Cómo se arma el hit del verano
Pegajosa, bailable, omnipresente. Uno de los trucos más venerables de la industria musical es desentrañado aquí por especialistas.
Chala, polera, calor y la canción de moda de fondo, omnipresente. El éxito del verano es la banda sonora de los días más apetecidos del año, y representa una temporada especial en el negocio de la música popular. ¿Qué originó el producto? ¿Existe receta para fabricar esa clase de composición? En Chile, el hit estival se remonta a la Nueva Ola "con traducciones del rockcabilly y del rock sobre jóvenes vacacionando", cuenta el musicólogo y académico Juan Pablo González. "Muchas canciones sobre ir a la playa, no hacer nada, y la fiesta. Esto se relaciona con el empoderamiento de la juventud. Es un grupo con tres meses de descanso y ese hecho comienza a ser cantado".
La paradoja es que uno de los hits pioneros en combinar juventud y vacaciones, resulta una composición más bien angustiada -"voy a elevar un grito/acerca de trabajar todo el verano"-, un gran éxito anglo de 1958, según explica el ingeniero de sonido y conductor de radio Futuro, Hernán Rojas. "Summertime blues, de Eddie Cochran, es la canción clave en todo esto. Tiene que ver con el joven que la quiere pasar bien y el jefe no lo deja salir".
En cuanto a formulaciones, la receta exacta parece difícil. "Es una lotería ligada a la capacidad de ciertos intérpretes de ser transversales, utilizando un ritmo de moda o una tendencia que les permita saltar de sus nichos", elucubra Patricio Cuevas, periodista, conductor de radio de Bío Bío y melómano. "El hit del verano no debe ser complejo, necesita un coro pegajoso, que sea muy bailable". Hernán Rojas complementa con un detalle clave respecto de la composición. "Si uno se mete más en la teoría musical, lo compuesto en escalas menores produce pena, melancolía. En cambio las escalas mayores provocan alegrías, una valentía épica. Casi todas esas canciones son escalas mayores con pulso sobre la media, y relativamente rápidas. Te dan la sensación de 'sí, podemos'".
Sergio Cancino, director de las radios Uno y Concierto, cree que hubo un tiempo en que sellos y artistas dieron con una combinación para este formato, pero que las progresivas subdivisiones en el público han cobrado su precio para los hits transversales. "Mientras la industria tuvo la hegemonía, logró depurar la fórmula del éxito veraniego. Con la irrupción digital y la ultra-segmentación de las audiencias, la elaboración de esa receta se complicó. Abundan más los éxitos de nicho que los globales".
"Yo nací sin pantalón/sin vergüenza y sin vestido/en la playa quiero estar/como un recién nacido", canturreaba el desaparecido intérprete ítalo-chileno Paolo Salvatore en su hit veraniego "El tomavistas", quien en los 80 fue un experto del rubro en España, país donde la canción del verano es institución. Su caso lo recuerda el animador Leo Caprile, como ejemplo de la sencillez colindante con la ramplonería asociada a veces al producto. "Es un axioma de la industria el éxito del verano. La pueden cantar cualquier tipo de personas. Debe ser transversal, pegajosa, bailable, para toda la familia. Y requiere otros ingredientes, como estar relacionada con un baile".
El detalle coreográfico también es apuntado por Sergio Cancino. "Hemos sobrevivido desde El baile del perrito, El baile de la botella, El baile del gorila, La Macarena, Lambada, Aserejé y un largo etcétera". Felipe Arratia, periodista de 13 radios, también integra en la fórmula el condimento cadencioso y el efecto en la memoria. "Sumamente liviana, eminentemente bailable, pegajosa, pop. Y en el futuro debe ser capaz de transportarte a momentos específicos del verano. Si hay una coreografía asociada, es aún más posible que ese recuerdo permanezca".
Cierto. A pesar de su liviandad, es un tipo de composición que finalmente permanece anclada en la memoria. En Chile hay generaciones capaces de tararear el coro de Un verano naranja del argentino Donald, sin haber nacido cuando el tema arrasó en 1970, como parte de la campaña de la bebida Orange Fanta. Para este verano, canciones como Timber, del especialista en dúos Pitbull junto a Ke$ha, y Candy de Plan B, son las candidatas más serias a quedarse con el título de la canción del verano. Y si, todas se memorizan. Aunque no se quiera.
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