Esta mañana se informó la muerte, a los 104 años de edad, del exarzobispo emérito de La Serena, Bernardino Piñera Carvallo. La noticia fue confirmada por la familia en un comunicado. Los funerales se realizaron en privado hoy en el Parque del Recuerdo.
La vocera de gobierno, Karla Rubilar, señaló que “era un hombre de una trayectoria completamente dedicada al servicio público a través de la religión, a través del sacerdocio”.
Además, Rubilar descartó que su muerte fuera consecuencia del cuadro de Covid-19 que padeció a fines de mayo tras detectarse un brote en el hogar Hermanitas de los pobres, en la calle San Pablo, donde residía. “Era un hombre que ya había vivido una larga vida, había superado efectivamente el Covid”.
El religioso -quien además se tituló de médico en la PUC en 1941- lideró la iglesia serenense entre 1983 y 1990 y también fue Presidente de la Conferencia Episcopal, entre 1984 y 1987.
Manuel José Bernardino Piñera fue una figura relevante en su núcleo familiar, de hecho, era muy cercano al Presidente de la República, Sebastián Piñera, de quien era tío, así como del exministro del Interior, Andrés Chadwick, quien también era su sobrino. “Un hombre bueno, sabio y dedicado a servir a Dios y al prójimo”, lo definió el mandatario.
En 2018, con motivo de sus 103 años, se le hizo una celebración en La Moneda, con buena parte de la familia presente, y en la que, tras cuestionamientos por posible uso de recursos fiscales, se aclaró que fue el Presidente quien corrió con los gastos.
“Celebrando hoy los 103 años de nuestro tío el Obispo y Arzobispo Bernardino Piñera. Bernardino no es sólo el Obispo más antiguo y de mayor edad en el mundo. Es también el único Obispo vivo que participó desde sus inicios en el Concilio Vaticano II, convocado en la década de los 60 por el Papa Juan XXIII”, escribió en su cuenta de Twitter el Presidente en aquella oportunidad, dando cuenta de su vínculo con él.
Nacido en París en 1915, donde cursó sus primeros estudios en un Liceo fiscal y laico, fue ordenado sacerdote el 5 de abril de 1947 por el arzobispo de Santiago, cardenal José María Caro. Participó en la creación del Hogar de la Empleada de casa particular y en la Acción Católica, donde trabajó con el padre Alberto Hurtado (”era un santo, arrasador”, lo definió en una entrevista con el sitio web de la Conferencia Episcopal), quien fue uno de sus mentores al momento de orientar su vocación sacerdotal. Además fue asesor de la Juventud Católica Femenina.
En cuanto a su labor episcopal, fue obispo auxiliar de Talca y obispo de Temuco. Participó del Concilio Vaticano II (1962-1965), y de la II y III Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) en Medellín en 1968 y en Puebla en 1979.
“El siglo XX tuvo sus grandes virtudes y grandes fallas”, comentó en alguna oportunidad, en alusión a su larga vida, en el transcurso de la cual ocurrieron procesos clave, como el auge de los fascismos, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, entre otros. ”Creo que la evolución en general es positiva. El nivel de vida en el mundo occidental y en Chile ha avanzado muchísimo, pero quedan todavía grandes zonas de pobreza y miseria que debemos y podemos ir subsanando”.
Su última aparición pública fue para desmentir una acusación de abuso sexual en su contra, que finalmente no prosperó. “Doy fe de que, durante mi larga vida sacerdotal que comenzó en 1945, siempre he tenido una conducta intachable”, señaló en esa oportunidad.