“Narumi está muerta. La última vez que escuchamos su voz fue en gritos de un sufrimiento insoportable la noche del 4 al 5 de diciembre de 2016″, afirmó tajante este jueves David Borne, jefe de brigada de la sección penal de Besanzón y director de investigación en el caso por la desaparición de la estudiante de 21 años de edad.
Su relato fue analizado en extenso en el Tribunal de Vesoul, en el cuarto día del juicio de apelación contra el chileno Nicolás Zepeda por su presunta responsabilidad en la muerte de la joven japonesa Narumi Kurosaki.
“Nadie pensaba en la ruta chilena. Para nosotros era inconcebible que un ciudadano chileno cruzara todo el mundo para hacer daño a su exnovia. Esto nos lleva primero a sospechar de Arthur Del Piccolo”, indicó ante el estrado el policía, de acuerdo al pormenorizado reporte que realizó la periodista Sara Rebouh en el sitio de France 3.
David Borne explicó que en ese primer acercamiento al francés que mantenía una relación sentimental con la joven y que fue indagado incluso mediante escuchas telefónicas no arrojó indicios de que estuviera relacionado con su desaparición. “Todo lo que intentamos con Arthur del Piccolo no saca a la luz ningún elemento convincente”, señaló.
Según consigna el medio L’Est Républicain, el policía también abordó el vínculo que mantenían el francés y la joven japonesa. “Estamos en una relación incipiente, se buscan, hay atracción entre ellos, no hay conflicto aparente en las conversaciones. Tienen proyectos juntos”, expuso.
Por otro lado, el director de la investigación dio cuenta de los elementos que lo hacen tener la convicción de la responsabilidad del chileno en el presunto crimen, como el análisis de datos de telefonía móvil que lo ubican en el mismo lugar desde el que fue adquirido un pasaje de tren a Lyon con los datos de la tarjeta de Narumi Kurosaki dos días después de su desaparición. “Constatamos que esta compra se había realizado desde la red wifi del mall Toison d’or de Dijon”, reveló el policía, afirmando que Zepeda estaba también en ese lugar.
Otro punto de la indagatoria expuesto ante el tribunal en la jornada fueron los registros de video de un merodeador nocturno en la residencia universitaria Theodor Rousseau, en la que vivía Kurosaki, los días previos a que se perdiera el rastro de la joven. Ante las insistentes consultas, por la precariedad de las grabaciones de las cámaras de vigilancia del campus, Zepeda no descartó ser la persona que allí aparecía. “Podría ser yo, pero no me reconozco en estas imágenes”, aseguró el acusado chileno.
En la jornada también se recordaron las afirmaciones que hizo Juan Felipe Ramírez, primo de Zepeda, que fue visitado en España por el acusado tras su paso por Francia en diciembre de 2016. “¿Cuánto se tarda en morir una persona ahorcada?”, fue la inquietante pregunta que le habría hecho Zepeda a su primo.
Por otro lado, hubo un bochornoso episodio en la declaración de Said Nemeri, un hombre que aseguraba haber visto a Narumi Kurosaki con vida seis días después de su desaparición, en un restaurante de la zona y que fue catalogado como un supuesto “testigo clave”. Las inconsistencias en su relato fueron evidentes y su testimonio fue desechado.