Cinco oscuras historias coperas que se recuerdan tras la final de la Sudamericana

Las graves denuncias de Tigre en el duelo con Sao Paulo se parecen a la peor época de la Libertadores. Les presentamos algunos casos que quedaron tristemente grabados.




Agresiones con bastones y golpes de los guardias y la policía. Amenazas con un arma de fuego. Eso denunció Tigre en la final de la Copa Sudamericana ante Sao Paulo, razón por la que el equipo argentino no salió a jugar el segundo tiempo. Estos incidentes hicieron recordar los peores momentos de los torneos sudamericanos, cuando con poca televisión y menos atención mediática, se "permitían" cosas igual de graves o peores.

En este sentido, la Copa Libertadores es la que ofrece más historias, desde batallas campales en la cancha a prostitutas enviadas al hotel del equipo visitante. Esta es una pequeña muestra.

CON BOXEADORES EN EL EQUIPO
Estudiantes de la Plata de los 60 es recordado por sus "mañas", como jugar con alfileres o lanzar tierra a los ojos del arquero. En 1968, enfrentó a Universitario en Lima. En la delegación de los pincharratas estaba como "masajista"  el boxeador profesional mediopesado José Menno. En el entretiempo se cruzó en el túnel con el centrodelantero del equipo peruano, y lo noqueó.

Oscar Malbernat, miembro de ese histórico equipo, recordó hace años a La Tercera ese episodio. "En Lima nos trataron mal, tuvimos muchos problemas, nos fracturaron a Manera y estábamos obligados a ganar. Menno iba de masajista, en el entretiempo se cruzó con Perico León, el centrodelantero de Universitario, un negro grande como un tanque. Menno le pegó un cortito en el mentón, a Perico le contaron mil 500, no salió a jugar el segundo tiempo y ganamos 1-0".

Aunque la historia le cobró esa acción a Estudiantes. En un duelo contra Peñarol en Montevideo nuevamente llevaron a Menno, pero los uruguayos sabían y estaban preparados, así que se encontró con seis boxeadores. "¡Nunca me pegaron tanto en toda mi vida!", confesó.

LA PIEDRA DE SOTO
Hace poco, Zico, ídolo de la selección brasileña y Flamengo, comentó que la final de 1981 ante Cobreloa "fue el partido que más marcó mi carrera". Y explica que no fue "porque hice dos goles, sino porque era, hasta entonces, el título más importante de Flamengo. Fue la victoria del fútbol sobre la violencia",

El ex volante agregó que "estuvo también esa famosa historia de la piedra de Mario Soto. El jugó con una piedra en la mano y le dio pedradas a varios jugadores de nuestro equipo... Lico y Adilio salieron del campo con el rostro ensangrentado. Lico ni siquiera pudo jugar el tercer partido. Además de eso, Junior casi se fue preso al final del partido, una cosa horrorosa".

En esa final, tras perder por 2-1 en el estadio Maracaná, Cobreloa se impuso por 1-0 y forzó un tercer partido, que se jugó tres días después en Montevideo, con dos goles de Zico.

El ex jugador recuerda que "el primer partido fue tranquilo, le ganamos a Cobreloa en el Maracaná. Pero el segundo partido fue un horror. El clima era terrible y no ganamos porque el árbitro nos perjudicó... Al día siguiente, el clima entre la gente era el peor posible. Solo se hablaba de venganza. Pero como el tercer partido era en tres días, en Montevideo, decidimos olvidar aquello. Hicimos una reunión y les dije, como capitán, que Flamengo solo sería campeón si jugaba al fútbol, porque con la pelota éramos infinitamente mejores".

Pero Zico también confesó que en el tercer partido, el técnico Paulo César Carpegiani mandó a la cancha a Anselmo con un solo objetivo: hacer pagar a Mario Soto. "Hice un gol en el primer tiempo y otro en el segundo.  Ellos no tuvieron la menor oportunidad. Al final, estuvo ese asunto de Anselmo, que entró a la cancha solo para golpear a Mario Soto", recordó.

CON AMETRALLADORAS EN LA PIEZA
En la década de los 80 el fútbol colombiano sufrió una compleja crisis por los nexos entre el fútbol y el narcotráfico. Una de las problemas fueron las constantes amenazas a los árbitros, incluso en la Copa Libertadores.

En la semifinal entre Atlético Nacional y Danubio, los árbitros argentinos del partido vivieron una impactante experiencia que relató así el juez de línea Juan Bava: "Un día antes entraron unos tipos al hotel. Todos traían ametralladoras en la mano. Tiraron abajo la puerta de la pieza donde estábamos, nos ofrecieron plata y nos amenazaron de fuerte. A nosotros y a nuestras familias. Nos dijeron que Nacional debía ganar Nos dijeron la plata está, si la quieren agarrar la agarran".

Bava agregó que Carlos Esposito, el juez principal, le dijo que no sabía qué hacer y él le respondió: "Si faltan cinco minutos y Nacional no la emboca, entro a la cancha y la meto en el ángulo".

Los árbitros aseguran que no tomaron el dinero y Bava no tuvo que entrar a la cancha, debido a que Nacional se impuso con un contundente 6-0.

BOCA CONTRA TODOS EN EL MONUMENTAL
El 22 de mayo de 1991, Colo Colo recibió a Boca Juniors en la semifinal de vuelta. Fue un partido tenso, que explotó después del 3-1 que anotó Rubén Martínez. Con mucha gente sin credencial alrededor de la cancha, la celebración fue eufórica y comenzó la pelea, que más que en un enfrentamiento entre ambos equipos, se transformó en la lucha de los xeneizes contras todos los que estaban alrededor, incluyendo a los fotógrafos y Carabineros.

Por eso es que uno de los protagonistas más recordados es el perro policial Ron, que en medio de la "batalla" mordió al arquero Carlos Navarro Montoya en una nalga. El animal incluso recibió homenajes y falleció seis años después.

Pero hubo consecuencias menos anecdóticas, El reportero gráfico de "La Epoca" Rodrigo Arangua recibió una dura paliza de los jugadores argentinos y terminó hospitalizado . Incluso el técnico de Boca Juniors, Oscar Washington Tabárez, descontrolado en el partido, lo fue a visitar después.

"BATALLA" ANTES DE LA PREMIACION
El árbitro Oscar Ruiz recién se preparaba para dar por terminada la final entre Internacional y Chivas (2010) y los mexicanos ya habían iniciado la pelea. El delantero Omar Bravo y el capitán Héctor Reynoso eran los más agresivos, representando la molestia que comenzó antes del inicio del duelo, debido a que su himno fue interpretado sólo hasta la mitad, razón por la que Adolfo Baustista se puso a elongar mientras sonaba el himno de Brasil. Comenzó caliente y terminó peor, con una tremenda pelea, mientras se intentaba instalar el escenario para la premiación.

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