La Línea 7 -con sus 19 estaciones y 26 kilómetros de trazado entre Renca y Vitacura- es el proyecto más ambicioso de Metro de Santiago. Esta nueva línea, que pasará por siete comunas de la Región Metropolitana, se mantiene a la espera de la resolución del comité de ministros, máxima instancia administrativa que preside el nuevo ministro de Medio Ambiente, Javier Naranjo, y que se encarga de evaluar las reclamaciones en contra de proyectos de inversión.
Desde que Metro inició la tramitación ambiental del proyecto, el 21 de junio de 2019, no ha estado exenta de polémica. Actualmente la Municipalidad de Santiago busca en el Tribunal Ambiental de Santiago revertir la resolución del director ejecutivo de Servicio de Evaluación Ambiental, Hernán Brücher, que declaró inadmisible su reclamación.
Pero el municipio -que alertó de “graves inconsistencias” en su tramitación para intentar invalidar su Resolución de Calificación Ambiental (RCA)- no es el único que ha reclamado. También algunos vecinos, como el dueño del Hotel Le Reve de Providencia, Alejandro Ergas, quien acusó a la compañía de “no desarrollar estudios geológicos que le permitan asegurar que sus proyecciones en materia de ruido y vibraciones son suficientemente confiables”.
Frente a los requerimientos, Metro de Santiago presentó el pasado 22 de noviembre sus descargos ante el comité de ministros, asegurando que “no existe ningún vicio” en su evaluación ambiental. La obra, que requiere una inversión de US$ 2.528 millones, empleará a 3.797 personas en su fase de construcción y beneficiará a un millón 365 mil habitantes.
La compañía detalló que cuenta con un profundo plan ambiental para blindar el proyecto ante la arremetida en su contra. Éste no sólo consiste en el traslado de árboles, también incluye el de lagartijas y está dispuesta a financiar consultas al sicólogo a los afectados por la obra.
Metro de Santiago sostuvo que “es incorrecto que en la evaluación ambiental del proyecto no se hubieren tomado en cuenta las personas en situación de calle que se encuentran alrededor del Parque Forestal. Muy por el contrario, en diversas etapas de la evaluación fueron considerados, con especial énfasis en lo atingente a su relocalización”.
Según la compañía, el programa consiste en apoyar a los grupos humanos desplazados para que logren vincularse y generar redes sociales en sus nuevos barrios y que puedan establecer nuevos vínculos con el apoyo constante de profesionales.
“En forma adicional, considerando que el proceso de reasentamiento puede afectar la salud mental de las personas, se dispone de un programa de apoyo sico-comunitario. Se implementará, entonces, un programa de atención sicológica para financiar consultas y tratamientos para quienes lo requieran, además de una derivación a la red pública de salud”, añadió en su presentación que cuenta con 125 páginas.
Traslado de lagartijas
Metro de Santiago puso en marcha dos campañas en el que identificó 28 especies de fauna, 2 reptiles, 22 aves y 4 mamíferos que podrían ser afectados por la obra. La reducida cantidad de especies detectada en el área de influencia del proyecto está influenciada por la alta intervención humana característica del casco urbano, ya que el mayor número de especies potenciales se distribuyen en la periferia.
Las especies más sensibles detectadas en el área de influencia del proyecto corresponden a dos reptiles de la familia Liolaemidae: Liolaemus lemniscatus y Liolaemus tenuis. “Si bien están clasificadas en la categoría de conservación “Preocupación Menor”, no constituyen una categoría de amenaza, atendida a su abundancia, amplio rango de distribución en Chile desde la IV a la XIV Región y los amplios tipos de hábitats que prefieren”, destacó Metro en su presentación.
“Para abordar este impacto no significativo, mi representada incorporó el compromiso ambiental voluntario CAV-19: Perturbación controlada de reptiles en PC-13, consistente en la ejecución de una campaña de perturbación controlada mediante la remoción de refugios. Lo anterior, sin perjuicio que conforme se señaló precedentemente, la fauna presente en el área de influencia del Proyecto constituye una composición urbana típica, adaptada al entorno e intervención antrópica, propia del área de emplazamiento de la Línea 7″, añadió el escrito presentado por el gerente general de Metro, Rubén Alvarado.
Por medio de una declaración enviada a La Tercera, Metro además agregó que “el proyecto contempla el trabajo en conjunto con biólogos especialistas en reptiles que realizarán una intervención controlada, que tiene por objetivo reubicar a las especies en un nuevo hábitat sin afectar su ecosistema”.
Normas de Estados Unidos y Australia
En su presentación, Metro destacó que “ni el tren circulará entre las raíces de los árboles, ni habrá un potencial efecto de vibraciones a nivel de superficie”. Esto, en clara alusión a la supuesta afectación a las napas subterráneas de agua que servirían de suministro para los árboles del Parque Forestal.
“La literatura científica ha concluido que la construcción de un túnel a 12 metros o más de profundidad no presenta posibilidad de provocar daño ni deterioro a las raíces de los árboles existentes, dada la naturaleza de su crecimiento y estructura”, destacó.
Al no existir una norma nacional para medir vibraciones, Metro adoptó el criterio estadounidense establecido en la guía de la FTA “Transit Noise and Vibration Impact Assessment Manual”, documento FTA-0123, de septiembre de 2018; y, para ruido inducido, la Guía australiana “Guidelines for the assessment of noise from rail infrastructure, 2013 - South Australia EPA”, ambos relacionados con el tránsito ferroviario.
Según dichas normativas, consigna el documento, el proyecto “cumplió con el estándar” exigido por la autoridad ambiental. “En efecto, de la revisión de todo el proceso de evaluación ambiental es posible concluir que las preocupaciones de los reclamantes fueron abordadas de manera completa, precisa y suficiente”, concluyó.