Desde la oficina de sus abogados, ubicada en el barrio El Golf, en Las Condes, el exministro de Salud Jaime Mañalich declaró el miércoles por más de cinco horas a través de Zoom en calidad de imputado. La diligencia se realizó ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, en el marco de una investigación penal en su contra por presunta diseminación imprudente de gérmenes patógenos en medio de la pandemia, entre otros delitos asociados.

El caso se inició por una querella del senador Alejandro Navarro, la Comisión Chilena de Derechos Humanos y el alcalde Daniel Jadue. Además de Mañalich, la acción legal apunta al Presidente Sebastián Piñera y a la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, entre otras autoridades.

En el marco de las diligencias realizadas por la Fiscalía Centro Norte en torno a este caso, es que se ha tomado declaración como testigos a siete funcionarios del Departamento de Epidemiología, quienes dijeron que les ordenaron modificar la hora de corte de la plataforma de conteo de casos llamada Epivigila, para que estas calzaran con las informadas por Mañalich al país.

La causa también tuvo un episodio que debió resolverse en la Corte Suprema: la fiscalía pidió el acceso a los e-mails de Mañalich, de su exjefa de gabinete y de Daza. Tanto el gobierno como la propia defensa de Mañalich se negaron a la diligencia, pero finalmente el máximo tribunal autorizó que la fiscalía tuviera un acceso parcial a estas comunicaciones. En la petición ante la Suprema, el Ministerio Público argumentó que Mañalich y su jefa de gabinete “habrían decidido implementar un sistema sui géneris para la recolección de datos esenciales para la correcta gestión de la pandemia”, el que “manejaba información incompleta”.

Durante la tramitación del caso, la defensa de Mañalich -liderada por Gabriel Zaliasnik y César Ramos- presentó sus reparos porque Mañalich aún no era citado para defenderse. Ante esto, ingresó un escrito ante el Séptimo Juzgado de Garantía, solicitando que la diligencia fuera en esta instancia. El tribunal accedió y así, se concretó la audiencia del miércoles.

“Aquí no hubo un sistema de registros paralelos, ni sui géneris, ni ninguna expresión burlona. Lo que hubo es un registro manejado por Epivigila que necesitó ser complementado con otras fuentes de información que enriquecieron para llegar a una data más confiable a la hora de tomar decisiones”, dijo el médico.

De acuerdo al exministro, “se ha dicho que por mecanismos desconocidos para mí se habrían dado instrucciones de ocultar o manipular por un efecto que no sé cuál es (...). Los primeros datos que entregaba en el informe diario eran muy superiores a los que tenía Epivigila. Todo el esfuerzo ha sido por aumentar la información y la data”. En esa línea, indicó que los funcionarios fueron adelantando la hora de corte de la plataforma de conteo, básicamente para poder tener tiempo para dormir y que él no tenía ninguna participación en la elaboración de esos datos.

A su juicio, “la pandemia adquirió un notable sesgo de politización, de herramienta para criticar o apoyar al gobierno de turno cualquiera sea este, en cualquier parte del mundo y, en ese sentido, consideraba que mi figura como ministro en esa conflictividad estaba desgastada y era necesario -y así se lo manifesté al Presidente- que otra persona tomara este cargo”.

Problemas de Epivigila

En gran parte de su testimonio, Mañalich se dedicó a explicar las dificultades que tenía la plataforma de conteo de casos.

“Quiero enfatizar este punto: Epivigila hasta el día de hoy es completamente dependiente de la notificación de los médicos. Vale decir, si un médico ve un caso y no lo ingresa a la plataforma, ese caso no aparece en la estadística de esta plataforma Epivigila”, detalló.

Además, indicó que hasta el año pasado esta información se entregaba en formato físico a las seremis y que durante muchos años funcionó de forma relativamente adecuada para brotes muy pequeños de enfermedades.

“El sistema de seguimiento en papel era absolutamente insuficiente, es por eso que se generó una plataforma que se vacía en una planilla Excel, que se llama Registro de Alerta de Vigilancia de Enfermedad de Notificación Obligatoria (Raveno), la que entró en vigencia a fines de marzo”, aseguró.

Explicó que pese al esfuerzo para que los médicos usaran Raveno, siguieron llegándoles informes en papel a las seremis.

Así, dijo que a fines de abril “llegamos a la convicción de que Raveno y lo que estaba haciendo Epivigila daban una información insuficiente para la toma de decisiones adecuadas”. Por ejemplo, detectaron casos duplicados, fallecidos varias veces, muertos que no estaban fallecidos, además de personas que todavía aparecían como vivas en Epivigila y que, en realidad, el Registro Civil las tenía contabilizadas como muertas.

Tras eso, recordó que la subsecretaria Daza hizo una denuncia ante la fiscalía “de una simulación de persona que se metió y manipuló esta base de datos; no sé en qué estará esa investigación”.

En base a todos estos problemas, Mañalich señaló que para mejorar la información tomó varias medidas: “Primero, ratificar los casos con los servicios de Salud; segundo, agregar los informes de laboratorio de PCR”.

Conteo de fallecidos

Según el exministro, también había una serie de problemas para el conteo de decesos por casos de coronavirus.

Indicó que no tenía que ver con “mala fe”, sino que los médicos estaban sobrepasados. De acuerdo a Mañalich, los doctores le decían que trabajaban 12 horas diarias para atender a personas en servicios de urgencias y que no tenían tiempo para ingresar los datos. Por esto, le pedían plazo para hacer el ingreso de los antecedentes al sistema los fines de semana, lo que producía un desfase importante en la información diaria.

Por esta razón, Mañalich dijo que “se les pidió específicamente a los seremis que produjeran un informe de fallecidos diarios que tenían PCR, informado con la copia del certificado de defunción y después la subsecretaria (Daza) instaló una plataforma para contactarse directamente. Esto es muy importante, porque el conteo que tenía Epivigila de fallecidos tenía errores”.

Más adelante, cuando el fiscal Marcelo Carrasco lo contrainterrogó, señaló que él no tenía contacto directo con Epidemiología, pero que sabía que había resistencia de parte de los funcionarios de ese departamento para usar la base de datos de las seremis.

En otro ámbito de su declaración, Mañalich dijo que en mayo llamó al contralor Jorge Bermúdez para comentarle sobre el problema que tenía de confiabilidad de los datos de Epivigila. “Me dijo que le enviara esto por oficio y luego determinó hacer una auditoría a la plataforma informática del Minsal”, indicó.

Después, señaló que un día antes de dejar el ministerio se enteró de que la Contraloría había detectado un error de 35 mil casos acumulados no contabilizados de coronavirus, por lo que se hizo un sumario.

Según Mañalich, “el problema fundamental es que toda esta información depende hasta hoy de la notificación obligatoria de los prestadores”.

Dijo que este no es un problema solo de Chile y dio como ejemplo los errores de conteo de casos registrados en Argentina y Reino Unido.

Durante la diligencia, en más de una ocasión el juez Ponciano Sallés llamó la atención a la fiscalía, ya que algunas de las consultas realizadas a Mañalich parecían parte de “un examen de conocimiento” y resultaban “engañosas”.

Este jueves, a las 9.15, continuará su declaración.