El adolescente venezolano que se mantenía en prisión preventiva desde marzo por participar en el secuestro y asesinato del teniente (r) Ronald Ojeda, fue condenado a cinco años de reclusión: dos en régimen cerrado y tres en semicerrado, con un programa de reinserción social.
Con esta sentencia se produce la primera condena en torno a la investigación del crimen de Ojeda, marcada por una intensa búsqueda de la Policía de Investigaciones (PDI), polémicas con el gobierno de Venezuela y múltiples teorías que iban desde la implicancia del Tren de Aragua y motivaciones políticas relacionadas con una fracción opositora a Nicolás Maduro.
Tras el veredicto, el abogado querellante, Juan Carlos Manríquez, manifestó que “si bien la condena es baja para un crimen así de atroz, se enmarca en la ley de responsabilidad penal adolescente y es lo que procedía”.
Y agregó: “Esperamos una condena mayor cuando la extradición de Mikael Villegas desde Costa Rica se complete, y que se detenga a los demás culpables, ahora que Chile tiene a la PDI y a Carabineros en Interpol”.
Villegas, de 26 años, fue capturado en julio de este año, gracias a la cooperación de las autoridades policiales costarricenses y la Interpol. El venezolano se encuentra recluido en una cárcel de máxima seguridad en Costa Rica y ya comenzó la tramitación para que sea extraditado a Chile.
Ante la rapidez del proceso de extradición, en esa oportunidad el canciller Alberto van Klaveren manifestó estar “agradecido por la celeridad con que el gobierno de Costa Rica está tramitando la solicitud de extradición de uno de los imputados en el crimen del exteniente venezolano”.
“Ministerio Público, el poder judicial y Cancillería se coordinaron ejemplarmente para lograrlo”, destacó.
Asesinato de Ronald Ojeda
El exmilitar venezolano fue secuestrado la madrugada del miércoles 21 de febrero mientras se encontraba al interior de su departamento en Independencia. En las imágenes de las cámaras de seguridad del edificio donde resida Ojeda, se registró como un grupo de sujetos caracterizados como detectives de la Policía de Investigaciones irrumpieron en su departamento y lo sacaron con rumbo desconocido.
El paradero de Ojeda era un incertidumbre hasta que la PDI, nueve días después, encontró su cuerpo al interior de una maleta enterrada bajo cemento en una toma de Maipú.