Alta desconfianza es la mayor debilidad de Chile en ranking de calidad de vida
Las cifras económicas, el funcionamiento de las instituciones, la seguridad social y la gobernabilidad ubican a Chile cerca del desarrollo. Pero un obstáculo dificulta el acceso a ese nivel: su creciente desconfianza en los demás.
Lo que Francis Fukuyama llama capital social. Un valor que no sólo permite aglutinar a una sociedad o a una familia, sino que es clave para que un país crezca en riqueza y calidad de vida.
Esa es precisamente la principal debilidad de Chile según el Indice de Prosperidad del Instituto Legatum (LI), que mide, en 104 naciones, la calidad de vida, entendida como un perfecto equilibrio entre los índices de riqueza, gobernabilidad y la calidad de vida.
Aunque a nivel latinoamericano Chile ocupa en este ranking (encabezado por Finlandia a nivel mundial) el tercer puesto (36), luego de Costa Rica (32) y Uruguay (33), William Inboden, vicepresidente del IL, explica a La Tercera por qué nuestro país cae al lugar 85 cuando se califica su capital social. "Menos de un cuarto de los chilenos confía de las otras personas y la mayoría cree que los amigos no son importantes, variable en la que Chile ocupa el último puesto. Esto muestra niveles extremadamente bajos de los lazos sociales dentro de la familia nuclear y entre los amigos cercanos", dice.
Para Gonzalo Tapia, sociólogo de la U. Diego Portales, Chile se consolida como un país que está a la vanguardia en América Latina: "Compite en puntos como gobernabilidad, instituciones democráticas, lo que junto a las bases sólidas en lo económico, le permiten seguir avanzando". De hecho, en el ítem de gobernabilidad (22) está al nivel de países como Alemania (17), Francia (18) y España (21). Muestra, además, niveles altos de seguridad (27), similares a España (28) y Francia (23). Y está en la media mundial en áreas como salud (48) y educación (49).
Sin embargo, su mala calificación en capital social, que contrasta con el ranking obtenido por el líder Finlandia (6), lo acerca al antepenúltimo de la lista -Yemen (86)- y lo estanca dentro de la categoría de país en vías en desarrollo. "Es común que países en vías de desarrollo con altos niveles de gobernabilidad tengan bajos índices de capital social. Al estar bien gobernados, se crea la sensación de que no es necesario recurrir a otros y no se requiere crear redes. Lo que no sucede en aquellos con bajos niveles de gobernabilidad, donde la comunidad es vital para vivir. Tampoco pasa con los desarrollados, donde el capital social es la base para prosperar", explica el informe.
Para Tapia, esto se explica por el carácter de los chilenos: recluirse en la familia y desconfiar de otros. "Tener bajos niveles de confianza nos hace ser menos prósperos, ya que la desconfianza implica una dificultad para llegar a acuerdos".
La desconfianza se aprecia en cómo se organizan las ciudades, segmentadas en grupos económicos que no se topan, lo cual genera desvinculación. "Hay poca costumbre de relacionarse con personas distintas, que no compartan nuestras normas, y todo lo ajeno es visto como una amenaza. Esto genera dificultad en términos de conflictos sociales y una desventaja a la hora de hablar de negocios", concluye Tapia.
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