Weichan Auka Mapu (WAM) es el nombre de la organización paramilitar que opera y mantiene dentro de su “zona de control” el lugar en que se concretó el asesinato de Carlos José Cisterna Navarro, Misael Magdiel Vidal Cid y Sergio Antonio Arévalo Lobo, los tres carabineros de Control de Orden Público (COP) de la 4° Comisaría de Los Álamos que fueron emboscados, baleados y quemados en Cañete el día del aniversario de la institución policial.
La organización no reivindicó el crimen y no se ha podido establecer su influencia respecto a los hermanos Jefferson y Felipe Antihuen Santi y Nicolás Rivas Paillao, los detenidos hasta ahora en esa causa.
El fiscal regional de La Araucanía, Roberto Garrido, no dejó de investigar al grupo y este jueves, por otro caso, lideró un operativo con la participación de cerca de 200 funcionarios de la PDI y personal de la Armada que permitió detener a siete integrantes de la banda.
El homicidio de Manuel Huenupil
En el marco de la indagatoria por el homicidio del comunero Manuel Huenupil Antileo, en allanamientos simultáneos ejecutados durante la madrugada se detuvo a siete personas por las que el Ministerio Público solicitó órdenes de detención y hay 12 que permanecen en calidad de prófugos. Un presunto integrante del grupo fue abatido en un intercambio de disparos con policías y un detective fue herido en un brazo.
El 6 de mayo de 2022 el trabajador mapuche regresaba de su trabajo junto a otros comuneros y pasaban por un predio cercano al sector de “Casa Piedra”, entre Tirúa y Carahue, cuando recibió un disparo por la espalda que le quitó la vida. En esa oportunidad, sus familiares y amigos apuntaron a que tras el ataque estaba la WAM. “No es primera vez que este grupo armado se entromete de manera violenta en las recuperaciones de comunidades, actuando como pandilla que se traslada de un lugar a otro según la cantidad de las plantaciones forestales para extraer y hacer sus negocios”, sostuvieron en esa oportunidad cercanos a Huenupil a través de un comunicado.
La simbología de la WAM
El logo de WAM toma prestado un símbolo esencial en la cosmovisión mapuche: la representación de la tierra y sus cuatro puntos cardinales conocida como Meli Witran Mapu, que habitualmente se pinta sobre el cultrún, el instrumento ceremonial de la etnia. Cruzando el círculo dibujan las siluetas de una lanza y de una escopeta.
La ostentación del poder de fuego es algo que caracteriza al grupo que tiene influencia en Cañete y Tirúa, en localidades como Tranaquepe, Quidico y Antequina, el lugar en el que asesinaron a los carabineros.
“La fuerza del pueblo mapuche en armas”
A fines de 2021 circuló un registro de video de lo que habría sido una reunión de la organización. En las imágenes se ve a 22 sujetos encapuchados, portando diversas armas y con vestimenta militar. El 12 de octubre de ese año comenzó a regir el Estado de excepción constitucional de Emergencia en la Macrozona Sur y al mes siguiente el gobierno, encabezado entonces por Sebastián Piñera solicitó al Congreso su extensión en el tiempo. El video se conoció a los días que se informara que se extendería la presencia de Fuerzas Armadas en la Región de La Araucanía y las provincias de Arauco y Biobío, de la Región del Biobío.
“Instamos a esta nueva fuerza policial y militar a hacer abandono de nuestro territorio, porque serán derrotados por la fuerza del pueblo mapuche en armas”, advierte uno de los encapuchados en esa grabación.
El lunes 28 de agosto de 2017, el grupo perpetró un ataque que los puso en el radar de todo el país. La madrugada de ese día, según panfletos hallados en el lugar, WAM quemó 29 camiones y dejó con daños a otros seis, en el atentado de violencia rural de mayor envergadura, respecto de daños materiales, ocurrido en Chile hasta la fecha.
Un año y cuatro meses antes, el 20 de abril de 2016, en una serie de portales web apareció su primer comunicado. En él, reivindicaron más de 30 atentados registrados desde 2013 hasta esa fecha y entregaron los lineamientos de su postura.
El final de la CAM
La WAM es sindicada como un grupo que responde a la “paramilitarización” de la zona, que no tiene una intención de influir en la población, sino sólo posicionar la recuperación territorial. Además, según fuentes de inteligencia, no cuentan con una orgánica estructurada, aunque distintos informes policiales asocian su conducción al machi de Padre Las Casas Fidel Tranamil.
Su origen se remonta a 2012, año en que una treintena de comuneros detenidos por diversos atentados protagonizaron una huelga de hambre. El rostro de esta manifestación fue Héctor Llaitul, el líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). Tras 76 días de negociación, finalmente depusieron la protesta y los huelguistas lograron parte de sus demandas. Una de ellas era que se retiraran las querellas por Ley Antiterrorista que el Ejecutivo había presentado en su contra. Pese a ello, la CAM terminó resquebrajada. Varios comuneros, en su mayoría recluidos en la cárcel de Temuco, criticaron la forma de negociar de Llaitul por haber sido demasiado “winka” (no indígena) y optaron por agruparse en paralelo. Según los análisis policiales, desde ese grupo formado principalmente por jóvenes, tomaría forma posteriormente Weichan Auka Mapu.