El conflicto por el que atraviesa el Liceo Augusto d’Halmar de Ñuñoa tiene a la comunidad con dudas sobre lo que sucederá en la institución que acostumbra a tener resultados de excelencia. Eso se huele en el ambiente luego de conversar una mañana cualquiera con algunos miembros de la comunidad.

Luego del sumario administrativo que se le abrió a Jaime Andrade, director del establecimiento municipal, se designó a una autoridad interina y la incertidumbre abunda, aunque la prioridad, para apoderados y exalumnos, es que se conserve la tradición de estar en la élite educativa del país. Sin embargo, lamentan, “no va a volver a ser igual (...) En verano la corporación se tomó el liceo, puso guardias y echó a profesores que estuvieron toda la vida”.

¿Pero qué es lo que pasa en el colegio municipal con mejores resultados tanto en la PSU como en la PAES de los últimos años? Las dificultades se remontan al 19 de diciembre, día en que al director Andrade la Municipalidad de Ñuñoa le abrió un sumario. Según explicaron en enero desde la Corporación Municipal de Salud y Educación, esto ocurrió porque esa organización y el Departamento Provincial de Educación Oriente comenzaron a recibir, la semana del 12 de diciembre, “numerosos reclamos y denuncias formales por la denegación de derechos a niñas, niños y adolescentes (...), a quienes se les habría negado la matrícula por ser repitentes por primera vez en el establecimiento”. Además, había denuncias que acusaban a Andrade de citar a apoderados para sugerirles “cambiarles las notas para que no repitieran (sus hijos), a cambio de que se retiraran del establecimiento”.

Andrade se defendió y señaló en la oportunidad a La Tercera que “están buscando cualquier pretexto para sacarme y van a seguir, porque la alcaldesa no sabe cómo ganarme en el concurso público. Primero fueron las notas, luego esto, ella habló de cosas corruptas, de notas falsas, ahora están buscando al centro de padres…”.

La crisis sumó hace algunos días un nuevo capítulo. El sindicato de trabajadores se pronunció respecto a la delicada situación justo al inicio del año escolar 2023, señalando que el proyecto educativo estaba “en peligro”. En una declaración pública, los funcionarios afirmaron que el 1 de marzo se encontraron “con la sorpresa de que no sólo continuaba sumariado y suspendido el director Jaime Andrade”, sino que también se enteraron de que se encontraba suspendida la jefa técnica, Justa Zubia -quien es esposa de Andrade desde 1972 y que ha motivado serios cuestionamientos, así como que habría un hijo de ella también trabajando en el colegio- y el inspector general, Luis Poblete. A ellos se les suma Sebastián Bravo, quien había sido nombrado como inspector en septiembre de 2022, pero no fue autorizado por la corporación.

Consultados al respecto, desde la Municipalidad de Ñuñoa señalan que no se referirán a esto hasta que esté cerrado el sumario, algo que está próximo a ocurrir. Eso sí, lo anterior no será ni de cerca el término de esta historia, toda vez que hay en curso un segundo sumario al ya suspendido director, luego de una nueva denuncia por malversación de fondos efectuada por una parte del Centro de Apoderados, quienes acusan que Andrade utilizaba recursos de dicha organización con otros fines. No obstante, hay otra parte del CA que apoya la gestión del sumariado Andrade. Asimismo, algunos funcionarios acusan que el antiguo jefe del establecimiento atacó a golpes a un guardia.

Los apoderados han solicitado reuniones para conocer la situación, pero, según señalan, aún no tienen novedades. “No se habla mucho del tema”, acusan, al tiempo de señalar que a ellos no se les ha informado de lo que ha ido aconteciendo.

Luego de la suspensión de la autoridad del liceo, la CMDS agarró el timón e instaló a una nueva directora, pero según el círculo del colegio, la administración desde ese entonces no ha sido eficiente. “El colegio estaba cerrado en verano, vine en diciembre y era un caos afuera, todos pidiendo matrícula”, establece una apoderada, quien añade que el primer día de clases, “como nunca, no nos dejaron entrar, (...) la reja estaba cerrada con un guardia privado, no sé si será porque tienen la sensación de que se puedan tomar el colegio”.

Las sensaciones como esa se repiten. Es fácil encontrarlas, de hecho. “El primer día de clases yo estaba preguntándole a mi hijo ¿cómo está? ¿Cómo está todo? Él decía que estaba como un día normal de clases, pero por otro lado, en la parte administrativa era todo incierto, no sabíamos ni el curso que le tocaba y desvincularon a profesores sin nosotros saber nada”, comenta otra madre.

“Ninguna de estas determinaciones ha sido transparentada con detalle”, acusa la agrupación de funcionarios de la institución.

Y es que las medidas que causan repercusión en la comunidad continúan. El municipio, por ejemplo, contrató a Semper Seguridad y Servicios Ltda. para contar al interior del liceo con guardias privados, quienes, según denuncian algunos padres, no tienen una capacitación para trabajar con estudiantes y les niegan la entrada a los apoderados al colegio.

No nos agrada que haya guardias que rotan, esto no es un supermercado. Necesitamos gente que acredite que sabe trabajar con niños”, enfatiza un padre en las afueras del establecimiento.

En la lista de inquietudes presentadas por el sindicato de trabajadores se acusa un “visible deterioro en las instalaciones” del recinto, baños estancados e inundados, roturas de cañerías, vegetación sin podar y timbres y equipos de audio sin funcionamiento. “Esto resulta inaudito, ya que la corporación también contrató aseadores externos que están suplantando las funciones de nuestros auxiliares”, se quejan.

En virtud de ello, los trabajadores sienten “temor de perder sus fuentes laborales” debido a las reiteradas desvinculaciones, y “de acuerdo a rumores que vienen desde la corporación, los sumarios y despidos seguirían”.

La incertidumbre en la comunidad

“Si hay una palabra que pudiera retratar el momento que estamos viviendo es incertidumbre, porque no tenemos información oficial sobre el grupo que vino a hacerse cargo del colegio, y eso provoca nervios y ansiedad en alumnos. No sabemos qué va a pasar con el liceo; tiene su sello, los niños y apoderados tienen la camiseta puesta y hay miedo de perder eso”, dicen participantes del proceso educativo que se realiza en el recinto de Ñuñoa.

La arista preocupa sobremanera a los apoderados. “Hay harto temor, uno está todos los días preguntándoles a los hijos cómo está adentro”, afirma la mamá de una estudiante. No perder la excelencia también es motivo de preocupación. “Hay varios problemas dentro del liceo”, reconocen. Pero el tema, agrega un exalumno, “no es que vuelva el director ni la administración anterior, sino que tienen que mantener el sistema educativo para preparar la PAES y entrar a la universidad”.

Según dicen los mismos padres consultados, “la preocupación que tenemos es que se convierta en un Instituto Nacional, en un Barros Arana, colegios emblemáticos que variado su vasta historia de éxito para terminar en un colegio mediocre”. “Lo que me complica es que si la corporación se mete mucho ¿qué va a pasar cuando haya cambios ahí? Antes el sistema se mantenía independiente”, añade una apoderada.

Pero no lo es todo. Hay también temas administrativos que complejizan el andar de la comunidad. “La página web la cerraron y se abrió una nueva que aún no funciona. A los niños les cambiaron el mail, es todo nuevo. Es complicado, porque ellos estaban acostumbrados a un sistema de trabajo y con esto no sabemos si va a seguir o no”, juzga una madre.

“Da lo mismo quién está a la cabeza, el tema es que necesitamos claridad de cara al futuro”, clama al cierre un apoderado.