Regreso a isla Dawson: gobierno instala memorial en el excampo de concentración
Treinta ex presos políticos volvieron al frío y remoto lugar ubicado en la región de Magallanes al que fueron enviados entre 1973 y 1974, en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado. Este es el relato de quienes volvieron a pisar su suelo, cinco décadas después.
—Deja ver cómo les quedó el pebre, a ver si quedaba tan bueno como el que nosotros les hacíamos.
Con esa frase, José Cárcamo (70) se introdujo al personal de la Armada cuando ofrecieron un “refrigerio” en el gimnasio Puerto Harris de Isla Dawson, en Magallanes, que incluía empanadas de pino, un aromático vino navegado y pebre casero.
La broma de Cárcamo, que cuenta entre risas, respondía a que, hace 50 años, él era precisamente el encargado de cocinar pebre y otros platos a los militares en Dawson, durante sus siete meses como prisionero político en dictadura.
Actualmente, Dawson es una isla habitada por alrededor de 60 familias, según estimaciones de la Armada. Gran parte del territorio se ocupa como campo de entrenamiento de ejercicios de guerra con municiones, por lo que visitar el lugar no es fácil. Sin embargo, en el marco de los 50 años del Golpe de Estado, y en un esfuerzo conjunto del gobierno y las Fuerzas Armadas, la isla abrió sus puertas por siete horas a una delegación de 134 personas. 30 de ellas, exprisioneros que estuvieron ahí en dictadura.
Cárcamo es uno de ellos. Pero -a diferencia de otros- él no había vuelto a pisar ese suelo de barro con restos de hielo desde que salió de ahí, en 1974. En parte, debido a que, tras dejar la isla, fue exiliado y vivió en Alemania y Suiza hasta 1992. En Europa, cuenta, conoció los campos de concentración alemanes, los que, según su testimonio, guardaban pocas diferencias con el que él habitó en Magallanes.
A la cabeza de la delegación, estuvieron los ministros Maya Fernández (Defensa) y Jaime de Aguirre (Culturas). A ellos se sumaron los subsecretarios Galo Eidelstein (Fuerzas Armadas), Xavier Altamirano (Derechos Humanos) y Carolina Pérez (Patrimonio), además de los diputados Carmen Hertz (PC) y Andrés Jouannet (Amarillos), y Patricio Fernández, asesor presidencial para la conmemoración de los 50 años. Si bien estaba considerada, la ministra Carolina Tohá (Interior) notificó el lunes que no asistiría, debido a la grave crisis sanitaria que golpea al país.
En este frío martes, en concreto, en Dawson se estrenó una placa que tiene grabado en ella que la isla es un monumento histórico desde 2010 y que constituye un sitio de memoria.
“En este lugar funcionó, entre el 21 de diciembre de 1973 y el 26 de septiembre de 1974, el campo de concentración de detenidos políticos de Río Chico, Isla Dawson, instalado por la dictadura cívico militar. Para que nunca más”, dice la placa.
Pese a su encierro, Cárcamo sincera que no guarda rencor, aunque reconoce que lo trataron mal mientras estuvo en Dawson. “Yo estoy reconciliado con mi país. No tengo un problema con las Fuerzas Armadas, no los meto a todos al mismo saco”, afirma el actual concejal del PC por Peñaflor. Para él, lo importante de esta visita era volver a compartir con sus compañeros de encierro, algunos de los cuales no veía hace casi medio siglo. Uno de ellos fue Manuel Rodríguez, con quien compartió un largo abrazo. “Realmente fue muy grande la satisfacción de verlos, estrecharlos, acariciarlos y ver que están bien”, cuenta Cárcamo.
Para Camilo Salvo (88), quien fue alcalde de Temuco, el recuerdo duele más. Al pisar la silueta de la que fue su barraca, una denominada “Isla”, recuerda cuando lo forzaban a cargar sacos con arena desde la playa hasta los costados del campo de concentración, para crear caminos que, 50 años después, desaparecieron. “Ojalá nunca más haya en ninguna parte del mundo campos de concentración como hubo aquí. En el marco de los 50 años es importante una visita para decir que no puede ser que otros hombres o mujeres hagan un lugar así”, enfatiza.
En el terreno donde se ubicaban las barracas, la ministra Fernández expresó que “cuando pensamos en la unidad, en el futuro, en la memoria, hitos como este son muy importantes (…). Aquí uno se encuentra con amigos, con gente a la que le tiene mucho cariño, comparte la propia historia, pero yo insisto en que esta no es mi historia, es la historia de todos nosotros, es la historia de Chile (…). Quienes queremos este país y queremos lo mejor , creemos que esto tiene que ser parte de lo que somos, y las diferencias no nos pueden llevar a hechos como los que ocurrieron”.
Además, la ministra enfatiza que esta actividad reunió a distintas generaciones, pues asistieron hijos y nietos de quienes estuvieron detenidos ahí. Por ejemplo, Natalia Lasen Bitar (24), nieta del exministro Sergio Bitar, sostiene que para ella es un honor visitar Dawson por primera vez y “honrar” a su abuelo al “vivenciar en cuerpo todo lo que él nos ha transmitido a lo largo de su vida, aprender de eso, absorber de las historias que cuentan las familias”
“Lo que más me llama la atención es el poco rencor y esta capacidad de haber hecho las paces en cierto sentido con toda su trayectoria y ahora recordarlo de una forma tan íntegra”, agrega Lasen.
Cárcamo dejó la isla nuevamente, pasadas las 17.00 horas del martes. Su mayor anhelo ahora, dice, es que se reconstruya al menos una de las barracas, para que otras personas, de la generación de la nieta de Bitar, puedan conocer cómo él y otros dirigentes de la Unidad Popular vivieron ahí.
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