Colo Colo es pura frustración

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Foto: Marcelo Hernandez / Photosport

El Cacique vuelve a sufrir en la Copa. Botafogo lo elimina. El empate 1-1 en el Monumental deja a los albos eliminados. Se extiende la maldición de 10 años sin pasar una ronda. <script src="//player.performgroup.com/eplayer.js#9b1982964b1fe53fcfbce9d90a.cg0zkdtac1rh14mv02y3xivav$videoid=16bwxewdhseuk1bx8aqwh4mm8i" async></script>




Colo Colo 1: J. Villar 6; F. Meza 5, J. Barroso 5, C. Baeza 4; L. P. Figueroa 3 (46', G. Fierro 4), J. Valdés 3  (79', P. Morales 4), E. Pavez 4, B. Véjar 5 (71', C. Gonzales 3); R. Fernández 4; O. Rivero 3, E. Paredes 3. DT: P. Guede 3.

Botafogo 1: R. Fernández 3;  Jonás 4, Marcelo 5, Emerson Silva 5, Víctor Luis 4; Airton 5 (63', Guilherme 5), Lindoso 4  (77', Roger 5); Joao Paulo 4, W. Montillo 5, Bruno Cesar 4; Pimpao 5. DT: Jair Ventura 5.

Goles: 1-0, 3', Emerson Silva envía a su propio arco una pelota peinada por Pavez tras un córner desde izquierda del ataque; 1-1, 80', Pimpao conecta un rebote que dejo Villar y anota sin problemas pese al esfuerzo del portero.

Árbitro: Patricio Loustau (ARG) 5. Amonestó a Meza, Pavez (CC); Airton, Jonás, Pimpao (B)

Estadio Monumental. Asistieron 35 mil personas, aprox.

*Clasifica Botafogo a tercera ronda de la Copa Libertadores por un global de 3-2.

Tanta frustración. Tanta decepción. El hincha busca una explicación que nadie le puede dar. La Copa Libertadores es un laberinto sin salida para Colo Colo. Barroso, Paredes, Valdés, Pavez y  especialmente Guede. Ninguno fue capaz de rescatar a los albos de otra eliminación temprana. Y mientras más veces pasa, más duele en el Monumental.

El Cacique soñó con la clasificación hasta los 80 minutos y murió en el intento. Botafogo marcó el 1-1 definitivo y firmó la extensión de la condena colocolina de 10 años sin pasar una ronda en este certamen.

El cuadro popular se encontró muy temprano con lo más difícil: la ventaja. El autogol de Emerson Silva, cuando el partido recién entraba en calor, le hacía la tarea completa al local. Después del 2-1 en Río de Janeiro, bastaba un triunfo por la cuenta mínima para llegar a la tercera fase.

¿Ideal? Obviamente que sí. Pero aparentemente ni Guede ni sus pupilos habían planificado un gol de entrada. Menos Botafogo, que tras tomarse unos minutos para asimilar el golpe y apremiado por la eliminación, empezó cargar la cancha hacia el campo colocolino. Los laterales subieron y Montillo pidió la pelota. Lo bueno para el Cacique es que, por muy brasileño que fuese, Botafogo no era un elenco dotado de talento.

Y eso, justamente, era un tema para preocuparse. Porque con muy poco el conjunto carioca encerró a los blancos. El segundo cuarto de hora, de hecho, vio a un Justo Villar en plenitud. Primero le tapó un derechazo a Montillo, después manoteó un cabezazo de Emerson y a los 24 evitó un autogol de Barroso. La ofensiva propuesta de Guede daba paso a la excesiva prudencia. Demasiado temor al fracaso.

Jaime Valdés y Ramón Fernández, obligados a tomar la pelota, gravitaban cero. Aún así, Colo Colo subió algo su nivel. Se estacionó casi en su totalidad por el sector izquierdo, donde Juan Véjar se transformó en el jugador más desequilibrante. Eso no alcanzó para llevar peligro a la portería del inseguro arquero de los brasileños, Roberto Fernández.

El descanso, se supone, debía hacerle bien a los muchachos de Guede. No fue así. Casi como un calco del partido en Río de Janeiro, pero desde el ángulo contrario, Botafogo se adueñó del juego. A Colo Colo le costaba mucho mantener la pelota bajo su control y en la visita crecía la figura de Montillo. Ni siquiera el remate al travesaño de Fernández (61') trajo calma. En la galería los cantos y el sufrimiento se mezclaban, el miedo a otro duro golpe en la Libertadores se instaló en el coliseo de Macul.

Lo bueno es que Airton, el motor de Botafogo, llegó a media máquina y Jair se vio obligado a sacarlo. Su salida restó para los brasileños, cuyo funcionamiento de inmediato bajó. De la nada el Cacique pudo verse un poco mejor. Muy poco, realmente. Guede apostó por la gambeta de Christofer Gonzales en desmedro de la dinámica de Véjar. Aparentemente le cuesta verlos juntos por la banda izquierda. El peruano ayer casi no la tocó.

Los blancos otra vez se desinflaron. Fernández y Valdés, como casi todo el partido, desaparecidos. Arriba, en tanto, Paredes y Rivero sufrían, aislados y casi sin balones con ventaja. Aunque tampoco hicieron mucho por destacar.

Otro que no se impuso en el medio fue Esteban Pavez. Mucho despliegue, pero muy poca producción real. Colo Colo, entonces, dependía de Botafogo. Y el limitado elenco brasileño dio con la igualdad a los 80', justa a esa altura. Pimpao anotó el 1-1 y enmudeció el Monumental.

La desesperación se apoderó del Cacique, sólo un milagro podía salvar la llave. La tribuna no ayudó, porque el partido se interrumpió por incidentes entre barristas. Un cuento de nunca acabar.

No había tiempo ni fútbol para una hazaña. Lo cierto es que la escuadra de Guede tampoco la merecía. En el momento más importante, Colo Colo se bloqueó. Su técnico, también.  Y como ya se hace costumbre, se despidió llorando de la Libertadores, esa copa que se ha vuelto tan, pero tan amarga.

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