El 10 de octubre, cuando el entonces subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, se reunió con la jefa de Inteligencia de la PDI, Cristina Vilches en su despacho en La Moneda, le hizo un planteamiento central: que no recordaba las 12 a 13 horas posteriores a la cita que sostuvo con una subalterna la noche del 22 de septiembre en el restorán Ají Seco Místico de calle Mac-Iver y que sospechaba que pudo ser drogado y estar expuesto a una extorsión. En razón de ello solicitó el despliegue de labores de inteligencia que incluyeron la revisión de cámaras.
El dato cobra un especial sentido, ya que este martes 19 se retomará la audiencia de formalización en contra del exjefe civil de las policías acusado de violación por la asesora. El trámite estuvo en receso, luego que el juez Mario Cayul determinó el jueves de la semana pasada darle unos días a la defensa de Monsalve para estudiar el extenso expediente del caso.
Los fiscales Xavier Armendáriz y Francisco Jacir ya solicitaron la prisión preventiva de la exautoridad basados en que su libertad constituye un peligro para la seguridad de la sociedad por los delitos imputados -violación y abuso sexual- con los que arriesgaría 15 años de cárcel.
Si bien la determinación de la medida cautelar está en manos del tribunal, no pocos aseguran que el escenario de Monsalve es complejo. La Fiscalía apunta a que el exsubsecretario habría invocado la Ley de Inteligencia días antes de la denuncia con el único propósito de preparar una defensa y revisar antes las pruebas que habían a esa altura en su contra.
En la solicitud para que la justicia despachara una orden de detención, que se concretó el jueves pasado, el fiscal Jacir le dice vía teléfono a la jueza Isabel Margarita Correa que la revisión que hizo el imputado de las cámaras de seguridad del periplo de Santiago centro, en el que se le ve caminando junto a la víctima, tras cenar en el restaurante peruano Ají Seco Místico, fue para adelantarse a la inminente denuncia que se estamparía el 14 de octubre en su contra.
No hubo atentado
Para invocar la Ley de Inteligencia, Monsalve le dijo a la entonces jefa de Inteligencia de la PDI, quien salió el alto mando tras estallar el caso, que pensaba que podría haber sido drogado y que temía ser extorsionado, ya que tenía una laguna mental de cerca de 13 horas.
“(La policía) relata cómo dispuso a su personal para efectuar las averiguaciones y concurrir al domicilio de la víctima, a expresa solicitud del imputado. Indica que recabaron cámaras de seguridad, que aquello permitió establecer que no hubo atentado alguno en contra del subsecretario, excusa dada por él para requerir la intervención de Inteligencia”, le dijo Jacir a la magistrada cuando pidió la orden de detención contra el exsubsecretario.
Junto con esto, el investigador sostiene ante el tribunal que llegaron a la convicción -tras un mes de pesquisas-, que todo esto, finalmente, no eran más que “intentos del imputado de crearse una coartada respecto de los hechos investigados, toda vez que conforme lo que se ha expuesto, tenía pleno conocimiento de su actuar”.
¿La policía fue engañada?
Tal y como publicó La Tercera, tanto los dependientes del local Ají Seco Místico, como la cuenta incorporada al expediente, dan cuanta que el consumo de esa noche fueron machas a la parmesana, cada uno un plato de fondo, y ocho pisco sours entre los dos. La víctima, según su declaración, sólo recuerda haber consumido dos y medio, ya que luego de eso refiere haber perdido la noción de lo que estaba ocurriendo hasta despertar al día siguiente en la cama de la habitación 719 que el imputado arrendaba en el Hotel Panamericano.
Monsalve, a su vez, quien no ha declarado en el caso, no ha entregado versión alguna de los hechos, pero sí comentó lo ocurrido a sus cercanos, como su jefe de gabinete Gabriel de la Fuente y a la prefecta Vilches, con quien tenía cercanía, ya que compartían semanalmente el Comité de Seguridad que se desarrollaba en La Moneda.
“El señor subsecretario me dijo que estaba preocupado, temía haber sido objeto de algún tipo de atentado o sustracción de información desde su celular”, declaró la entonces jefa de Inteligencia que fue autorizada por la ministra del Interior, Carolina Tohá, para liberar dicha información que cuenta con un especial secreto en la normativa vigente.
Vilches sostiene que Monsalve le dijo que habían consumido dos pisco sour cada uno y que de ahí no recordaba nada hasta que despertó en el hotel. La detective asegura que la autoridad le dijo que había conversado con la funcionaria con la que había salido y que ella tampoco tenía noción de lo ocurrido esa noche y que por eso quería que los policías revisaran mediante cámaras lo ocurrido.
Las operaciones de Inteligencia
Ahí se desplegaron tres actuaciones con detectives de contrainteligencia. Éstos revisaron cámaras, analizaron el celular de Monsalve para ver si le habían instalado alguna aplicación y -finalmente- se hicieron pasar por Delivery para saber cómo estaba la funcionaria -hoy denunciante-, ya que Monsalve le dijo a Vilches que la mujer no contestaba llamadas de sus compañeros de trabajo y que estaba con licencia, pero que nadie sabía si estaba bien.
Nunca refirió, como se supo después, que él mismo la había llamado sin obtener respuesta alguna de la hoy denunciante.
“Deseo aclarar que nuestro personal revisó y levantó cámaras, pero no se manipuló ni menos borró información alguna”, declaró Vilches, quien -además-, le dijo al fiscal Armendáriz que todo se hacía de forma verbal y que no quedaba registro de nada en papel.
“A su pregunta, no siempre se deja registro de todo. Además, no se detectó nada sospechoso y mi impresión es que simplemente se trató de dos personas que fueron a comer, bebieron alcohol y luego se fueron al hotel (...) el día 14, en su oficina de la Moneda, le reporté al señor Monsalve que no había nada sospechoso, me dio las gracias y se sorprendió de lo que yo le daba cuenta. Él insistía que no se acordaba de nada luego de hotel”, dijo la -ahora-, policía retirada.
Prueba científica
La Fiscalía Centro Norte extendió sus diligencias por 31 días, antes de decidir solicitar una orden de detención y posterior formalización de Manuel Monsalve y lo hizo -en parte-, porque necesitaba sustentar una sólida indagatoria para poder atribuir al exsubsecretario de Interior autoría en delitos tan graves, y con alta penalidad, como es la violación y el abuso sexual.
Y es que el primer desafío que enfrentó la víctima es que estampó la denuncia 21 días después de ocurridos los hechos. Esto, dicen los entendidos en investigaciones de delitos de carácter sexual, dificulta la prueba científica que deja un ataque de las característica de los hechos que se investigan y que van desapareciendo a medida que pasa el tiempo.
De hecho, según se desprende del expediente judicial , fue el 15 de octubre -un día después de la denuncia-, cuando el SML despachó el informe médico forense de las pericias que se realizó la víctima. En él detalla que la joven se veía emocionalmente afectada y sostiene que el examen físico no es concluyente, pero tampoco es posible descartar de manera categórica una agresión sexual.
Investigación seria
La magistrada Correa, quien autorizó la detención de Monsalve, aseguró que pese a los resultados de algunos peritajes, a ella le parecía estar frente a una investigación seria.
“Puede concluirse que se trata de una sólida y prolija investigación que incluye declaraciones de testigos presenciales y de contexto, pericias sexológicas, bioquímicas, de ADN, examen y levantamiento de información de cámaras y teléfonos celulares, entre otras diligencias de las cuales se puede concluir que efectivamente hay antecedentes serios y contundentes tanto referente a la ocurrencia de los ilícitos como a la participación del imputado”, se lee en su resolución.
Ahora todo quedará en manos del trabajo de la defensa, que entra al ruedo, y lo que decida el juez Cayul.