Artista Carlos Leppe responde a curador argentino
El artista, que renunció la semana pasada a la Trienal de Chile, explica en esta carta su disconformidad con los dichos de Roberto Amigo aparecidos hoy lunes en La Tercera.
La controversia generada por la renuncia de Carlos Leppe a la Trienal de Santiago por el rechazo del curador a montar una nueva versión de su obra Proyecto de demolición de la cordillera de los Andes, tiene ahora una nueva respuesta, esta vez del propio Leppe a los dichos de Roberto Amigo a La Tercera, publicados en la edición impresa de hoy.
A continuación, la carta de Leppe:
Roberto Amigo miente. La Ministra Urrutia ha encontrado en él un defensor, que solo su desconocimiento de la política chilena conduce a defender lo indefendible. Resulta risible, por no decir, ridículo, que me asocie a una campaña de la derecha por mis críticas a semejante autoridad. Lo que él debiera saber es que ocupo un lugar en la candidatura de Marco Enríquez-Ominami. Amigo repite la tontera concertacionista de sostener que éste le hace el juego a Piñera con su candidatura. Mi critica a la trienal le haría el juego a la derecha. Francamente, eso no solo es una estupidez, sino que proporciona indicios sobre el modo en que modo Amigo no entiende de qué se trata mi renuncia.
Su relato es falaz y está pavimentado de pequeñas cuñas destinadas a perder la mira sobre el carácter de la renuncia, cuya actitud es tan solo una de las razones para mi retirada. Jamás ví en acción un trabajo metodológico consistente. Amigo se hace cargo a posteriori, con gran cara dura, de lo que debió haber sido su trabajo curatorial inicial. No me subo a esta trienal con una bajada.
El anterior es un retorcido argumento propio del espíritu conspirativo de Amigo, cuyo pequeño trotskismo de opereta lo lleva a repetir operaciones descolocadas de la historia del arte argentino, atribuyéndome un gesto que ya habría tenido como antecedentes la carta de Pablo Suárez a Romero Brest, a fines de los sesenta. Roberto Amigo es un mitómano: ¿acaso requiere colocarme en el lugar de Pablo Suárez, para ocupar a lo menos en el discurso la posición referencial de Romero Brest, que lo asola como fantasma?Un chiste se responde con un chiste.
Pretender que mi renuncia corresponde de mi parte a la búsqueda de ubicuidad, es suponer que cifro mis esperanzas en la trienal para obtener la visibilidad que me atribuye perdida, en el arte chileno. ¡Pero el no se ubica! Si es la trienal la que obtenía ubicuidad en el arte chileno con mi participación, entre otros.
Roberto Amigo señala que me invitó porque Leppe no aparecía en ninguna exposición. ¿Acaso las invitaciones a participar en la trienal se distribuían como trofeos reparatorios ? Supe de mi inclusión en la curatoría de Fernando Castro en la misma época que la invitación de Amigo a la exposición del MNBA. De todos modos, me corresponde a mi definir en qué momento y bajo qué necesidades formales conecto ambas piezas para que se conviertan en un sistema de participación coherente.
El argumento de Amigo acerca del "refinamiento decorativo de mi actual obra" apunta a reforzar la agresión de Gonzalo Díaz en mi contra, en El Mercurio, sobre mi jubilación del arte chileno desde 1992. Amigo intenta difamar mi trabajo actual porque no se acomoda a su régimen escolar de comentario. Antes de hablar de refinamiento como una ofensa, podría haberse informado de la existencia de trabajos complejos como Cegado por el oro (1998) Fatiga de Materiales (2002) La Ceguera y la palabra imaginada (2004) La Melancolía y El doble sombrío de la pasión (2005)¿Le parecen decorativos? En su dogma, Amigo da a entender que mi obra de los ochenta es poderosa porque no es refinada. Se equivoca: siempre, he sido refinado. ¿Acaso mi obra de los ochenta era, digamos, vulgar, y por eso era más crítica? Francamente, Amigo no se la puede con su propio prejuicio hacia una pintura materialista que no logra comprender, porque no conoce mi producción de los últimos años.
Aún así, espero que me explique por qué el trabajo de la piedra es decorativo. Tengo un amplio prontuario analítico con las piedras, en la pintura y en la disposición performativa. Cosa de conectar su saber con pinturas que he expuesto en el Museo Allende. ¿Las conocerá?
Lo realmente escandaloso de Amigo es que admite que no hizo ningún estudio de factibilidad de la obra. ¿No habrá pretendido que yo le enviase un formulario Fondart con mi proyecto?, ¿Cómo es posible que un curador no se comunique con un artista que le debe, a su juicio, un proyecto?
Yo no hago bocetos. En mi concepto de trabajo, el relato que le hice constituye un protocolo suficiente. El resto es trabajo suyo y de la dirección de la trienal. El dejó –sospechosamente- pasar un tiempo desmedido para obtener informaciones. Esperé en vano que la `producción de la trienal se comunicara conmigo para abordar las condiciones del montaje.
Roberto Amigo falta descaradamente a la verdad cuando me acusa de no enviarle el proyecto. Perdón: ¿quién es el curador. No supo -o no quiso- escuchar las complejidades simples del proyecto y someterlo al cálculo presupuestario. Es de imaginar que hasta Fontecilla se pavoneó de sus contactos en el ministerio de bienes necionales y mas , y se comprometió a obtener los permisos para el traslado de la piedra . Incluso llegó a plantear que tenía contactos que le permitirían conseguir maquinarias y equipos para trasladar las piedras. ¿No es eso, prácticamente, haber comenzado a producir el trabajo?
El trabajo de presupuestos no me corresponde, porque no soy contratista. Mi relato descriptivo de obra es suficiente, lo vuelvo a repetir, porque yo no converso sobre mi obra sobre bases hipotéticas; formulo un potencial de obra específico, que Amigo no escuchó. Comete perjurio al poner en duda la re-escenificación de mi obra después de haberla aprobado. No ha explicado por qué lo que en marzo le parece fundamental, en julio le resulta decorativo.
Al describir parcialmente algunos caracteres de mi propuesta, Amigo demuestra que efectivamente estaba al tanto, al punto de hacerlo con el sarcasmo necesario destinado a cubrir los argumentos que le faltan.
Amigo estaba obcecadamente empeñado en obtener la autorización de las fotos de lo que él llama satíricamente "mi poderosa obra de los años ochenta". No comparto el sentimentalismo estrecho de su mención a las fronteras y a los tratados de límites. Son de un patético populismo. Mi propuesta era poética, en sentido político formal. La observación loca sobre mi trabajo de los ochenta solo sirve para acomodar un argumento a favor de su ataque, no solo a mi refinamiento –¿que mal habría en ello?- sino a las implicancias que tendría el costo exorbitante de mi obra cuando habría cosas más urgentes que atender por el Estado. ¿Cómo hacer una trienal, por ejemplo?, ¿De donde saca Amigo la hipótesis del costo exorbitante, sino de incompetentes asesorías?, ¿Y se atreve a sostener que mi argumento es moral cuando me refiero a la extorsión ministerial a través del recorte del financiamiento? Ese es un cuestionamiento político que no está dispuesto a recoger. ¿A quien le quiere demostrar fidelidad , a la dupla paraguaya Salerno – Ticio Escobar?
La ligereza de sus apreciaciones solo son compatibles con el desconocimiento que tiene de este mecanismo cultural chileno. Existe una verdadera ciencia ministerial del reduccionismo presupuestario. Urrutia y Fontecilla han encontrado en Amigo a su mejor cómplice.
Al emplear la palabra exorbitante, Amigo no solo se convierte en el policía de finanzas de Fontecilla, sino que devela su ominoso malestar frente al dinero privado. Esa parte de su correo a La Tercera en que hace mención a la relación entre libertad del artista y dinero como propio del discurso artístico de la derecha, al parecer introduce elementos de una polémica que no calza con el debate de mi renuncia y nos entrega curiosos indicios sobre su sujeción a la defensa de dueño de fundo que hace de los organismos públicos. Amigo cree que ser defensor ministerial es una garantía de un buen servidor público. Resulta risible como operación de validación curatorial.
Es más, Amigo no ha sabido distinguir en mi renuncia las cuestiones relativas a su curatoría específica, de las cuestiones sobre política general de conducción de la trienal. Eso es algo que combino y separo con precisión, para dejar en claro la dos razones de mi renuncia; una, por el trato de Amigo; la otra, por el desmantelamiento del proyecto inicial de la trienal. Respecto de esto último, Amigo se hace cómplice de este propio desmantelamiento, desconociendo el hecho que la trienal es algo más que una suma de exposiciones en Santiago. Al parecer él nunca entendió el contexto curatorial general en el marco del cual fue invitado.
El párrafo final de Amigo señala la dimensión de su obsecuencia. La trienal estaría siendo atacada por Justo Pastor Mellado y mi carta sería un eco de su discurso. Roberto Amigo tiene que saber que Mellado sigue mi trabajo desde los años ochenta. ¡Mi refinamiento último determinará quizás el nivel de su ataques a la trienal! Conozco su trabajo crítico desde esa fecha y discutimos a diario sobre la situación política y cultural chilena con mucho humor. No sabría decir en qué momento uno se hace el eco del otro, para emplear la misma palabra. En mi renuncia es evidente que tomo a mi cargo la reflexión que Mellado ha realizado, no solo sobre la trienal, sino sobre el debate del campo artístico de los últimos años. A tal punto, que participé en la selección de los textos de su libro recientemente publicado –Textos de Batalla- a cuyo lanzamiento, tengo entendido que Amigo asistió en Buenos Aires.
No puedo dejar pasar la ocasión para mencionar que en la crónica que Rodrigo Miranda redacta en La Tercera el sábado 23 de mayo, este reproduce lo que el propio Ticio Escobar declara en relación al valor que tiene la tensión crítica introducida por Mellado en su libro, participando el mismo en su presentación en ArteBA, durante la conversación que sostione en el stand de ACA con el critico argentino Fernando Farina. La versión video de estas conversaciones estará seguramente en Internet en el sitio de ACA, ademas de todo el epistolario sobre -La bajada de leppe de la trienal-
Las críticas de Justo Pastor Mellado a la trienal apuntan a develar las condiciones de desmantelamiento de su diagrama, como él mismo lo ha venido explicando desde antes que el propio Amigo fuera invitado a participar. Descalificar el trabajo de Justo Pastor Mellado por sus ataques a la trienal es de una torpeza que no merece comentario. Sobre todo cuando se refiere a la "extinción de su voz original" de la que hoy día solo se distinguiría su reflejo distorsionado. Me parece que tratar a Mellado de "voz extinta" es solo la expresión de una mala leche incomprensible, y de una envidia comprensible , porque el propio arribo de Roberto Amigo a la trienal fue producto del trabajo de equipo que en septiembre realizaba junto al curador general. En parte, Amigo le debe a Mellado estar aquí. Después de todo, toda ambición como todo amor tiene su precio.
Como dice genialmente Nicanor Parra - ART IS HOMOSEXUAL -
Carlos Leppe.
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