Jesuitas piden perdón y niegan encubrimiento
El provincial Cristián del Campo señaló que el informe establecía actos que implican una "responsabilidad ética" y un actuar negligente.
Meses difíciles, de sorpresa, de conversaciones de pasillo. Los jesuitas, que comúnmente opinan de temas de contingencia, hoy se manifiestan consternados. La mayoría de los más de cien miembros de la Compañía de Jesús se enteraron este martes de los resultados de la investigación contra Renato Poblete Barth, cuando el provincial, Cristián del Campo, habló cerca de las 15.30. En el edificio Pedro Arrupe lo acompañaban la abogada María de los Ángeles Solar; el llamado "socio" (secretario), Roberto Saldías, y los dos delegados para la prevención de abusos, los jesuitas Larry Yévenes y Francisco Jiménez.
"Su imagen queda mal, la nuestra también y tendremos que vivir con ese descrédito mientras como Compañía de Jesús no recuperemos la confianza. Lamentablemente, él está muerto y no puede defenderse, pero la verdad tiene que salir y no puede ocultarse", dijo Jiménez.
En el informe, según la declaración de los jesuitas, se reconocen responsabilidades individuales e institucionales. También, el provincial realizó una petición pública de perdón a las víctimas de abusos y anunció medidas de reparación.
En relación a las primeras responsabilidades, en el documento se señala que dos jesuitas habrían recibido información respecto de los hechos denunciados directamente desde algunas víctimas. "Luego de recoger los antecedentes, el investigador (Waldo Bown) no acreditó la existencia de encubrimiento, tal como se lo entiende comúnmente en el orden jurídico chileno", sostuvo Del Campo.
El documento apuntó que algunos jesuitas recibieron "algún tipo de información, la mayoría consistente en rumores o comentarios de terceros, lo que implicaría una responsabilidad ética en su actuar". El provincial se habría comunicado con ellos durante el fin de semana reciente.
Del Campo también hizo alusión a las "dinámicas organizacionales" de la Compañía de Jesús. "Si bien estas no son una causa directa de los hechos denunciados, operaron como facilitadores o bien como medidas ineficaces para evitar las conductas de abuso de poder, de conciencia y sexuales cometidas por Renato Poblete Barth".
Un primer paso
Helmut Kramer, denunciante del jesuita Leonel Ibacache, opinó que si bien esto es un primer paso, "eso no se llama negligencia, es encubrimiento. Nos parece grave, porque lo que se busca con esto es quitar toda culpa a la congregación respecto de estas denuncias".
El sacerdote jesuita Juan Cristóbal Beytía afirmó sentir "vergüenza". "A los jesuitas y los curas en general nos preparan para empatizar con los dolores ajenos. Cuando escuchas estas cosas, que son dolores de otras personas provocados por compañeros tuyos, es un dolor doble", sostuvo.
Agregó que "como institución fuimos ciegos, no tuvimos los controles adecuados, los modos de proceder tampoco ponían los focos en las personas afectadas. Hay un reconocimiento de que lo hicimos mal".
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