Aprueban millonario proyecto para recuperar parque urbano en Peñaflor
"El Trapiche" será financiado con recursos regionales y contará con más de 25 mil metros cuadrados en obras y paisajismo, convirtiéndose en un pulmón verde importante para la zona.
Un millonario proyecto para recuperar uno de los parques urbanos más emblemáticos de la zona rural de la Región Metropolitana aprobó esta tarde el Consejo Regional, Core, luego de autorizar por unanimidad el gasto de más de 2 millones de dólares para la ejecución del proyecto "El Trapiche" en Peñaflor.
Hasta la sesión del Core, que preside el Intendente de Santiago, Fernando Echeverría, asistió el alcalde de Peñaflor, Manuel Fuentes, y más de medio centenar de vecinos y representantes de agrupaciones sociales y culturales, quienes esperaron el resultado de la votación de los consejeros regionales respecto de esta iniciativa.
Luego de analizados los antecedentes, y considerando el aporte que dará a la comunidad la remodelación del parque, los Consejeros Regionales acogieron por unanimidad el desembolso de 1.138 millones de pesos, provenientes del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, que permitirá la ejecución de 2 mil 246 metros cuadrados en obras civiles y la recuperación de 23 mil 500 metros cuadrados de áreas verdes.
"Para Peñaflor, pero también para todos los habitantes de la Región Metropolitana, es muy importante la ejecución de este proyecto del Parque "El Trapiche", porque estamos recuperando un espacio emblemático en nuestra historia, pues este parque se ha caracterizado siempre en resaltar y mantener viva las actividades costumbristas y folclóricas de nuestro país", explicó el Intendente Echeverría.
En efecto, en la primera etapa del proyecto se contempla la construcción de una nueva medialuna y de una Plaza de de la Chilenidad, donde el municipio pretende generar instancias de participación ciudadana y, de paso, desarrollar y mantener un pulmón verde importante para la zona.
El Parque "El Trapiche" data de 1929, cuando el municipio decidió adquirir esos terrenos que contemplaban una extensión de 30 cuadras. Durante mediados del siglo pasado se convirtió en un referente para las actividades recreativas de las familias santiaguinas, que disfrutaban del campo y la vida sana a pocos kilómetros de la ciudad.
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