inicia un proyecto carcelario tiene oposición de los vecinos. Cuando fui director de Gendarmería me tocó la construcción de Colina II, y en esa época fue una discusión muy fuerte. Lo mismo con la Cárcel de Máxima Seguridad y con Santiago 1, donde hubo discusión con algunos puntos que eran muy razonables porque la gente de ese barrio reclamaba básicamente por las molestias de las visitas a la cárcel.

¿Cómo se resolvió?

Se dieron vuelta completamente los sistemas de acceso y se hicieron por Isabel Riquelme, que es una avenida muy grande, al lado del Zanjón y de la Ruta 68. Entonces, la verdad es que no tiene sectores de vecinos por ningún lado.

El anuncio generó la arremetida de la alcaldesa Irací Hassler (PC) por la seguridad de los vecinos. ¿Tiene asidero esa preocupación?

En la formulación general concuerdo con la alcaldesa. Si yo hubiera sido ministro de Justicia, no habría decidido el emplazamiento de una cárcel de máxima seguridad ahí, porque varios de los problemas que registramos cotidianamente con el funcionamiento de las cárceles se van a seguir dando.

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Isidro Solís. Foto: Mario Téllez, La Tercera

¿Cómo cuáles?

Los denominados peloteros que lanzan cosas dentro de la cárcel. Hay un acceso del mundo externo hacia la cárcel muy directo. Una cárcel de máxima seguridad es una esclusa social en la cual se busca básicamente el aislamiento, y para eso se necesita una distancia muy grande.

Lo del aislamiento es un tema que está en el debate. ¿ A qué nivel debe producirse?

El emplazamiento exacto la verdad es que es un poco indiferente, lo que uno tiene que tener claro es el cumplimiento de su finalidad. Debe estar en un lugar lo suficientemente grande para que los sectores de reclusión tengan total distancia respecto de cualquier emplazamiento humano. Una cárcel de máxima seguridad no se define por la cantidad de cemento o fierro que tiene, sino que por su forma de funcionamiento. Y esto implica que sea un establecimiento que tenga no solamente una aislación de los reos, sino que además de comunicaciones con el resto de la sociedad. Eso es muy difícil en un sitio pequeño. Una cárcel de alta seguridad yo me la imaginaría en un predio de algunas decenas de hectáreas.

La alcaldesa ha hablado de improvisación. ¿Lo considera así?

Decir que una autoridad, como un ministro de Estado o el Presidente está actuando de manera improvisada, es una acusación muy grave. Yo, siendo oposición, la verdad es que no me atrevería a decirlo.

¿Por qué cree que el gobierno decidió que fuera en Santiago?

Me imagino que detrás de eso hay una lógica estatal de tratar de hacerlo lo más barato posible. Los servicios, como luz o agua, que necesita una cárcel ahí ya están instalados.

¿Y por qué instalaron el actual Repas en el mismo sector?

El proyecto era mucho más pequeño; nosotros sabíamos que esa era una amenaza muy acotada y que además calculábamos que iba a durar poco en el tiempo.

¿Cuánto tiempo tomaron las construcción anteriores?

La cárcel de máxima seguridad tuvo prioridad política absoluta. Adaptamos los reglamentos para que la velocidad de construcción fuera muy grande. Primero para el diseño, y la forma de adjudicación también fue muy expedita. Según yo recuerdo, desde que se empieza la construcción propiamente tal, son poco menos de dos años.

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Isidro Solís. Foto: Mario Téllez, La Tercera

El gobierno ha dicho que estaría lista antes del término del periodo presidencial. ¿Es posible?

Es un compromiso exigente, pero si hay prioridad política, es posible. La velocidad también tiene mucha relación con el costo, uno puede trabajar un proyecto a tres turnos diarios y lo único que hace es que ese proyecto sea más caro. Este es un país que se puede permitir gastos de esa naturaleza. Va a salir más caro, pero es posible.

¿Considera que el actual régimen penitenciario está adaptado para ese tipo de cárceles?

No, no está adaptado, porque además uno tiene que prever los problemas futuros por la vía de las cautelas de derechos. Lo que sugiero, es que además de construir un establecimiento de alta seguridad, se debería discutir una Ley de Régimen de Máxima Seguridad, porque este régimen tensiona varias garantías constitucionales.

¿En qué casos se produce eso?

En muchas cárceles de máxima seguridad lo que está establecido es que la comunicación puede ser escuchada, y eso tensiona la garantía constitucional del derecho a la intimidad. Si no queremos comprarnos una discusión infinita, eso hay que definirlo ahora. No es suficiente establecerlo por un reglamento, sino que por ley con quorum constitucional.

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Isidro Solís. Foto: Mario Téllez, La Tercera

¿Y Gendarmería debería cambiar también?

Tengo la impresión de que es un servicio que hoy tiene una dotación bastante razonable. Ahora, todo esto aplicado a una cárcel de máxima seguridad, seguramente va a requerir ajustes.

¿Ajustes de qué tipo?

El crimen organizado es una amenaza muy potente, tiene capacidad de debilitar la vocación o la voluntad de los funcionarios de muchas maneras. Y no estoy hablando solo de corrupción, también el amedrentamiento. Esas son cosas que uno tiene que prevenir teniendo personal mejor entrenado, con un sistema de soporte distinto, pero además, eventualmente, con regímenes de funcionarios sin rostro y sin nombres.

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