El apellido Ardiman se traslada al básquetbol

Con el apoyo de su padre ex futbolista Miguel Ardiman, el homónimo deportista es hoy alero en Universidad de Concepción.




"Acompañaba a mi papá a todas partes cuando jugaba fútbol. Pero a los 15 años me di cuenta de que lo mío era el básquetbol". Este es el recuerdo de Miguel Ardiman al momento de escoger el deporte cestero.

En terreno opuesto su padre, Guillermo Miguel, más conocido por su segundo nombre, se dedicó al fútbol entre 1985 y 2003, vistiendo las camisetas de Deportes Concepción, O'Higgins y Universidad Católica, entre otros clubes. Incluso con los cruzados se coronó campeón de la Copa Interamericana en el año 1994 y marcó un importante gol en la final.

La herencia deportiva del ex defensa fue recibida por su sucesor, quien practicó fútbol como delantero hasta los 15 años en las inferiores de Huachipato. "En el fútbol me iba bien, pero un día, por mi estatura, me invitaron a jugar básquetbol en el liceo. Me gustó y sigo en eso hasta ahora. Además fue el streetball lo que me motivó más", asume Ardiman hijo.

Miguel mide 1,86 metros y eso le facilitó su adaptación a este deporte. Al momento en que consiguió conocer lo fundamental del básquetbol, se probó con gran éxito en el equipo profesional de la Universidad de Concepción.

Hace tres años forma parte del plantel e, incluso, estuvo en el equipo campeón de la Dimayor el año pasado: "Si bien no jugué en la final, me pone feliz, porque pude estar en ese plantel de grandes jugadores que alcanzó el título nacional".

Hoy es alero en el "Campanil" y pretende seguir compatibilizando sus estudios de educación física con este deporte. "Creo que no me equivoqué en elegir esto. Paso todos los días con un balón y en casa veo muchos vídeos", agrega Miguel.

Antes de dedicarse al básquetbol, Miguel pasó muchos años ligado al fútbol. Junto con su madre y hermana acompañaban a su padre por todo el país. Ahora la situación es al revés. El ex defensa de Wanderers y Fernández Vial acude a los gimnasios para acompañar a su hijo y observar su desempeño bajo los aros.

"Cuando me dice que se dedicará al básquetbol yo no tuve problemas. Mi opción siempre fue que hiciera deporte, pero no necesariamente el fútbol", asevera el padre. Además, agrega que "me pone feliz que haya elegido lo que más le apasiona y trato de acompañarlo cuando es posible".

El basquetbolista de 21 años revive algunas anécdotas junto con su padre. "Recuerdo que era defensa y no hacía muchos goles. En el 95 iba a nacer mi hermana y nos dijo que haría un gol ese mismo día. Así fue y pudo marcar uno de los pocos goles que hizo".

El padre triunfó en el fútbol y hoy traspasa sus experiencias en las divisiones inferiores de Deportes Concepción. Su hijo eligió el básquetbol y sueña con alcanzar en esta actividad los logros que en el pasado su progenitor consiguió.

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