Harald Beyer, rector Universidad Adolfo Ibáñez: “Vienen tiempos de mucha incertidumbre”

¿Siguen invirtiendo en infraestructura como lo hacían antes de la pandemia?

Estamos acelerando nuestra inversión tecnológica pero eso no significa que vamos a abandonar las otras inversiones, de hecho estamos construyendo un nuevo edificio en Peñalolén, que va a hacer más tecnológico, con nuevo laboratorio pero también con espacios para disfrutar la vida universitaria. No creemos que vaya a haber un cambio del cielo a la tierra, sino que vamos a tener que combinar mejor y acelerar la inversión tecnológica pero sin abandonar lo otro, porque una vez que haya vacuna vamos a volver a la experiencia presencial.

¿En qué carreras las clases remotas se quedarán una vez que pase la pandemia?

Creemos que en las ayudantías, pero no va a ser la misma forma de ayudantía, sino una mucho más focalizada para interactivamente ir resolviendo las áreas donde los estudiantes tienen más dificultades. También en estos cursos de modelación, como matemáticas o trabajos en equipo que requieren diseñar prototipos. Lo estamos conversando todavía con la comunidad y haciendo focus group internos para tener un buen diagnóstico.

¿Las ayudantías de qué carreras piensan hacerlas para siempre remotas?

Prácticamente en todas, eso es lo que hemos ido ensayando y creemos que se presta para todas las carreras.

¿Cuánto y cómo están invirtiendo en tecnología para la conexión vía remota?

Estamos funcionando con clases híbridas desde septiembre y eso significó una inversión en acomodar estas salas nuevas para que puedan realizarse simultáneamente clases presenciales con estudiantes que prefieran quedarse en sus casas. Esto significa cámaras de distinta naturaleza, una especie de switch board que va manejando la interacción entre los alumnos que están en la sala de clases y en sus casas, significa un sistema que permita al profesor escribir en la pizarra y que eso aparezca simultáneamente en su Power Point y en la pantalla de los estudiantes que están en su casa. En total, son 51 salas híbridas tanto en Viña como en Santiago, con un costo anual de casi $600 millones.

¿De esta manera se puede aprender igual que de forma presencial?

Hacemos encuestas entre los estudiantes y la experiencia ha sido satisfactoria.

¿Hay proyectos de inversión que hayan tenido que posponer o cancelar?

No me atrevería a decir que hemos cancelado. El gran proyecto que tenemos es una nueva sede de posgrado que está en Vitacura. Hemos sido muy cuidadosos en reducir la expansión que teníamos proyectada de profesores, estamos contratando más profesores pero a un ritmo más lento de lo que teníamos planificado porque creemos que vienen tiempos de mucha incertidumbre para las universidades porque no sabemos mucho cómo el mundo universitario internacional va a reaccionar frente a este episodio. Creemos que hay espacio para programas internacionales globales de gran calidad y no sé qué va a pasar con los estudiantes, si van a elegir esos programas o van a seguir eligiendo los programas que hacemos las universidades chilenas.


Julio Castro, rector Universidad Andrés Bello: “La pandemia cambió el sistema universitario”

Fotografía Universidad Andrés Bello

¿Antes de la pandemia, hacia dónde apuntaban sus grandes inversiones?

Tenemos un plan estratégico institucional 2018 y 2022 que define cuáles son sus ejes estratégicos y por dónde va a ir la inversión. Hemos cumplido ese plan estratégico, pero sin duda la pandemia llegó para cambiar el paradigma en el sistema universitario chileno de distintas maneras. Hace cinco años atrás era impensado que una universidad pudiera tener educación no presencial. De todas formas, seguimos haciendo inversiones que teníamos consideradas, estamos haciendo la inversión de la clínica veterinaria en Concepción.

¿Cómo están invirtiendo en tecnología?

Estamos desarrollando lo que llamamos sala Hyflex, que son salas especiales con computadores y pantallas que permiten escribir y rayar sobre ellas, además que tienen cámaras que siguen al profesor. El profesor puede estar parado frente a 12 alumnos y el resto remoto, de modo de que si se mueve por la sala, las cámaras lo siguen. Si un estudiante hace una pregunta, la cámara automáticamente se dirige al estudiante. Ya tenemos equipadas alrededor de 30 de esas salas. Además, tenemos 12 mil asignaturas al año y si cada una de esas clases se graba, estamos hablando sobre 70 mil clases que tienen que estar guardadas, por lo que necesitamos espacio en la nube que es carísimo. Una sala Hyflex puede costar $10 millones y eso multiplicado por 30 a 40 salas más todos los espacios, por lo menos US$1 millón.

¿De esta manera se puede aprender igual de bien que de forma presencial?

No me cabe ninguna duda. Nosotros hemos hecho seguimiento al cumplimiento de logros de los resultados de aprendizaje de los estudiantes y están lográndolos de la manera que esperamos.

¿Hay proyectos de inversión que hayan tenido que posponer o cancelar?

Hasta ahora por suerte ninguno.

¿En qué carreras las clases remotas se quedarán una vez que pase la pandemia?

Muchas de las asignaturas que son online se van a seguir haciendo online. Las universidades tienen que asumir estos nuevos tiempos. Vamos a seguir con clases mixtas, con estudiantes presentes y desde sus casas. Todas aquellas que tengan que ver con clases teóricas cognitivas que puedan quedarse en una modalidad no presencial casi definitivamente.

¿Creen que hay amenaza de universidades extranjeras para captar estudiantes?

Siempre está esa posibilidad pero por otro lado tenemos la ventaja de que con este tipo de modalidad no presencial yo puedo tener y de hecho tenemos una serie de profesores extranjeros invitados a clases que participan desde sus países de origen. La posibilidad de tener una educación más internacional es una alternativa razonable. Lo que más me preocupa son los estudiantes de primer año que no conocen la universidad.