Voluntarios de Bomberos fueron llamados la tarde de este domingo para proceder frente a un incendio registrado en dependencias de la Parroquia de La Asunción.
La iglesia ubicada en la intersección de avenida Vicuña Mackenna con la calle Barón de Coubertin, al sur de la Plaza Baquedano, fue atacada por desconocidos, que prendieron fuego en su ingreso.
Nueve compañías del Cuerpo de Bomberos de Santiago y 23 máquinas de la institución se desplegaron en el lugar.
La cúpula del templo se desplomó por las llamas. Bomberos debió trabajar entre sujetos encapuchados que celebraron la caída de la estructura.
La construcción de la iglesia data del año 1876.
El templo ya había sido saquedo durante incidentes en noviembre del año pasado.
Se trata del segundo espacio religioso atacado en la jornada tras la irrupción de un grupo de encapuchados en la iglesia de Carabineros San Francisco de Borja.
Iglesia de Carabineros
A eso de las 21.30, el templo de Carabineros que ya había sido siniestrado en la tarde, volvió a sufrir por el embate de las llamas.
El fuego comenzó en el campanario de la estructura, la que ardió por varios minutos hasta la llegada de Bomberos.
Cinco carros de la institución llegaron al lugar. Para el combate de la llamas tuvieron dificultades debido a la presencia de barricadas en las calles aledañas.
Finalmente, a eso de las 22.00 horas, los voluntarios pudieron controlar las llamas.
Arzobispado condena ataques incendiarios
El arzobispado de Santiago reaccionó esta noche a la quema de los dos templos católicos.
A través de una declaración pública, Celestino Aós, arzobispo metropolitano, señaló que “quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia”.
“Ya hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos ha costado reconstruir las instalaciones, y ha exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa”, agregó.
Aós afirmó que con los hechos de violencia “los pobres son los más perjudicados. Esperábamos que no se repitieran esas acciones y esas imágenes. Las acciones violentistas y las imágenes vandálicas las padecemos de nuevo hoy. Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos”.
El arzobispo recalcó además un llamado a terminar con la violencia: “No justifiquemos lo injustificable. Dios no quiere la violencia. Nos encontraremos para hacer como comunidad creyente actos de desagravio y de reparación".