Marzo y esta primera semana de abril fueron en extremo movidas para el Mineduc y las autoridades que lo componen, entre ellas la subsecretaria de Educación, Alejandra Arratia.

Entre la crisis del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) Atacama y los problemas del Sistema de Admisión Escolar (SAE), la cartera y particularmente la Subsecretaría de Educación, que ve el ámbito escolar, han sido objetivo de cuestionamientos, principalmente por otro de los flancos que en las últimas semanas ha tenido abierto la cartera: la falta de matrícula escolar, de la que recién el viernes pasado fue transparentado su déficit, que cifró en 880 los alumnos que estando en abril no cuentan con colegio.

A pesar de esto, la autoridad destaca que “este es el año que más cupos ha habido en el proceso del SAE, que menos niños se han quedado sin matrícula, pero, además, el que más sobrecupos hemos creado. Ha habido un esfuerzo tremendo”.

¿Cuál es la lógica para no haber transparentado hasta el viernes las cifras de estudiantes que aún no tenían matrícula?

Es un número que varía mucho y que durante marzo está en ajuste, porque los niños están moviéndose y están generándose cupos. La pregunta es cuál número comunicas. Nos pareció importante volcar todo el trabajo en las gestiones administrativas de modo de dar una respuesta. Y pasa todos los marzos que muchas escuelas no terminan de finiquitar la matrícula hasta el 2 de abril. Nos parecía importante esperar que se cerrara el proceso.

¿Pero no se le hubiese puesto más sentido de urgencia al conocer cuántos cupos faltaban en X territorio?

La gestión en el territorio X se ha hecho con números. Cuando los seremis van a conversar con el alcalde le dicen ‘a usted le faltan tres cupos para cuarto básico’. Quienes necesitan esa información para ir haciendo los procesos se les ha ido dando.

¿Por qué aún ocurre que en marzo quedan 880 niños sin matrícula?

El problema es multifactorial, como que Chile no ha tenido una inversión explícita y robusta en una política nacional de infraestructura educativa desde los 90 y los municipios han respondido como han podido.

¿Es un obstáculo la normativa vigente sobre la creación de nuevos colegios?

Desde 2019 se han presentado 315 solicitudes para abrir establecimientos en Chile y se han rechazado 28, menos del 10%. No me parece un número que dé cuenta de un proceso muy difícil.

Pero quizás la normativa desincentiva crear colegios.

Puede ser. Pero piensa en los datos del SAE del año pasado: participaron cerca de 536.000 niños. Y las matrículas eran más de un millón, no es que no haya cupos. Un gran desafío es cómo los cupos se organizan geográficamente.

¿Quién asume esa responsabilidad?

El Estado. Y lo que hacemos como medida cuando no tienes otra chance, es autorizar que haya doble jornada momentánea mientras se construye algo que te permita responder.

¿Y qué se le dice a esa familia que solo tiene cupo en un colegio que no le gusta?

Lo primero, es empatizar con la frustración. Estamos avanzando en un sistema educacional que permita que todas las familias puedan matricular a sus hijos en un lugar que les parezca atractivo. Lo segundo, es plantear que siempre es mejor la experiencia formativa. Es un derecho y puede que igual los hijos terminan teniendo una buena experiencia.

Se ha dicho que sin SAE este problema igual existiría, ¿es así?

Sí, totalmente. Porque cuando uno tiene una escuela que tiene 100 cupos y tienes 1.000 postulantes vas a tener 900 que van a quedar fuera con cualquier sistema.

¿Es perfectible el SAE?

El país optó porque fuera una forma que no replicara desigualdades estructurales, pero sin duda estamos conscientes y disponibles para mejorar las cosas que sean necesarias.

¿También el ‘Anótate en la Lista’, la fila virtual recientemente creada por ustedes?

Ahí hay cosas que también son necesarias de mejorar, como información de fácil acceso y más expedita, cómo disponibilizamos apoyos, o quizás pensar en distinciones entre niños que se quieren cambiar de colegio de los que está sin establecimiento.

¿Cuáles son los intransables del gobierno del proyecto que ingresaron con correcciones a la Nueva Educación Pública (NEP), o desmunicipalización escolar?

Lo que queremos fortalecer y cuidar es el proceso de instalación del sistema. Eso para nosotros es un intransable: que sea un sistema que nos ayude a cumplir la promesa que como país no hemos podido con la municipalización, que es contar con una educación pública que sea un espacio donde se resguarde el derecho a la educación. No estamos enamorados de una ley en particular, estamos enamorados del propósito y si tenemos que hacer ajustes, se pueden hacer. Lo que estamos haciendo es buscar cómo fortalecemos el proceso.

¿Es un intransable que todos los municipios traspasen, sin excepción, el servicio educativo?

Es importante que este proceso lo hagamos teniendo siempre a la mira cuál es el propósito al que tributa. La educación pública, que es la construcción de un país más justo, que digas ‘voy a tener algunos municipios que no van a ser traspasados’, va en la dirección contraria, porque estás haciendo divisiones.

¿Ve ánimo de avanzar legislativamente sin cambiar ese rumbo?

Es súper importante que seamos capaces de tener un proceso de conversación informado, basado en evidencia, riguroso, pero dialogante no solo de que yo digo y tú dices, sino que de que nos escuchemos. Lo segundo, es que la crisis de la educación pública municipal es tan grande que no distingue color político del alcalde.

La ley, dentro de otras cosas, establece un catálogo de sanciones para los alcaldes en el proceso de traspaso, ¿ve que podría haber resistencia de ellos?

Hay muchos alcaldes a los que les toca asumir una situación crítica que no crearon. Hay bastante conciencia en el mundo de alcaldes respecto a la necesidad de dar señales claras acerca de la importancia de que se cuide y acompañe adecuadamente el proceso de instalación de la NEP.

Este sistema se creó para que los SLEP tuvieran autonomía y en la ley proponen más atribuciones al Mineduc, Dirección de Educación Pública (DEP) o Superintendencia. ¿No corre riesgo esa autonomía?

La autonomía no ha sido bien balanceada hasta ahora. El sistema se instaló con una percepción de autonomía un poco extremada. Si tienes completa autonomía, ¿dónde está el pertenecer a un todo compartido? Es algo que estamos tratando de abordar, porque la evidencia ha mostrado que una autonomía tan alta va en desmedro de la instalación y del aseguramiento de ciertos pisos mínimos.

¿Pero no ve riesgo de que este gobierno u otro pueda inmiscuirse demasiado en los SLEP?

En la medida que tengas instrumentos de gestión que son los que articulan la relación entre la DEP y los SLEP, es un riesgo menor. No es que se puedan inmiscuir en relación a cualquier cosa, es en los convenios de desempeño, ciertos elementos estructurales. La ley tiene una estrategia nacional de educación pública y en relación a ella es que se puede inmiscuir, por decirlo así, la DEP.

¿Cuánto incidió en estas correcciones lo de Atacama?

Atacama sin duda es una experiencia en donde se conjugaron una serie de dificultades en la implementación del SLEP y que venían desde antes. De alguna manera permitió visibilizar mucho más claramente donde había elementos que importantes de fortalecer.

Pero hacía también más difícil la defensa de esta nueva institucionalidad.

No podemos equivocarnos en invisibilizar que aquí hubo problemas. Pero también permitió relevar la importancia de abordar esos problemas y de buscar cómo hacemos ajustes que nos permitan, en una situación tan difícil, responder adecuadamente.

¿Ya pasó lo peor en Atacama?

Creo que sí. Tenemos un escenario muy distinto al año pasado.

¿Habrán otros Atacama?

Con los aprendizajes que el mismo Atacama dejó, es difícil, porque, además, en Atacama se conjugaba otra cosa, que eran municipios que venían de una situación muy compleja.

Pero ahora hay municipios que tienen que traspasar con situaciones complejas similares.

Sí, pero tienes todo el aprendizaje y la preparación de ahora, que es más tiempo. Atacama fue un SLEP que, además, se asumió en pandemia, entonces las variables lo hacían difícil y si miras Huasco, que está al lado, fue el SLEP que más subió en el Simce. Hay ciertas configuraciones que se dan en algunos momentos y el tema de no tener una conducción adecuada fue complejo.

¿La NEP podría hacerse cargo del problema de falta de matrícula?

La ley dice que el SLEP tiene más posibilidades para responder a la demanda.

¿Qué fue lo más complejo en su primer año como subsecretaria?

A nivel de forma es súper complejo, incluso triste a veces, cuando el nivel del debate no nos permite hablar de educación. Solo son titulares y descalificaciones, y perdemos de vista el foco, que son los niños. En educación tenemos que trabajar, dialogar y abordar los problemas de la misma forma en que queremos formar a los estudiantes. Y a veces cuesta esa consistencia.

¿Ha visto que ha costado instalar la agenda educativa de gobierno?

Educación es un sector que siempre está sujeto a contingencias. Y ahí el balance que tenemos que hacer es cómo responder a la contingencia sin perder de vista el norte estratégico. Hay días en que es más fácil y días en que es más difícil, pero siempre está ese norte estratégico. Las decisiones que vamos tomando tienen que ver con nuestra agenda.