Descartan que muerte de reo en cárcel de Rancagua fuera parte de un suicidio colectivo
Gendarmería aclaró que la muerte de un interno ocurrida la noche del lunes en la cárcel de Rancagua donde además otros cuatro reos resultaron lesionados, no se debió a un intento de suicidio colectivo, sino como parte de una medida de presión para ser trasladados a la enfermería del recinto penal.
El hecho ocurrió a las 23:15 horas del lunes, cuando los cinco internos estaban en el Pabellón Terapéutico de Aislamiento Preventivo, al que habían sido trasladados tras participar en una riña.
Fuentes de Gendarmería informaron que los reclusos querían que se les trasladara hasta la enfermería del lugar y al no ser escuchados, decidieron "llamar la atención", destrozaron una frazada para hacer cuerdas con el fin de colgarse.
Si bien la idea de los internos era ejercer una medida de presión, y en ningún momento pretendían quitarse la vida ya que nunca habían presentado actitudes o tendencias suicidas, por razones que se investigan a Rubén Robles Valdés (30) falló en su intento de mantener bajo control la maniobra extorsiva y falleció en el lugar.
Para esclarece lo que realmente ocurrió es que Gendarmería ordenó un sumario interno y los otros reos involucrados en el hecho ya prestaron declaraciones a la Fiscalía de Rancagua que es la encargada de investigar el caso.
Por tratarse de delincuentes comunes y por haberse descartado la tesis de un suicidio colectivo, la institución no dispondrá de vigilancia especial en el recinto penal y tampoco se implementaran medidas adicionales.
Cabe recordar que la cárcel de Rancagua es el primer penal concesionado del país lo que trajo consigo un fuerte cambio cultural para los reos, que vieron bruscamente alterada su forma de relacionarse al interior de las prisiones, con poca interacción entre ellos y calabozos individuales versus la habitual agrupación conocida como 'carreta'.
Desde su inauguración los suicidios en el recinto de Rancagua bordean la decena, en un primer momento se culpó al mal diseño de las celdas, ya que los rociadores de agua contra incendio estaban a mano como potenciales horcas. Luego se concluyó que, aun sin éstos, los reos entraban en un estado mental proclive a autoeliminarse ante las nuevas condiciones de encierro, más aisladas.
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