Editora de Eterna Cadencia: "Nuestro catálogo es una manera de intervenir en el presente"
Leonora Djament es la fundadora del sello argentino que el próximo año cumple una década desde su creación. En su catálogo hay autores clásicos y contemporáneos, europeos, latinoamericanos y cuatro chilenos. Mañana jueves participa en la Cátedra en homenaje a Bolaño de la UDP.
El próximo año cumple una década en el mercado editorial. En ese período han editado más de 180 títulos, entre los que destaca la narrativa y el ensayo. De Jack London a Juan Carlos Onetti; de Nona Fernández a Ricardo Piglia; de Walter Benjamin a Jacques Rancière. En su catálogo hay autores clásicos, contemporáneos, europeos y latinoamericanos.
"La librería existió primero y en agosto de 2008 sacamos los libros iniciales de la editorial", dice Leonora Djament, fundadora del sello Eterna Cadencia, quien se encuentra en Chile. Esta mañana, la licenciada en Letras de la U. de Buenos Aires se reunió en un café del barrio Lastarria con un grupo de libreros para hablar de las novedades de la editorial (distribuida por Fernández de Castro en el país), y mañana jueves participará en la Cátedra Abierta en homenaje a Roberto Bolaño, de la Universidad Diego Portales. La cita es a las 11.30, en Vergara 240. Su conferencia se llama Nuestro Principio de Esperanza: Ensayo y Mesianismo a principios de Siglo.
Entre los nuevos ejemplares de Eterna Cadencia, títulos que se distribuyen en España y Latinoamérica, se encuentran la Obra reunida, de Juan Rulfo; Yo el supremo, de Augusto Roa Bastos; Once cuentos de Klondike, de Jack London y Nuestro mundo muerto, elogiado libro de relatos de la narradora boliviana Liliana Colanzi.
En la lista de autores nacionales están Nona Fernández (Space Invaders), Diamela Eltit (Impuesto a la carne), Alejandro Zambra (Facsímil) y Lina Meruane (Fruta podrida). Leonora Djament cuenta que los últimos autores locales que ha leído son Constanza Gutiérrez, Gonzalo Eltesch y Diego Zúñiga.
El presente
"Hemos publicado a autores inéditos. Por ejemplo, Julián López y Gabriela Cabezón Cámara, que son parte de las nuevas voces argentinas. De ellos editamos sus primeros libros", dice Djament. En el sello han apostado por continuar los proyectos de obras de otros narradores trasandinos como Federico Falco (1977) y Hernán Ronsino (1975). "Sin duda la venta de sus libros es más incierta, pero nos parece que es fundamental editarlos porque es una manera de estar inserto en las discusiones de la actualidad", comenta la editora que trabajó por más de una década en sellos como Norma y Alfaguara.
"Creo que el modo de pensar el catálogo en las editoriales grandes no daba para más", recuerda. "Yo lo veía también agotado con respecto, claro, a mis intereses. En ensayos, por ejemplo, editoriales como Taurus se estaban desperfilando", agrega Djament, quien acaba de publicar la Correspondencia (1939-1969) entre Theodor W. Adorno y el filósofo e historiador israelí Gershom Scholem.
"Nuestro catálogo es una manera de intervenir en el presente", dice la editora haciendo referencia también a las nuevas traducciones de clásicos como Madame Bovary, de Gustave Flaubert o El doble, de Dostoievski.
Quien enriqueció el estante de ensayos de la editorial fue el argentino Ricardo Piglia, fallecido en enero pasado. El autor de Respiración artificial publicó La forma inicial (2015) y Las tres vanguardias (2016). En el primer libro, compuesto de ensayos y entrevistas, se narra su experiencia como profesor en la Universidad de Princeton hasta su retiro en 2011.
"Quedaron en proyecto algunos libros con él. Habíamos hablado de publicar más clases como las de Borges, pero veremos qué ocurre. Hay que avanzar con los herederos", dice Djament y cuenta que Piglia fue su profesor en Argentina, en 1996, en un curso sobre la obra de Onetti.
Ante el panorama editorial actual concentrado en los grupos Penguin Random House y Planeta, la editora cree que hay oportunidades para los sellos independientes. "Los grandes grupos tienen un peso en las librerías; eso es indudable, y por ende mayor visibilidad. Ahora si bien ellos publican excelente literatura, hay áreas que han ido abandonando, como cierto tipo de ensayos. Paradójicamente, mientras mayor concentración editorial hay, más espacio para las editoriales medianas y pequeñas, porque hay títulos y autores que ellos no quieren publicar", dice.
Sobre conflictos permanentes del rubro, observa que "el sector editorial es muy frágil. Un problema latinoamericano es la falta de políticas públicas sostenidas, claras, a largo plazo". Puntualmente sobre Argentina señala otro obstáculo: "La inflación es muy alta, con una cotización del dólar compleja, lo que se traduce en que nuestros libros están caros para exportar".
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