Cómo el ataque a agentes de EE.UU. en México puede afectar las relaciones

La muerte del agente Zapata mientras viajaba en auto en México puede cambiar la delicada colaboración entre ambos vecinos.<br>




Un agente de inmigración y aduanas estadounidense fue asesinado y otro resultó herido en lo que se sospecha fue una emboscada mientras viajaban en auto en México. Steve Kingstone, de la BBC, investiga cómo el incidente podría afectar el futuro de las relaciones entre México y Estados Unidos.

La vida se ha convertido en algo terriblemente barato en la guerra contra las drogas en México, pero cuando la víctima es un agente especial estadounidense, el precio aumenta drásticamente.

El tiroteo del martes ha obligado a Washington a resituar las relaciones México-Estados Unidos en la lista de prioridades, aún cuando el gobierno de Barack Obama debe lidiar con los tumultuosos acontecimientos en Medio Oriente.

No se sabe precisamente qué estaban haciendo esos dos efectivos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) cuando fueron interceptados.

Pero, por lo general, los funcionarios de EE.UU. ayudan a sus contrapartes mexicanas en las investigaciones de lavado de dinero, tráfico de armas y la actividad de los carteles del narcotráfico a ambos lados de la frontera.

"Si resultara ser que el blanco directo de los ataques eran los dos agentes, todo cambiaría", dice un oficial de policía estadounidense.

"Hasta ahora, los carteles no han ido detrás de agentes estadounidenses ni del personal uniformado en ninguno de los lados de la frontera", agrega el funcionario.

Papel negativo
La ICE tiene alrededor de 30 agentes en México y los que están en planta permanente están autorizados a portar armas.

El agente asesinado este martes, Jaime Zapata, había sido enviado temporalmente desde Texas.

"Lo preocupante es que alguien haya identificado a estos dos hombres como funcionarios de las fuerzas del orden de EE.UU." dice Diana Negroponte, especialista en América Latina del Brookings Institution, un centro de estudios políticos de Washington.

"Eso significa que ahora tendrá que haber restricciones en los movimientos de los agentes. ¿Pero cómo puedes hacer tu trabajo detrás de una computadora?"

El gobierno de Obama ha admitido el papel negativo que EE.UU. desempeña al alimentar la violencia relacionada con las drogas, que va desde la demanda creciente de drogas ilegales hasta promover el tráfico de armas compradas en EE.UU.

Pero la relación de Washington con el gobierno del presidente Felipe Calderón se crispó el año pasado después de que Hillary Clinton calificara a los carteles como "insurgencia".

Y este asesinato podría volver a tensionar las relaciones.

Fernando Toranzo, gobernador del estado de San Luis Potosí, dijo en una entrevista radial: "Hubo un ataque donde los miembros de una pandilla de traficantes trataron de matar a dos funcionarios de EE.UU. en una carretera federal".

En privado, los funcionarios estadounidenses se preguntan cómo los hombres armados supieron cuál era el blanco de su ataque.

Alguien parece haberles pasado el dato de la presencia de los agentes.

Comparaciones históricas

Inevitablemente surgen las comparaciones con el caso del agente especial Enrique "Kiki" Camarena, quien fue secuestrado, torturado y asesinado en 1985 mientras trabajaba de manera encubierta en México para la agencia antidrogas de EE.UU. (DEA).

El gobierno del entonces presidente Ronald Reagan creyó que en el crimen habían participado funcionarios mexicanos corruptos y en un momento los investigadores de EE.UU. detuvieron a algunos sospechosos en México y los tomaron "prestados" hacia el otro lado de la frontera para interrogarlos.

"El caso Camarena fue una piedra en el zapato de las relaciones bilaterales durante muchos años", dice Eric Farnsworth, de la sede en Washington del Consejo de las Américas.

"Pero estos son tiempos muy diferentes y tenemos una relación mucho mejor ahora. Espero que nadie vaya a explotar este caso con fines políticos", añade.

También hay un amplio apoyo al enfoque del gobierno de Obama, en contraste al que tenían de los funcionarios de Bush.


"Esta administración ha hecho, acertadamente, del apoyo a Felipe Calderón una alta prioridad", dijo Julie Myers Wood, quien fue director del ICE entre 2006 y 2008.

"Y yo creo que van a comprometerse más en el esfuerzo después de esto. Tenemos que intensificar la presión sobre los carteles".

Pero un funcionario de policía de EE.UU., bajo condición de anonimato, duda que el asesinato de Jaime Zapata se traduzca en un mayor compromiso por parte de Washington.

"Este asesinato sólo cambiará las reglas de juego si la Casa Blanca quiere"
, dice.

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