El pasado miércoles asumió por primera vez una mujer el cargo de directora nacional del Servicio Jesuita Migrante (SJM). Se trata de Waleska Ureta, psicóloga y exdirectora social de América Solidaria. En conversación con La Tercera, la profesional analiza la nueva Ley de Migración y Extranjería despachada por el Senado el 3 de diciembre, y cuestiona que el gobierno excluya a extranjeros de una “regularización masiva”.
¿Cómo evalúa esta nueva ley?
Es una ley que viene del 75. Nosotros como SJM creemos que es bueno que se haya llegado a un acuerdo después de tanto tiempo. Esta debe ser una política de Estado que ahora se volvió a mirar, ya era hora, y mira al largo plazo y no solo a la contingencia.
¿Qué aspectos valora de la ley?
Crea un Servicio Nacional de Migraciones y esto implica que va a haber servicios en todas las regiones del país, por lo tanto, va a agilizar y hacer más eficientes las tramitaciones y todo lo que implica regularización migratoria. También, que se crea un Consejo de Política Migratoria y eso está muy bueno, porque está compuesto por distintos ministerios, por lo que es un trabajo intersectorial y la política migratoria se va a mirar desde distintas perspectivas. Además, se crean 13 tipos de visas, lo que refleja la diversidad de los motivos por los que las personas migran. Y se incrementa la cantidad de universidades donde se pueden convalidar los títulos.
¿Y qué defectos ve?
Hay aspectos que deben ser revisados, como el Artículo 8 transitorio de la ley, que señala que las personas que entraron antes del 18 de marzo van a poder regularizar (su situación), pero no podrán hacerlo quienes entraron después de esa fecha por pasos no habilitados y que no tengan antecedentes penales. Hoy nos preguntamos por qué (el gobierno) cambió de criterio y deja a gente fuera de esa regularización masiva que sería muy buena para ordenar la casa. Eso va a seguir promoviendo que haya muchos migrantes irregulares en el país. Además, hay algunos ar- tículos que no respetan el debido proceso y el resguardo del interés superior de los niños, sobre todo los que están relacionados con ingreso por pasos no habilitados y en el caso de los niños que no vienen acompañados por sus padres o tutor. Esto está dentro de la ley migratoria y no se va a considerar dentro de los Tribunales de Familia. Eso hará que los niños que vengan sean deportados dentro de la lógica de ordenar. No podríamos decir que es una buena ley y nos quedamos tranquilos.
¿Qué expectativas tiene de la aplicación de esta norma?
Lo clave es cómo se va a implementar la política y esto tiene que ser un proceso súper participativo, que no se cometan los mismos errores, que se tomen los aciertos.
¿Qué análisis hace sobre regularización migratoria en Chile?
En los últimos tres años han entrado 21 mil personas por pasos no habilitados, la mayor parte de ellos son personas que vienen de Venezuela. Nos preocupa que en Venezuela está sucediendo una crisis humanitaria y creemos que se están tomando solamente medidas migratorias de cuidado de fronteras frente a una crisis humanitaria de un país. Además, se requiere de una respuesta regional, no solo de Chile. Y lo que pasa con la regularización finalmente es que no va a parar el ingreso por pasos no habilitados, entonces es muy grave que esto no esté zanjado, porque va a seguir pasando. Las personas de Venezuela no están migrando, están huyendo de su país.
¿Cómo ve que nuestro país aborda la migración?
Hay una estigmatización brutal de la migración. Cuando se muestra en la prensa cuando se deporta a la gente que ha cometido delitos, que es el 0,01% de la comisión de delitos a nivel nacional, entonces tú dices ¿por qué no muestran el 99% de las experiencias exitosas de personas migrantes? Que trabajan, que están esperando regularizarse y que vienen a buscar oportunidades laborales.
¿Qué lectura hace sobre las declaraciones de Álvaro Bellolio sobre que las expulsiones televisadas muestran que eso le pasa al extranjero que comete delito?
Esas afirmaciones meten en el mismo saco a todas las personas. El Estado tiene derecho a hacer las deportaciones de las personas que no han cumplido la ley, pero ahí meten en un saco a personas que entraron (a Chile) huyendo de sus países y que no tienen antecedentes penales. Hay que ser precisos y rigurosos a nivel comunicacional.
Varios alcaldes de la Región Metropolitana están alertando por el aumento de campamentos con fuerte participación de migrantes. ¿Cómo ve la situación?
Chile es un país muy desigual y cuando la población migrante no se puede regularizar se va generando la necesidad de buscar espacios donde vivir. Esto es el síntoma de algo más profundo y los alcaldes lo están viendo, pero recordemos que en Chile tenemos campamentos previo a las grandes olas migratorias, entonces no es algo que es solamente atribuible a que las personas migrantes están en situación de pobreza hoy en Chile.
¿Cuáles son sus metas como la nueva directora del SJM?
Llego muy contenta, esperanzada y con buena energía para enfrentar este desafío. Creo que es un hito dentro de la fundación que vaya a ser la primera mujer y llegó una mujer también como presidenta del directorio. Mis desafíos vienen cargados de intervención territorial, nosotros somos una organización que nos caracterizamos por estar en la incidencia, porque conocemos las historias de quienes las están viviendo.