El sismo registrado a las 3.34 horas del sábado 27 de febrero de 2010 es, por ahora, el segundo terremoto más fuerte que haya sido registrado en el país, con una magnitud de 8.8 en la escala de Richter y una intensidad máxima de IX en la escala de Mercalli, en el Biobío. La sacudida y el tsunami posterior dejaron un saldo de más de medio millar de muertos, una veintena de desaparecidos y más de 800 mil damnificados.
A 14 años de la tragedia, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), recordó a las víctimas y reflexionó respecto a los cambios que el Estado ha implementado a raíz de lo ocurrido esa jornada.
“Este evento, que significó un punto de inflexión en nuestra historia, nos dejó una serie de lecciones aprendidas que han permitido planificar y robustecer los procesos de prevención y respuesta ante desastres de una manera integral, en relación con las amenazas a las que estamos expuestos”, señaló en su cuenta en X la entidad que reemplazó a la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), organismo que fue fuertemente cuestionado en los días posteriores al 27F.
“Lecciones aprendidas”
Senapred destacó que ante la amenaza de tsunami, el país cuenta con el Sistema Nacional de Alarma de Maremoto (SNAM), integrado por el Centro Sismológico Nacional (CSN), el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres.
“Sus procesos de activación, comunicación y coordinación se encuentran establecidos en un protocolo que se actualiza permanentemente en función de las lecciones aprendidas, tanto en nuestro país como en el exterior”, resaltaron.
Asimismo, destacan la creación de las Direcciones Regionales de Senapred, con Unidades de Alerta Temprana que operan 24/7 y que cuentan con comunicaciones redundantes. Además hay un trabajo directo con las comunidades a través de programas de prevención y simulacros de evacuación masiva y hay una actualización de protocolos ante múltiples variables de riesgo.
El 7 de Agosto 2021 se publicó la Ley 21.364 que establece el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Sinapred), integrado por entidades públicas y privadas. A su vez, esta ley creó el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres, reemplazando a Onemi a partir del 1 de enero de 2023.
Aprendizajes
Juan Carlos de la Llera, exdecano y académico de Ingeniería de la Universidad Católica, señaló a propósito de la conmemoración que ”cada vez que hay un terremoto, existen grandes aprendizajes”.
“No existe una prueba más fidedigna de cuál es el nivel respecto a la ingeniería, a la construcción, a los estándares a nivel nacional que un terremoto, y cada terremoto por sus características descubre cosas nuevas”, planteó.
La magnitud del sismo del 27F superó lo considerado por la normativa chilena de construcción, teniendo que establecer estructuras más resilientes, muros más resistentes y caracterizando los suelos en que se construye.
También se implementó la mensajería del Sistema de Alerta de Emergencia (SAE) que llega directamente a los teléfonos móviles de las personas que se encuentran en zonas de riesgo de tsunami, sismos, erupciones volcánicas e incendios forestales. Igualmente, se masificó el uso de señaléticas que indican las zonas de peligro, de seguridad y las vías de evacuación en las áreas costeras.
“Hay una comprensión, una percepción del peligro mejor”
”El tsunami sí que es un proceso de la naturaleza huérfano en nuestra legislación. Gran parte de nuestros asentamientos humanos costeros experimentaron algo que nadie vio venir, se inundaron escuelas, se inundaron viviendas sociales, usos residenciales, fábricas, etc. Todo lo que estaba en la costa se había construido por décadas en zonas de peligro de inundación”, recordó el académico del Instituto de Geografía UC, Marcelo Lagos.
El académico planteó que la cantidad de sismos y tsunamis que ha sufrido el país ha provocado que las comunidades hayan desarrollado conductas de autocuidado y que sepan cómo reaccionar frente a casos de emergencia. “Hay una comprensión, una percepción del peligro mejor que lo que ocurría en el 2010″, señaló.
Lagos planteó que hay avances en implementar la tecnología para crear sistemas de evacuación y de alerta temprana, pero en estos 14 años aún no se logra abordar la construcción de infraestructura crítica y residencial en zonas de peligro.
“El problema de fondo es evitar que se siga densificando con infraestructura crítica y uso residencial zonas en peligro. El poder de lo inmobiliario y la falta de comprensión del riesgo en general, por parte de autoridades, políticos y la comunidad en general, hace que rápidamente seamos una sociedad que olvida”, sostuvo el geógrafo.