Dos rounds con la bicampeona de taekwondo ITF
Camila Urbina, de 20 años, repitió su hazaña al ganar la Copa del Mundo, realizada este año en Hungría. Ingresamos al tatami para combatir contra la nacional, quien además analiza sus proyecciones deportivas.
Dice que no sigue peleas en video. No le gusta. Prefiere entrenar y entrenar. Lo que ha hecho por 15 de sus 20 años. Y es lo que le ha rendido frutos. La semana pasada, la taekwondista nacional Camila Urbina, por segunda vez consecutiva, no tuvo rivales en una competencia internacional, en la categoría -56 kilos de su disciplina.
La artista marcial repitió su gloria alcanzada en Jamaica 2014 y volvió a ser la mejor en la Copa del Mundo de la disciplina ITF, celebrada este año en Hungría. "No sé si es el deporte para el que nací, pero el destino lo ha puesto así", comenta la campeona, quien divide sus tiempos entre sus estudios de Educación Física y su arte marcial.
En un combate a dos rounds, de un minuto y medio cada uno, saltamos al tatami para luchar contra la deportista chilena, quien repasa sus proyectos de futuro.
Round 1
No tiene cábalas, sólo entrenar, dice Urbina, antes de ponerse los guantes y el cabezal de taekwondo. Mientras se prepara, su instructor, Ricardo González, me anticipa que la joven tiene experiencia combatiendo con hombres, incluso en competiciones locales.
Luego del saludo tradicional, el combate comienza. Urbina toma la iniciativa y se desplaza veloz por todo el área buscando el ataque. Aunque luce delgada, sus patadas son duras.
Cuesta seguirle el ritmo, pese a que notoriamente no está peleando con todo su potencial ante un cinturón rojo punta negra.
Hace rápidas combinaciones de giros y busca constantemente la cabeza con sus patadas altas. Logra conectar varios golpes en la zona media.
Su preferida es la patada de costado, que en taekwondo ITF se llama Yop Chagui. "Es la que mejor me sale, la que tengo más fuerte", asegura. Cuando termina el primer round, casi todos los puntos son para ella.
Round 2
Tras 30 cortísimos segundos otorgados para el descanso, se vuelve a la intensa contienda. Recibir reiteradas patadas también va aniquilando el aire en los pulmones.
Logramos conectar algún golpe en la zona media, pero nada que le preocupe mucho. La mayoría de nuestros ataques terminan rendidos en su guardia.
Incluso darle un puño en la cara no es tarea fácil, debido a su ágil condición.
Sin mucho problema, y en más de una oportunidad, ella consigue conectar un impredecible puño en la cara con un salto, con lo que nos saca del área de combate.
La batalla comienza a decantarse a su favor. Al contrario de lo que ocurre al redactor de esta nota, ella sigue luciendo jovial.
"Últimamente he aprendido a moverme mejor en el ring, no sólo estar en el centro, sino que moverme también hacia los costados", comenta Urbina sobre su estilo de lucha.
Sobre cómo inicia sus peleas, aseguro que es relativo. No siempre lanza el primer ataque. "Al principio (de los combates) cuesta, hay que estudiar a la persona, pero cuando agarro el ritmo me siento cómoda".
Proyecciones
Camila tiene en su haber dos Copas del Mundo, un segundo lugar en el Mundial de Italia e infinidad de medallas de torneos nacionales. Pero no está conforme.
El taekwondo tradicional, o ITF, -a diferencia de su par WTF- no es olímpico y, por lo mismo, quizás es menos conocido. Aunque parecieran ser la misma disciplina, no lo son.
Dentro del reglamento, por ejemplo, hay notorias diferencias. Una de ellas es que en el olímpico se usa una pechera y no se dan golpes de puño en la cara.
Una de sus principales proyecciones, cuenta Urbina, es, de a poco, meterse en el circuito WTF para poder participar en los próximos Juegos Olímpicos, que se realizarán en 2020, en Tokio, Japón.
"Me gustaría ser campeona olímpica, no tanto porque me guste el taekwondo WTF, sino porque es un deporte que está federado, pagan por cualquier medalla y por ir a competir. Entonces, es más que nada por el apoyo económico", subraya.
Y agrega que ya tuvo sus primeros acercamientos a este estilo, con dispares resultados.
En los próximos siete años, la taekwondista pretende dedicarse a entrenar, competir y estudiar.
Asegura que espera poder obtener títulos consecutivos en ese período. Más adelante, cuenta, se proyecta teniendo un gimnasio, enseñando y realizando seminarios. Pero no sólo piensa en su vida dentro del ring. "A los 27 me gustaría tener mi primer hijo", concluye, entre risas, la flamante bicampeona.
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